Tema: Las últimas pelis que has visto en casa

MARCELO
Se estrenó por ahí del 2013 en un festival, y desde entonces ha estado enlatada esperando promesas de distribución comercial. La encontré en una exhibición casi clandestina de la facultad.
Marcelo es un joven adulto, pero vive casi como niño bajo el asfixiante cobijo de su madre.
Pese a su inocencia, Marcelo no puede contener más su madurez sexual y empieza a salir con su extrovertido vecino, a quien ve como a un superheroe de comics. Su madre, porsupuesto, hará todo en su poder para terminar esa relación.
Una película muy fresca, creativa, y sumamente carismática es una verdadera tragedia que nadie quiera distribuirla.
Sin duda lo que más resalta es el actor protagonico, que con este papel trata con toda el alma de demostrar que es más que una cara bonita.
Pero es precisamente su guapura el principal problema de la cinta, es dificil creer su personaje cuando es tan claramente un galan de telenovelas en botarga de gordito ñoño.

Vistas dos películas muy diferentes que van del amor al sexo.
Amore, de Roberto Rossellini, consta de dos episodios que tienen como denominador común la omnipresencia de Anna Magnani. El primero, titulado “Una voz humana”, está basado en un monólogo teatral de Jean Cocteau, que los almodovarianos recordaréis porque es la obra que representa Carmen Maura en La ley del deseo. El director manchego reconoce que la obra de Cocteau también le sirvió de punto de partida para Mujeres al borde de un ataque de nervios. Y es que se trata de la conversación por teléfono que mantiene una mujer con su amante, que la acaba de abandonar. Es un “one woman show” de la Magnani: llantos, gritos, risas (pocas), un festival de primeros planos. A mí siempre me ha parecido un episodio demasiado artificioso, una visión de la “other woman” (que cantaba Nina Simone) demasiado tópico, patético. El segundo episodio, en cambio, “El milagro”, basado en un argumento de Federico Fellini, me parece excelente. La Magnani una vez más es ahora una cabrera algo alucinada y alelada, que cuenta sus visiones de santos. Un día, mientras cuida las cabras en un paisaje agreste, rocoso, espectacular, aparece un vagabundo que ella toma por San José (y que encarna el mismísimo Fellini). Como resultado de ese encuentro queda embarazada, cosa que ella atribuye a un milagro, lo que le conlleva las consiguientes burlas crueles de los habitantes del pueblo cercano. Aquí sí que Rossellini se muestra en toda su dimensión, recordándonos algunos de sus momentos más brillantes, por ejemplo, la ascensión de la Magnani al monasterio donde acabará dando a luz recuerda la de la Bergman a la cima del volcán en Stromboli. Preciosos paisajes, magnífica fotografía, excelente banda sonora de Renzo Rossellini, su hermano, y sensacional Magnani.

La otra película es L’orgia, de 1978, de Francesc Bellmunt. No la llegué a ver en su día cuando fue todo un acontecimiento social en Barcelona (no sé cómo funcionó en otras ciudades). Salió en el momento oportuno, trasladando al espectador una mezcla de softcore y reivindicación más o menos política (más bien generacional que otra cosa), con los juveniles cuerpos de un grupo de estudiantes de teatro en cueros practicando el sexo de manera aparentemente desinhibida (entre los que reconocemos a Juanjo Puigcorbé, Carme Elias, Sílvia Munt o Assumpta Serna), y un tono levemente contestatario y transgresor (ese Puigcorbé paseando en cueros por las calles de Barcelona sobre una Vespino). En su día funcionó, pero hoy resulta una propuesta francamente muy poco estimulante (mal realizada, peor dialogada e interpretada con muy poco oficio), sólo interesante desde un punto de vista sociológico e histórico. Como detalle cinéfilo, el grupito se recupera de sus alardes sexuales viendo cine en la televisión: La mujer pirata, de Tourneur, y Psicosis, de Hitchcock.

No firmes más letras, cielo (1972) de Pedro Lazaga.

Comedieta española típica de la época, aunque con algunos elementos sociológicos algo más interesantes e ingeniosos que los de la clásica zafiedad de sus coetáneas: una visión enaltecida de la libertad de la soltería en detrimento del matrimonio (incluidos hilarantes saltitos en cámara lenta yendo a pescar con los amigotes), a costa del tópico del hombre buenazo tontorrón seducido por las maquinaciones de las mujeres (esposa y suegra); la aparición de los ordenadores (de burdas lucecitas y sonidos) quitando empleos a las personas; y una crítica a los excesos consumistas, capaz de dejar pelado al individuo comprando toda serie de cachibaches. Curioso el pensamiento popular bajo una dictadura derechista no tiene que ser necesariamente pro-consumismo, pues supone un choque entre la tradición y lo rural –que debe ser defendido- en contraposición a lo urbanita. Hay una parte graciosa en que ofrecen un espectáculo-negocio a las turistas, ofreciendo Landa una performance de español bandolero, sucio, de enorme navaja, supuestamente asustante y a la vez atractivo para las extranjeras. En fin, no es gran cosa, pero más simpática y menos idiota de lo acostumbrado.

En la revisión de algunos de esos films llamados “de infancia” que se tenían por buenos, a veces se llevan pequeños o grandes chascos (en mi caso, Cazafantasmas, Krull, Willow …) lo que lleva por algún tiempo a mirar con gesto cínico el cine comercial ochentero con el muchos crecieron (me included), alegando que era un cine mediocre intoxicado por la nostalgia. Afortunadamente ese tiempo pasó rápido y gracias a otras (más positivas) revisiones, descubro que, aunque había basura –como es lógico- también se detecta una corriente de inventiva argumental y visual mucho más pronunciada que en el cine actual, en conjunto con menor malicia y personalidad estética que el de 30 años antes (en mi modesta opinión). Nótese que estoy hablando de cine comercial Jolibú. Le ha tocado el turno a uno de esos ejemplos positivos, que de hecho me ha parecido mejor de lo que recordaba, aunque curiosamente para muchos, con esta peli les ha ocurrido lo contrario.



Gremlins (1984) es un estupendo dark fantasy, del que tenía un vago recuerdo de que tardaba demasiado en arrancar, pero vista ahora no es tanto, narrativamente está muy conseguida y equilibrada. Lo mismo para los componentes y detalles turbios, si bien se entiende el “podía ser más virulenta”, comentario que ha ido creciendo especialmente tras saberse lo de ese guión original descartado por tan tremebundo que era• Pero la verdad es que la oscuridad del film y los detalles wicked me parecen lo bastante ajustados para una fábula sin pretensiones (me recuerda, pues la he visto hace poco también a “Eduardo Manostijeras”, cuyo acidez hacia el american-way-of-live podrían haber tenido tintes explícitos más agresivos, que no quita para que me parezca magistral), a lo que ayuda el excelente pulso, planificación y puesta en escena de las situaciones de suspense (lo del profesor, los ataques a la madre y la parte final) por parte de Joe Dante … y naturalmente los maravillosos animatronics de Chris Walas. En realidad aún ahora sigue llamando la atención asistir a perversos”jokes” sobre la gente que se suicida en Navidad o Santa (Papa) Claus muriendo en una chimenea, en un producto Amblin. Atractiva atmósfera siniestro-navideña de la foto de John Hora; Zach Galligan bien, Phoebe Cates algo más sosa, pero parejita protagonista agradable sin llamar demasiada atención; y divertido (entre muchos) homenaje final al Drácula fisheriano.

Gremlins 2, la nueva generación (1990) es un cartoon, la escena del bar del primer film estirada a 105 minutos, es Dante y el guionista Charlie Haas convirtiendo a los gremlins en los hermanos Marx, dejándolos caer (como hacían con aquellos) en un lugar tipo, emblemático de lo socio-económico-cultural, para propagar el caos, la sátira y humor de todo tipo: el anticorporativismo y mass media (“Daniel Clamp” … jaja), el cartoon Warner (por supuesto), las mil y una referencias cinéfilas (creo que no existe peli en la historia con más, RECORD) y hasta la mordacidad hacia su antecesora y hacia sí misma. Pese a una parte de gags sin gracia y que la mezcolanza de humores no está del todo conseguida (servidor hubiera llevado más a fondo algún aspecto en detrimento de otro), la película es notable y muy divertida, y su simple existencia como producto suicida –casi imposible imaginarse algo así ahora- resulta deliciosa ya solo como concepto. Los bichos en sí mismos geniales (mejor que los humanos) y se pueden destacar escenas sensacionales como algunos speech realmente malévolos del Brain Gremlin, la de el crítico de cine Leonard Maltin, la discusión sobre la absurdidad de las reglas Gremlin y la escena del cine y Hulk Hogan (mucho mejor que esa de John Wayne por la que fue sustituida) en la que el film posiblemente alcance el cenit de su discurso anárquico (no entiendo porqué la cambió Dante).

Ambos films, para mi gusto, a un nivel similar, dentro de sus diferentes planteamientos y pretensiones.

Ayer mismo:

Carrie, de Brian de Palma, una película que ha envejecido bastante bien, aunque no llega a dar "miedo", siempre hay un clima de tensión que solo consiguen las películas de hace algunos años.

La actuación de una jovencísima Sissy Spacek es muy buena en absoluta concordancia con el personaje que interpreta, no desde el punto de vista físico, pero si en cuanto a timidez e inquietud. También mencionar la sorpresa de ver a Travolta en sus años mozos, en un papel secundario que no pasa desapercibido por motivos del propio guión.


Le pondría un 6,5, perfecta para noches de Hallowen.

Saludos.

Papillón
Drama carcelario del año 1973

Basado en la novela autobiográfica escrita por Henri Charrière "Papillon", un hombre declarado culpable de asesinato de un crimen que según él no cometió (parece ser que mató a un proxeneta) y condenado a cumplir condena en un penal de la guayana francesa,en una isla en medio del oceano

El protagonista interpretado por una leyenda de hollywood como Steve McQueen y un joven Dustin Hoffman como un falsificador de bonos del estado también condenado con el que entabla una amistad e intenta fugarse

Es la típica historia de carceles donde se ve la relación entre los presos, las condiciones infrahumanas en las que viven, la dureza con las que los tratan las autoridades ( las peores faltas se castigaban con la guillotina),los intentos de fuga y sus consecuencias...

Y finalmente cuando por fin consiguen escapar la cosa se convierte en una película de aventuras por islas paradisiacas

Curiosamente el personaje real falleció en Madrid en 1973

El director es Franklin J. Schaffner (el de El planeta de los simios) y la banda sonora es de Jerry Goldsmith (que también hizo la de El planeta de los simios)

Estuvo nominado al oscar en 1973
El tema principal:


Es larga,dura 150 minutos pero es muy recomendable, sobre todo a los que les gusten historias de carceles (fuga de alcatraz, la gran evasión y este tipo de historias)

Iniciado por elblayet

Ayer mismo:

Carrie, de Brian de Palma, una película que ha envejecido bastante bien, aunque no llega a dar "miedo", siempre hay un clima de tensión que solo consiguen las películas de hace algunos años.

La actuación de una jovencísima Sissy Spacek es muy buena en absoluta concordancia con el personaje que interpreta, no desde el punto de vista físico, pero si en cuanto a timidez e inquietud. También mencionar la sorpresa de ver a Travolta en sus años mozos, en un papel secundario que no pasa desapercibido por motivos del propio guión.


Le pondría un 6,5, perfecta para noches de Hallowen.

Saludos.

La película completa hace mucho que no la veo pero la escena en el baile la he revisado muchas veces y es alucinante. Tengo prisa y no he encontrado un corte más amplio, que se vea desde que está la pareja en el escenario, recibiendo los aplausos hasta que Sue empieza a darse cuenta de que ocurre, que es desde donde empieza el vídeo que enlazo. Tensión, música, edición, tremebundo momento:



El plano del 0:42 siempre me gustó, no se porque, pero imagino es uno de esos logros rematados en la sala de edición.

Synch

Iniciado por Synch

La película completa hace mucho que no la veo pero la escena en el baile la he revisado muchas veces y es alucinante. Tengo prisa y no he encontrado un corte más amplio, que se vea desde que está la pareja en el escenario, recibiendo los aplausos hasta que Sue empieza a darse cuenta de que ocurre, que es desde donde empieza el vídeo que enlazo. Tensión, música, edición, tremebundo momento:



El plano del 0:42 siempre me gustó, no se porque, pero imagino es uno de esos logros rematados en la sala de edición.

Synch

Es una película muy buena aunque como digo creo que se queda corta, creo que todos esperamos un poco más de acción. Aún así recomendable el re-visionado, y para todos aquellos que no la hayan disfrutado, que la marquen como pendiente.


Un saludo.

Con motivo del Día Conradiano, según lo ya hecho en años anteriores, hoy he revisitado La tumba india: la misión del yogi.

Para mí, esta película es algo así como el equivalente en cine de un frasco de Maderas de Oriente: una visión art decó, un tanto irreal, como esos tebeos antiguos de aventuras, pero con todo, con cierto atractivo ingenuo, del remoto Oriente, concretamente de la India. La película se basa en un texto de Fritz Lang y Thea von Harbou, por aquel entonces su esposa y guionista de muchas de sus películas, que trata sobre muchos de los temas usuales sobre todo en las primeras películas de Lang y en gran parte del cine alemán de la época: cierta noción de fatalismo, la idea de la traición, la venganza, la culpa y los subsiguientes remordimientos, los enamorados que se enfrentan a las peores adversidades, cómo lo que soñamos o deseamos se puede volver en nuestra contra y un marcado interés por las culturas de países exóticos y por el esoterismo. El enfrentamiento entre lo racional (representado por el arquitecto Herbert Rowland -Olaf Fonss-) y lo maravilloso e imposible (el mundo de Ramigani, el Yogi -Bernhard Goetzke-) es otro de los temas de la película. Así pues, la pareja feliz y perfecta, dispuesta a arrostrar cualquier peligro, formada por el arquitecto Herbert y su novia Irene (Mia May) se nos muestra como lo opuesto al triángulo amoroso formado por el vengativo marajá Ayan (Conrad Veidt), su esposa la princesa Savitri (Erna Morena) y el amante de ésta, el militar británico McAllen (Paul Richter), marcada por la fatalidad y el rencor.

Según parece, esta película (cuyo rodaje fue muy accidentado, por algún lado he leído noticias de que a la actriz principal, que era la esposa del director y su ayudante, le dió un patatús durante el rodaje, tigres escapados que habían de ser abatidos a tiros por la policía y elefantes que mataban a extras al sentarse encima de ellos), en un principio iba a ser dirigida por Lang, pero no se sabe muy bien por qué, al final la acabó dirigiendo Joe May, que nunca pasó de director de segunda fila, y se nota. Una película de Fritz Lang, como Los Nibelungos o Mabuse, mantiene al espectador en tensión durante las cuatro horas y pico que pueden durar, y sin que se hagan pesadas. May hace meramente un folletín de aventuras un tanto tedioso y rutinario, que tarda muchísimo en arrancar y que logra alcanzar cierto encanto naïf gracias a la grandiosidad de los decorados y al interés que de por sí tiene la historia. Tan escamado estuvo Lang con no haber dirigido él la película (una lástima, me hubiera encantado que hubiera dirigido a Conrad), que, años después, dirigió un remake que aunque desvirtúa bastante el carácter de la original, reduciéndolo aún más si cabe a un tebeo de aventuras, y no cuenta con actores del carisma de Veidt y Goetzke, resulta bastante más entretenido. Resumiendo, en la original tenemos a pocas señoras y no muy atractivas, la mayoría del rato, tapadas hasta el cuello. Lo más chocante que veremos es a Conrad pintado de purpurina y adornado como para participar en la Gala Drag Queen del Carnaval de Las Palmas (sólo los actores del cine mudo pueden estar tan ridículos y magníficos a la vez ); en el remake, tenemos a Debra Paget bailando semidesnuda ante una cobra animatrónica bastante cutre, todo ello presidido por la mirada de una enorme diosa de piedra con atributos femeninos igualmente enormes . Tal vez simplemente May (que acabó haciendo películas de propaganda y fantásticas de serie B en Hollywood), no era un director tan creativo y original como Lang, que dominaba perfectamente todos los recursos expresivos y con justicia podría ser calificado de "mago del suspense" antes que Hitchcock, o tal vez, se vio dominado por una producción tan mastodóntica como lo fue en su día esta Tumba india. Fue, por cierto, un considerable fracaso de crítica y público en su momento, tal vez por que se toma muchísimo tiempo para que no pase nada, como ya he dicho, y resulta demasiado lenta, por no hablar de la suspensión de credulidad que requieren algunas situaciones (que se daban también en la versión posterior de Lang, a pesar de lo cual, los elementos irreales o fantásticos estaban mucho mejor integrados). Con todo, algo debía de tener esta historia para atraer a los cineastas alemanes: aparte del remake de 1959, aún se hizo otro en 1938 (que no he visto).

En la segunda parte de esta reseña, que tratará sobre la segunda parte de esta película, El tigre de Esnapur (pues en realidad es un díptico formado por dos películas), trataré de comentar algo más sobre la historia, los personajes y las interpretaciones.

Batman: Asalto en Arkham

La mejor pelicula de animacion de DC , te atrapa y no decae en ningún momento en parte gracias a la química entre los personajes. Impresdi¡¡cindible si te gustan la mitología de Batman.

Ójala este al mismo nivel la de este verano.

"G.I. Joe" de Stephen Sommers con Channing Tatum y Sienna Miller. Un grupo de operaciores especiales, los G.I. Joe, deben detener a una organización que se ha apoderado de un arma destructiva que afecta corroyendo el metal. Una película palomitera llena de pirotécnia, con la que pasar un rato entretenido con interpretaciones pasables.

Segunda entrega de La tumba india: El tigre de Esnapur.

Cabría preguntarse qué va a enterrar esa Tumba india del título de la primera parte: si una hermosa y amada mujer como cree el, en un principio, incauto arquitecto Herbert Rowland, un gran amor, como dice en un momento el Marajá, o una gran culpa, como dicen los intertítulos finales de la película. Del mismo modo, resulta difícil (o no tanto) trazar una metáfora entre el tigre de Esnapur del título de la segunda parte y el cruel Marajá (en la versión de 1959 creo que resultaba más confuso porque había un peligroso tigre de verdad suelto por los alrededores, y se organizaba una cacería para capturarlo -la cacería también tiene lugar aquí, pero es más bien una caza humana-; además había una subtrama, que falta aquí, en la que el Marajá tiene un hermano aún más perverso que él que urde un complot para hacerse con el trono: si alguien la tiene más reciente, que me diga si estoy en lo cierto).

Sigo viéndole los mismos defectos a esta segunda parte que a la primera (parece que se rodaron a la vez, según se hacía entonces con bastantes películas): muy lenta en el paso, demasiado episódica, con un montaje no muy hábil y una serie de situaciones que requieren de una suspensión importante de la incredulidad. Y con todo, tanto el prólogo de la película como el tercio final, donde casi no hay acción ni rótulos que la expliquen, resultan singularmente poderosos y emocionantes. En medio de tanto naïf encanto vintage, podemos sentir el misterioso poder de la fuerza del sino, ese fatalismo tan del gusto germánico y también tan oriental, podemos entender el insólito poder de la pantalla silente que aún hoy en esta era de CGI mareante y 3-D aturdiente, sigue embrujando a todo aquel lo bastante sensible y lo bastante paciente como para sumergirse en el extraño y a la vez familiar mundo de la pantalla silente. En este caso, encuentro que el título inglés de la película -Misteries of India- quizá le haga más justicia a la historia que ésos Sendungs des Yogi y Tiger von Esnapur.

En el inquietante prólogo, vemos una procesión de sombras ante la majestuosa arquitectura de un templo indio, presididas por la alta y no menos desasosegante silueta de un marajá. Cavan un agujero en el suelo y desentierran a un hombre que aparentemente estaba muerto, y que revive ante nuestros mismos ojos. Es Ramigani, el Yogi (Bernhard Goetzke), que de acuerdo a los misteriosos preceptos de su religión, debe ponerse al servicio del hombre que lo reviva, en este caso Ayan, el marajá de Bengala (Conrad Veidt) y satisfacer todos sus deseos: tal vez para probarle la futilidad de los mismos (la película no lo aclara, y es lástima). Ramigani parece investido de poderes casi ilimitados: no sólo parece capaz de resistir a la muerte, sino que es omnisciente -sabe cuál es el encargo del marajá sin que él se lo diga- y puede materializarse de pronto al otro lado del mundo para cumplir los deseos de su amo. Y es lo que hace: aparece de pronto en plena campiña inglesa, en casa del arquitecto Rowland (Olaf Fonss), cuya mente también parece leer: momentos antes, éste se ha lamentado de que no va hacer ninguna obra por la cual vaya a ser eternamente recordado ("tener un encargo así, una vez en la vida..." dice ante una foto del Taj Mahal, a lo cual su novia Irene -Mia May- más realista, le contesta "las princesas indias no mueren todos los días").

Ramigani lleva de parte de su amo el marajá un encargo para Rowland: construir una tumba magnífica para la mujer que era más amada para el corazón del soberano. Pero las condiciones son un tanto extrañas: debe partir con Ramigani en el curso de una hora y nadie debe saber que se ha ido a la India. Contra su voluntad, Rowland acepta -tal es su deseo de levantar un monumento que inmortalice su fama como arquitecto-. Sin embargo, todos los intentos que hace por trabar contacto con su novia Irene son de algún modo frustrados por Ramigani. Con todo, Irene logra dar con el paradero de su novio y -en contra de la voluntad de su padre- al cabo de muchas aventuras, presentarse en el palacio del marajá, casi a la vez que Rowland llega. Sin embargo, y por orden del marajá, sin cuyo consentimiento nada pasa en Bengala, aún pasará mucho tiempo antes que logre encontrarse con su prometido.

Rowland es tratado con gran deferencia en la corte, pero a poco de llegar, empieza a notar que algo extraño pasa ahí. Durante un paseo a caballo por el lugar donde la tumba ha de erigirse, averigua del propio marajá que la tumba no es para alguien ya fallecido. La destinataria de la tumba es la princesa Savitri (Erna Morena), esposa del marajá y el gran amor de su vida hasta que éste descubre un día que ella le ha hecho traición con un amigo suyo, el oficial inglés McAllan (Paul Richter). La princesa está recluida en sus habitaciones desde entonces, y McAllan, que no sabe que su secreto ya no es un secreto, se ha convertido en objetivo de la venganza del marajá, corriendo un peligro mortal. La criada de la princesa, Mirrjha (Lya de Putti), sabe que dos paisanos de Mc Allan se alojan en el palacio, y por orden de su señora, intenta advertirles del peligro que corre McAllan, por si alguno de ellos puede hacer algo por él. Desafortunadamente, su intervención tendrá consecuencias inesperadas y fatídicas. Ocurrirán muchas siniestras y extrañas peripecias antes que quede de manifiesto cuán vacía ha sido la venganza del marajá, que ha marcado trágicamente las vidas de cuantos han tenido que ver con ella en algún momento, y cuán arrogante ha sido Rowland al querer sacrificarlo todo por un sueño vanidoso. Empero, en última instancia, Rowland es redimido tanto por el propósito superior de su arte como por el amor, constante y sin reservas que hay entre él e Irene.

Precisamente esta idea tan interesante queda diluida en medio de un exceso ocurrencias novelescas, y pierde fuerza por la falta de desarrollo de algunas situaciones y personajes.

La traición de que es objeto el marajá es uno de los pilares de la película: para que te tengas que creer su venganza, tienes que ver realmente la historia de amor entre la princesa y el militar inglés y ver cómo era antes del matrimonio del marajá, pero todo lo que hay es un par de escenas de amor muy tópicas y pasteleras entre Savitri y McAllan, y a poco después, al marajá entrando en la misma habitación, montando una escena de celos y dejando caer una velada amenaza. El interés que Irene despierta en el marajá, y que, en cierto modo, empieza a detonar el desenlace, es otro de ellos, pero desgraciadamente esto tampoco está muy bien resuelto: no se entiende que en un momento dado salve la vida de Irene y la perdone y poco después la intente utilizar como escudo humano, lo que hace además que la escena precedente no tenga demasiado sentido; tampoco que la separación de los dos enamorados, que es uno de los motores de la película y cuyos intentos por reencontrarse contra la voluntad del padre de la chica, del marajá y de la mitad de los santones y yogis de subcontiente indio, causan infortunios sin cuento, al final se resuelva a golpe y porrazo y fuera de cámara, quedando resumida sólo en un intertítulo (me pregunto si faltarán escenas). Por otra parte, un personaje sumamente interesante, como es Ramigani, desaparece abruptamente en el último tercio de la película, y no volvemos a saber de él. Además, todo ésto quedará diluido entre subtramas con padres gruñones, palomas mensajeras y cónsules británicos de los que no se vuelve a saber nada, elefantes, cocodrilos y tigres antropófagos (de los que el marajá siempre guarda un pozo lleno, porque nunca se sabe cuándo van a hacer falta), disfraces de dioses indios que más parecen de drag queen , funciones teatrales un tanto aparatosas en templos (a las que el marajá parece también muy aficionado), sótanos llenos de yoguis tan sadomasoquistas como vengativos con los que te topas por menos de nada, y que por menos de nada de sueltan una maldición, y leprosos que parecen extras de La isla de las almas perdidas

Los actores tampoco ayudan demasiado. Quitando a Veidt y a Goetzke, y en cierta medida a la de Putti -que aporta cierta frescura al conjunto en el papel de la sirvienta Mirrjha-, que tienen los mejores momentos, la mayoría resultan un tanto acartonados y no demasiado bien elegidos. Olaf Fonss más parece el padre del arquitecto que el arquitecto. Otro tanto puede decirse de Mia May (que además era la esposa del director y la ayudante de dirección). Con todo, tiene cierto sentido que no sea muy joven ni muy guapa, con un aire matronil, (en una escena en que va a ver al marajá vestida con una especie de túnica y un velo, casi parece una Dolorosa) dado que Rowland tampoco lo es. Y su personaje resulta de lo más interesante: no es la típica damisela en apuros, sino una mujer fuerte y decidida, dispuesta a pasar por mil peligros y dificultades por su amor. Y lo que es más: de llamar precisamente la atención del marajá -que empieza a experimentar por ella una especie de interés romántico- dado que ella es precisamente todo lo contrario a la mujer a que amó y que le traicionó. Deberían tomar nota los cineastas y productores de ahora, en cuyas películas parece que sólo hay mujeres de menos de treinta y cinco años (dejando aparte a Meryl Streep) y puestas ahí meramente para lucir palmito.

Terriblemente insípidos resultan Erna Morena -una actriz con una perpetua cara de tísica- y Paul Richter (el guaperas germánico de películas como Los nibelungos y El doctor Mabuse), quizá también porque sus personajes son notablemente los más tópicos y menos desarrollados.

Pero son, como ya dije, Goetzke y Veidt quienes tienen los mejores momentos. El primero es uno de esos actores que quizá hoy no son todo lo recordados que se merecerían -al igual que Conrad, aunque, al contrario que él, parece que tuvo algo que ver en éso el que en los años que la guerra parece que hizo bastantes pelis de propaganda nazis y ésto acabó jugando en su contra-. En Las tres luces ya dio muestras de su buen hacer interpretando a personajes misteriosos y con un aura fatal y sobrenatural -un poco también al mismo estilo que los mejores personajes de Conrad-, aunque con un físico un tanto distinto, tosco y casi granítico, e inculcándoles una especie de aire reverencial, como de hombre santo o figura religiosa, que es al fin y al cabo lo que hace aquí. No sólo es el místico imbuido de poderes misteriosos y casi sobrenaturales, sino en cierto modo, la voz de la conciencia del marajá que no escuchará, con trágicos efectos. Es lástima que su personaje no tenga más desarrollo ni aparezca en más escenas (en un momento dado, desaparece de la película y no volvemos a saber de él).

Curiosamente, muchos de los personajes de Conrad, especialmente al inicio de su carrera, eran tipos de procedencias exóticas -árabes, indios, italianos, rusos...-. Un precedente de este marajá de Bengala (y de la película misma) lo podemos encontrar en el vengativo sacerdote indio de Furcht, pero si bien a éste lo guiaban motivos espirituales, los del príncipe Ayan son mucho más egoístas. Bello e inquietante como un tigre, la conducta del soberano bengalí va desde la rabieta del niñato malcriado a la suprema autoridad de un monarca semidivino, para alcanzar grandeza realmente trágica en las escenas finales -que sólo un gran actor hubiera aguantado-, cuando él comprende -y comprendemos nosotros- que lo ha perdido todo, y lo ha perdido todo por su propia culpa. No sólo éso, también se ha llevado por delante a varias personas, y ha puesto en peligro a varios inocentes. Comprendemos verdaderamente entonces que un hombre puede cometer acciones malvadas sin ser él realmente malvado (y según el propio Conrad -que es recordado precisamente por sus villanos- él nunca interpretó a villanos, sino a tipos fuertes y simpáticos), y que en el origen del mal muchas veces está la desgracia más sencilla. El desamor. La soledad. El hastío. Verdaderamente, ya sólo por estas escenas finales la película merece el visionado.

Una interesante rareza que sin embargo, sólo recomendaría a paladares avezados en las delicias silentes.

Iniciado por Jane Olsen

Segunda entrega de La tumba india: El tigre de Esnapur.

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Sigo viéndole los mismos defectos a esta segunda parte que a la primera (parece que se rodaron a la vez, según se hacía entonces con bastantes películas): muy lenta en el paso, demasiado episódica, con un montaje no muy hábil y una serie de situaciones que requieren de una suspensión importante de la credulidad. [...]

Fin de semana con tres propuestas muy diferentes:
Providence, de Alain Resnais. De entrada, lamentar que no tengamos ninguna edición decente de esta película, ya que la que se editó hace años sólo llevaba doblaje en francés y en castellano, pero no la versión original en inglés. Si eso pasa en un film con las voces de Dick Bogarde, John Gielgud, Ellen Burstyn, David Warner y Elaine Stritch, la deficiencia se incrementa exponencialmente. Resnais nos ofrece un film fascinante y extraño, en el cual durante una larga noche de insomnio un viejo escritor (Gielgud) enfermo y alcoholizado entremezcla recuerdos de familia y la trama de una posible novela, convirtiendo su peculiar ajuste de cuentas con el pasado en materia de ficción. Resnais convierte esa mezcla de recuerdos e imaginación (algo tan presente en su cine) en imágenes oníricas, surrealistas, donde aparecen y desaparecen escaleras, cambian los decorados y surgen como de la nada personajes estrambóticos (¡ese futbolista, siempre arriba y abajo!). De fondo, el sustrato ficcional incluye una especie de narración distópica que pone el énfasis en la vejez y la muerte. Extraordinariamente filmada e interpretada, la película cuenta además con una espléndida banda sonora de Miklos Rosza, en uno de sus últimos trabajos.

Velvet Goldmine, de Todd Haynes, la visioné como particular homenaje a David Bowie. Para los que crecimos oyendo a Bowie, Lou Reed, Steve Harley, T.Rex, Roxy Music y otros tantos intérpretes que en su día se asociaron, más o menos acertadamente, al denominado “glam rock” (y que aquí se agruparon bajo la equívoca etiqueta de “gay power”), se trata de un film imprescindible. Haynes da rienda suelta a su imaginación desbordante en un film que bebe directamente de la estructura de Ciudadano Kane. En este caso, se trata de indagar en el pasado de un célebre cantante, Brian Slade, trasunto indiscutible del Ziggy Stardust de Bowie, encarnado por un adecuadísimo Jonathan Rhys Meyers. Se recurre a diversos personajes que lo conocieron, como en el film de Welles, con especial mención de un desinhibido Ewan McGregor como Curt Wild, mezcla de Iggy Pop y Lou Reed a partes iguales. Inolvidable su interpretación de “TV Eyes”, de The Stooges. Fascinante, glamurosa.

Por último, La profecía, de Richard Donner. Eficacísimo film de terror, interpretado con elegancia por Gregory Peck, la bellísima Lee Remick y David Warner. Donner, perfectamente arropado por la banda sonora de Jerry Goldsmith, consigue resultar inquietante a pesar de lo previsible de la trama. Espectaculares algunos de los momentos: esa visita nocturna al cementerio etrusco o la muerte del padre Brennan. Mención aparte merece el responsable de elegir al niño que encarna a Damien: perfecto como ser diabólico (¡ha de ser duro quedar ligado desde niño a un personaje como este!).

Iniciado por mad dog earle

Y no era la primera vez .

Es lo que suele pasar cuando escribes a golpe y porrazo, a horarios tenebrosos de la madrugada, en medio de fuertes sospechas de que tu casa está encantada, y siendo progresivamente invadido por aquella deliciosa sensación a que se refería aquel: una cosa a medio camino entre la sarna del séptimo año y el delírium tremens.

Anoche vi Escobar: Paraíso perdido (2014). Ya he escrito en su hilo correspondiente, pero como veo que está un poco muerto también dejo mis impresiones por aquí:

Se ve con agrado y no se hace pesada, pero no se, no cala, no deja huella. Eso sí, aviso: el que esté esperando un biopic de Pablo Escobar puede abstenerse de ver esta película. El personaje que da título a la cinta no es más que un secundario de lujo. No sale todo lo que se espera y no se profundiza en su psicología; unas cuantas pinceladas por aquí, otras cuantas por allí, y ya.

El protagonista es el canadiense, que se enamora de la sobrina de Pablo Escobar y de la noche a la mañana entra en su círculo de confianza. Y bueno, la supuesta estrecha relación entre este y el narco te la tienes que imaginar, porque en un pis pas se conocen y te meten una elipsis de 2 años que te lleva al inicio de la película.

Me atrevo a decir que hay dos factores que han jugado en contra de la película. El primero es que el peso dramático de la cinta la lleva el canadiense y no Escobar. Esto, a larga, juega en su contra porque el personaje realmente interesante es el del narco. El segundo es que la película sea para mayores de 13, pues doy por hecho que esto les habrá limitado a la hora de plasmar las barbaridades que hacía el llamado patrón del mal.

Y bueno,si me permitís que me ponga puntilloso, diré que el vestuario de época no está logrado del todo. Es un sí pero no. Me explico poniendo los atuendos del protagonista como ejemplo. El canadiense luce atuendos con prendas y estampados propios de finales de los 80s-principios de los 90s pero los lleva como los llevaría una persona en la actualidad, es decir, en vez de llevar vaqueros de corte alto y camisas anchas y con una talla más grande, lleva todo más ajustado, más al estilo de ahora.

Para que nos entendamos:



Me dices que el de arriba es un tipo de 2015 comprando en el súper y me lo creo.

En cambio...





¿Veis por donde voy?

Pero no malinterpreteis mis palabras. No es para nada una mala película, simplemente no es memorable. Como he dicho al principio, entretiene, es disfrutable y se ve con agrado; además, Benicio es, simple y llanamente, Pablo Escobar, con esos gestos y esas miradas tan intimidantes, pero, pss... le falta algo, e imagino que ese algo es lo que hace Escobar: Paraíso perdido no vaya a pasar a la posteridad.

Por cierto, hablando de Pablo Escobar en la ficción, intenté ver la serie colombiana Escobar, el patrón del mal (2012) cuando la pasaron por la difunta Intereconomía y me fue imposible: esa interpretaciones tan telenovelescas fueron superiores a mi. Visto el panorama y a falta de ver Narcos, me atrevo a decir que la mejor adaptación de las andanzas del patrón del mal fue la que se hizo en El sequito (2004), Medellín, con Vincent Chase dando vida a Pablo Escobar Gavíria.




Saludos

D.

A raíz de la lectura del poema épico medieval “Cantar de los nibelungos”, he revisado el díptico languiano sobre el tema (La muerte de Sigfrido y La venganza de Krimilda) y el que realizó durante los sesenta, en luminosos colores y formato panorámico, Harald Reinl (La muerte de Sigfrido y La venganza de Krimilda). Convencionalmente, el poema medieval también se suele dividir en dos partes que coinciden más o menos con las divisiones de las versiones cinematográficas.

La primera de las parte es la que quizá se diferencia más de la obra literaria tanto en la versión de Lang (y Thea von Harbou, autora del guion) como en la de Reinl, aunque es algo más fiel Lang. Reinl introduce elementos probablemente tomados de la tetralogía wagneriana El anillo del nibelungo: el poder del anillo (ausente de Lang y del poema), el rescate de la valquiria Brunhild por parte de Siegfried (ausente también de Lang y del poema, donde en ambos casos se trata de una reina islandesa, no de la hija de Wotan); y también difieren ambas versiones en la manera como se narran los episodios más legendarios: la forja de la espada en el taller de Mime y el enfrentamiento de Siegfried con Alberich, el nibelungo. A la hora de plasmar la historia en imágenes, Lang recurre a un decorativismo muy de la época (modernista o art déco), lleno de figuras geométricas, de formas rectas (la quintaesencia es la figura de Kreimhild, la que será esposa de Siegfried).



El film de Reinl lleva el tema hacia lo genérico, entregando un buen film de aventuras, que por momentos recuerda el péplum italiano (por cierto, nos encontramos a Terence Hill/Mario Girotti encarnando a Giselher, el hermano más joven de Kriemhild).

Spoiler:

Hay un detalle argumental que difiere en ambas versiones del poema original: tanto Lang como Reinl llevan a Brunhild al suicidio (Lang, ante el cuerpo de Siegfried; Reinl, ante su tumba), una vez consumada su venganza sobre Siegfried, mientras que en el poema, simplemente desaparece de la narración durante la segunda parte.

Coinciden también en la caracterización de Hagen von Tronje, personaje central, auténtico catalizador de todas las venganzas (la de Brunhild y la de Kriemhild) que se urden a lo largo de la obra, y a la vez símbolo de la lealtad inquebrantable entre los caballeros burgundos.





En la segunda parte es donde se aprecia una diferencia mayor entre Lang y Reinl, especialmente a la hora de caracterizar a los hunos. Mientras que para el tándem Lang/Harbou los hunos son una especie de seres infrahumanos, animalescos, salvajes y primitivos (auténticos Untermenschen), Reinl nos los muestra como habitualmente ha hecho el cine con mongoles, tártaros, etc., con un aire oriental, asiático, pero con dignidad, caballerosamente (no hay que olvidar que el poema original es una obra medieval que, anacrónicamente, trata como si de personajes caballerescos de la Edad Media se tratara a unas figuras, más o menos históricas, que vivieron durante la primera mitad del siglo V). Valga como muestra la imagen de Atila (Etzel), encarnado grotescamente por Rudolf Klein-Rogge en Lang y por un elegante Herbert Lom en Reinl.





La masacre final está tratada de manera bastante similar por Lang y por Reinl, aunque Lang le dedica mucho más tiempo (más de una hora) y la plasticidad de las secuencias es superior a las de Reinl, aunque la versión sesentera mantiene bastante bien el tipo (con algunos planos directamente sacados de Lang). Además del tratamiento de los hunos, también cambia la visión de su ciudad: orgánica, terrosa, casi como un paisaje de la Capadocia en Lang; oriental pero ordenada arquitectónicamente, más convencional, en Reinl.

Los valientes andan sólos ( 1962 ) David Miller

Es curioso ver un western donde salen coches y helicópteros pero es normal si está ambientado en 1952. La pelicula va de como Kirk Douglas y su yegua intentan huir de la policia y de como Walter Matthau intenta darles caza.
Me ha gustado todo pero especialmente Kirk Douglas, todavia no he visto una pelicula de él donde no esté perfecto, menudo pedazo de actor.
Lo único que no me hizo gracia fué el final ,

Spoiler:

tanto costaba que cruzasen la carretera y no los atropellasen? Me cago en........

La doy un merecido 9

Y el Sábado se le antojó ver a la hija de mi novia

Cuenta conmigo ( 1986) Rob Reiner

Será la quinta o sexta vez que la veo para da igual,me encanta.

Hace unos 3 años que me meí el relato de Stephen King en el que está basado y me parece una adaptacion cojonuda. Si no recuerdo mal los otros relatos cortos que venian en el libro eran Cadena perpetua y Verano de corrupción ( el cuarto no me acuerdo ).
Y una pena lo que le pasó a River Phoenix porque prometía y mucho.
A esta la doy un 10 .
Que paséis un buen día.

Iniciado por killbillito

Papillón
Drama carcelario del año 1973

Basado en la novela autobiográfica escrita por Henri Charrière "Papillon", un hombre declarado culpable de asesinato de un crimen que según él no cometió (parece ser que mató a un proxeneta) y condenado a cumplir condena en un penal de la guayana francesa,en una isla en medio del oceano

El protagonista interpretado por una leyenda de hollywood como Steve McQueen y un joven Dustin Hoffman como un falsificador de bonos del estado también condenado con el que entabla una amistad e intenta fugarse

Es la típica historia de carceles donde se ve la relación entre los presos, las condiciones infrahumanas en las que viven, la dureza con las que los tratan las autoridades ( las peores faltas se castigaban con la guillotina),los intentos de fuga y sus consecuencias...

Y finalmente cuando por fin consiguen escapar la cosa se convierte en una película de aventuras por islas paradisiacas

Curiosamente el personaje real falleció en Madrid en 1973

El director es Franklin J. Schaffner (el de El planeta de los simios) y la banda sonora es de Jerry Goldsmith (que también hizo la de El planeta de los simios)

Estuvo nominado al oscar en 1973
El tema principal:


Es larga,dura 150 minutos pero es muy recomendable, sobre todo a los que les gusten historias de carceles (fuga de alcatraz, la gran evasión y este tipo de historias)

Gran película,para mí ésta,Expreso de Medianoche y obviamente Cadena Perpetua son las tres mejores películas del tema carcelario.

Iniciado por Alejandro D.

Gran película,para mí ésta,Expreso de Medianoche y obviamente Cadena Perpetua son las tres mejores películas del tema carcelario.

Sin olvidar Fuga de Alcatraz (1979) y La milla verde (1999), aunque esta última no sea estrictamente un drama carcelario.

Saludos

D.

Yo si diría que la milla verde es un drama carcelario aunque tenga elementos de fantasía

Igual que Papillón tiene su parte de cine de aventuras

Os olvidáis de 3 grandes joyas del género:
Un condenado a muerte se ha escapado (1957)
La gran Evasión (1963)
La leyenda del Indomable (1967)

Queridos míos, la mejor película sobre evasiones es, sin duda, LE TROU (1960, LA EVASIÓN), última película del gran director francés Jacques Becker.

Va, subo la apuesta y os traslado a Hong Kong: Prisión en llamas (1987), protagonizada por Chow Yun Fat y dirigida por Ringo Lam, uno de los abanderados junto a John Woo del heroic bloodsheed, además de director de, entre otras, City on Fire (1987), una de las películas que inspiró parcialmente a Tarantino para Reservoir Dogs. Tanto la una como la otra muy recomendables.

Saludos

D.

Por cierto, entre las más nuevecitas, de lo mejor que he visto recientemente en materia de drama carcelario, Convicto (starred up), del 2013. De corte más independiente, con toda la fiereza con la que el cine británico nos tiene acostumbrados.