
Iniciado por
Gon_85
Vista hoy. Me suele gustar realizar las críticas con varios días de diferencia, dejando reposar lo más posible las películas. Pero estando en plena época de Globos de Oro/ Oscars voy a comentarla en líneas generales.
Me ha parecido una cinta respetable, un retrato brutal de lo que pudo ocurrir durante la caza del terrorista más buscado de la historia, con una de las facturas técnicas más extraordinarias de los últimos años.
Bigelow dirige con mano maestra; sabe muy bien lo que quiere, centrándose única y exclusivamente en la captura de Laden y dejando atrás sentimientos y todo tipo de contenido ajeno a la trama. Una precisión seguramente inexistente en la vida real, pero que maneja y controla como pocos directores.
Ahora bien, este factor tan conseguido se convierte, a mi parecer, en su mayor defecto. Más que a una trama cinematográfica asistimos a un documental en toda regla. Al igual que en la sobrevalorada "En tierra Hostil" la directora nos introduce en el fuego de la batalla de manera asombrosa, pero después de treinta minutos se empieza a demandar algo más. Algo que no está en la historia, ni en el guión ni en la misión de Maya (Jessica Chastain). Y es sentimiento (no confundir con sentimientos).
La acertada frialdad inicial acaba apoderándose de la cinta. Los diálogos técnicos tan llamativos al comienzo acaban saturando, la cantidad de información resulta excesiva y el aburrimiento florece en algún pasaje. Y es en este momento cuando el recuerdo de su anterior película se hace patente; su intachable factura, merecedora de todos los premios posibles, acaba devorando a la propia película.
Algunos verán un acierto en este hecho. Personalmente, en una cinta de duración tan desmesurada (ésa es otra) exijo una bocanada de aire ajeno a la trama principal. No hablo de manipulación, ni tan siquiera de cuestiones ideológicas. Hablo, aquí sí, de sentimientos. Chastain refleja la obsesión de un pueblo por dar caza a su asesino moral sin la fuerza y garra que, en mi humilde opinión, necesita.
No obstante, a favor está su interpretación (estupenda, a pesar de no gustarme el tratamiento de su personaje) y unos últimos cuarenta minutos en donde, sin dejar de lado su carácter documental, la cinta adquiere otro tono muy de agradecer en el que Bigelow pone toda su artillería (nunca mejor dicho) al servicio del espectáculo inteligente.
En definitiva, cinta innegablemente buena, pero fría hasta el extremo. La oscarizada directora ha tratado de ser lo más detallista posible y, en mi opinión, ha dejado escapar (de manera, insisto, totalmente consciente) una historia que podría haber sido mucho más, tal vez el más riguroso retrato de un sentimiento que ha perseguido (y persigue) durante tantos años al pueblo norteamericano.
Nota: 6,5.