
Iniciado por
Casiusco
Es una discusión mucho más interesante de lo que parece, porque, más allá del cine, atañe a un mundo -y una propuesta cultural- donde se asume que las cosas son buenas o no por las cifras que tienen, en confrontación a aquéllos que creen que las cosas son buenas o no por lo que dicen ellos/algunos. Sin obviar que, además, todo este magma en el cual se celebran ahora estas discusiones, en su conjunto, conforma un panorama audiovisual que tiene una indudable influencia en nuestro entorno. Alrededor y en cada uno de nosotros.
Porque, aunque a veces la gente pretenda olvidarlo, o lo ignore, lo que vemos, lo que comemos, y lo que oímos, también tiene influencia, y por tanto, consecuencias; configura -y articula- todo un mosaico donde se definen los términos en base a los cuales pensamos, hablamos, valoramos la actualidad, lo que tenemos delante, y actuamos. No por una obra concreta, sino por el magma en el que respiras a largo plazo.
¿Son cine las películas de Marvel?
Permitidme cambiar ligeramente la pregunta: ¿alguna vez quisieron ser cine las películas de Marvel?
La cuestión no es menor. ¿Realmente Marvel pretende hacer cine -en este caso de superhéroes- en la plena acepción de la palabra, y asumiendo el potencial de este arte; o se trata sólo de ganar dinero con una herramienta concreta?
Aquí podríamos escurrirnos y acabar discutiendo qué es cine, al margen de quien lo haga; pero no vamos a cometer el error de enredarnos más de lo debido en eso. Acotémoslo un poco:
¿Es cine cualquier obra audiovisual con actores y un argumento? ¿Dónde está el límite?
Para mí, subjetivamente, el límite está en la intención. En querer hacer cine, con mayores o menores medios, con más o menos tino, talento, o fortuna. En asumir lo que el cine puede ser, y crear. Lo que pretendes. Hacer cine.
Marvel nunca ha intentado hacer cine. De hecho, estas opiniones más allá de su posible influencia en algunos estudios de mercado deberían importarle bien poco. A lo sumo, ha habido pequeñas variaciones de estilo dependiendo del personal, y de las preferencias particulares de las personas involucradas en algunos proyectos, más por producir una variación de un modelo, que por asumir una posición concreta. Pero no creo que haya estado entre sus intenciones.
Aquí hay una receta, un rail, un mecanismo, y un procedimiento detallado y concienzudo a seguir; con la exposición de caracteres procedentes de un cómic, que a veces más que actuar -o ser- mayormente sólo representan; argumentos casi simbólicos unidos únicamente a la posibilidad de poner los caracteres anteriores en movimiento, un movimiento análogo o directamente clonado; y, en los momentos prescritos, grandes fuegos de artificio. Una gran orgía de efectos propios de una montaña rusa de la cual ya conoces el recorrido y disfrutas satisfecho porque ya has subido más de una vez.
Una atracción donde no vas a conocer, sino a reconocer.
En el fondo, muchas veces se olvida que el hecho de que se diga que algo no es cine no significa que no se pueda disfrutar.
Sería conveniente recuperar y asumir el tacto con el que Scorsese habló en positivo de la gente implicada en hacer estas películas, de esos grandes profesionales. Lejos de despreciarlos, se deduce fácilmente que tiene una gran consideración por su talento, y por su trabajo. Simplemente, con sus palabras constata que en este caso en vez de hacer cine se han detenido a trabajar en un parque de atracciones, que, por cierto, les aporta a todos ellos una gran suma de dinero.
Porque, al margen de las posibles filias personales con los cómics, el marketing, los discursos prefabricados, o el dinero, ¿alguno de ellos participa en estas películas por lo que representan o pueden representar como obras cinematográficas?
Y aquí volvemos al inicio. El problema que se ha abierto en esta discusión no radica en si las películas de Marvel son cine o no; sino en ese entorno cultural que asume que cualquier cosa lo puede ser.
Porque ahora nada importa salvo la subjetividad; pero no subjetividad pura, ni personal, sino condicionada más que nunca por todo lo que han montado a nuestro alrededor: no por criterios cinematográficos, ni culturales, sino meramente económicos. No es cine, it’s bussiness.