Javier Caraballo

25 mayo 2006
Flamenco

Dice el Estatuto de Andalucía que se ha presentado en el Congreso: “Corresponde a la comunidad autónoma la competencia exclusiva en materia de conocimiento, conservación, investigación, formación, promoción y difusión del flamenco, como elemento singular del patrimonio cultural andaluz”. Por favor, deténganse un momento en la frase. Vuelva a leerla. Si quiere, puede comprobarla. Proposición de reforma del Estatuto. Artículo 67. Cultura y Patrimonio. Segundo párrafo. ¿Lo ve ahora? Parece una broma, ya sé. Pero es verdad. Y, si nos tomamos en serio las leyes y a los legisladores, analicemos someramente qué significa lo anterior.

Qué quiere decir, por ejemplo, que el “conocimiento” del flamenco es una competencia que le pertenece “en exclusiva” a la Junta de Andalucía. ¿Se impone la obligación de que no haya ningún aficionado con conocimientos de flamenco fuera de Andalucía? ¿Y qué pasará si en un colegio de Extremadura, un profesor de Música encarga a sus alumnos un trabajo sobre la soleá de Alcalá?

Avancemos. La Junta de Andalucía también va a tener la “competencia exclusiva” en materia de “conservación e investigación”. Bien. Pero, ¿y qué ocurre con los flamencos de fuera de Andalucía? Por ejemplo, Carmen Amaya, la bailaora más importante de la historia del flamenco, que nació en Barcelona y está enterrada en Cantabria? O Agustín Castellón Campos, Sabicas, que nació en Pamplona y alcanzó la gloria como guitarrista de flamenco. ¿Deberán ceder aquellas comunidades todos los archivos, públicos y privados, ya que la Junta de Andalucía es la única competente en conservación e investigación?

Otro paso más. También se arroga la Junta la competencia exclusiva en “formación”. Vale, pero ¿y qué hacemos con las academias de baile de toda España? ¿Y con las de Japón y Estados Unidos? Desde hace más de cuarenta años, en La Unión, en Murcia, se viene celebrando un Festival Internacional de cante de Las Minas destinado a cantaores noveles. ¿Pasa a ser ilegal? ¿O exigirá la Consejería de Cultura andaluz la gestión íntegra del festival? ¿Esto es igual que el Guadalquivir?

Todo esto, ya sé, sólo suena a broma. Pero insisto en que hay que pensar, como es debido, que las leyes se aprueban para cumplirlas. Las dos últimas competencias que se asumen son más complejas aún: Promoción y difusión. ¿Qué ocurrirá con los festivales y concursos que organizan peñas flamencas de todo el mundo? Copio literal una reseña sacada de las miles que salen de internet. “Los Concursos de Cante ‘El Yunque Flamenco’ de Santa Coloma de Gramenet tienen como finalidad última conservar las esencias estéticas de esta música tradicional, al tiempo de fomentar y difundir esta cultura”. Conservación, fomento y difusión. Tres veces ilegal.

José Salazar Molina nació en Badajoz, en 1924. El ‘Porrina de Badajoz” es el cantaor más famoso que ha dado Extremadura. Vestía de forma extravagante, con un clavel en la solapa y unas eternas gafas negras. “Para ver lo que yo quiero”, decía este cantaor de Extremadura. El Porrina se definía como "un dandy en el país del tocino y la envidia". Sí. Tocino, envidia y estupidez. Y si no lo añadió es porque no conoció el Estado de las Autonomías.




Si Marx (Groucho) viviera todavía, se venía a vivir a España. Para aprender.