ASALTO A LA COMISARÍA DEL DISTRITO 13 (John Carpenter)
Una de las que llevaba pendiente desde hace décads. Recuerdo haber empezado a "verla" en VHS, y dejarla porque realmente no se veía nada en las escenas nocturnas. En aquellos tiempos, simplemente era "una más" de las muchas de un muy presente Carpenter. Hoy me he animado con el Blu-ray de Shout.
Soy consciente de que llego muy, muy tarde a la fiesta. Casi 50 años. Pero estoy boquiabierto. Así de vigente, así de potente es esta película. Me río de la generación de cristal tan pronto como junto a un camión de helados, un macarra-zombi, sin pestañear
vuela las tripas a una niña
que pasaba por allí. Plano impensable apenas unos pocos años después, pero que sirve para establecer de un modo eficaz quién y cómo son "los malos". Lo son porque si. Sin motivos, sin redenciones posibles. Ni falta que hace. Son la maldad absoluta, irredenta. Fantásticamente inclusiva y diversa (chúpate esa, correción política), donde ni el sexo, ni la clase social, ni la etnia, ni el trasfondo personal importan. Todos son igual de siniestros. Sin apenas rostro, sin palabras, sin gestos de ninguna clase. Delicioso.
Por contra, los "buenos" lo son sólo porque se enfrentan a ellos. Pero todos son igual de monolíticos en sus caracterizaciones. Al igual que es de agradecer que el guión no tiene piedad con ninguno. Cualquiera puede recibir un tiro en cualquier momento. Hay que tener mucha seguridad como guionista y director para escribir y mostrar la primera muerte que vemos. Y ojo. Si en el futuro queremos citar personajes femeninos fuertes, aquí tenemos uno (Laurie Zimmer como Leigh) que no tendría envidia de cualquier John Wayne en sus mejores momentos. Capaz de sostener la mirada al personaje de Napoleon Wilson con la dureza de un diamante. Y su escena... ese tiroteo y esa reacción tan calmada a las puertas del pasillo de las celdas... ¡¡por favor!!
Los personajes no pretenden adoctrinar con ningún discurso panfletario, ni de izquierdas ni de derechas (el subtexto ya es otra cosa). Están ahí como peones para desarrollar una trama. Una trama sencilla como una cuchara. Pero resuelta con audacia, con un pulso (¡50 años hace!) que en sus apenas 90 minutos no te deja tiempo ni para pensar, y cuando acaba, eres consciente de que en las
apenas 3 secuencias de acción (la breve escena de los helados, y las dos de asalto),
sin algarabías innecesarias te ha cortado la respiración al menos cinco o seis veces. Esto es tensión, sí señor.
Dios, cómo lo he disfrutado y qué corta se me ha hecho.
Por supuesto, ahora toca ir a HBOMax a ver el remake. Pero es de esos que
sabes que no puede mejorar al original.