Buenas, compañeros. Inauguro este post para dedicar un homenaje a este tipo de novelitas que los más viejos del lugar recordarán: los "bolsilibros" de Bruguera, entrañables como ellos solos únicos.
Los más jóvenes quizá les suenen las novelitas del Oeste "Estefanía" que aún hoy se pueden ver por algunos quioscos, y que muchos "abueletes" tienen por costumbre leer.
Pues bien, en su día (años 70-primeros 80) no solo se editaron novelas del Oeste, sino de un gran surtido de géneros: de espionaje, ciencia ficción, novela negra policiaca, y terror.
Había varias colecciones y las novelitas (de tamaño ínfimo) se vendían en quioscos, estancos... en los ochenta e incluso noventa no era raro encontrar un puñado de ellas tiradas por las librerías de viejo y los quioscos, o en casa de familiares aficionados a su lectura. Hoy en día aún se pueden encontrar en librerías de viejo y por Internet, eso si, a un precio bastante más elevado que las pocas pesetas que en su día costaban.
Los de Selección terror eran mis favoritos: de crío solía leerlos en casa de un tío mío que los tenía en abundancia, y los devoraba a puñados con auténtica a pasión. Más mayor, este tipo de literatura corría mucho en la mili aunque no tantas de terror como del Oeste, espionaje, y sobte todo, ejem, picantes.
Las características de este tipo de novelas eran sencillas: al formato reducido hay que añadirle su brevedad y la rapidez con la que se leían (en un par de horas te ventilabas uno). El lenguaje era sencillo y ameno por lo general (algunos más que otros, luego hablaré de los autores). Por supuesto, en muchos sectores actualmente se las considera literatura basura, pero tenían sus ventajas: rápidos de leer, imaginativos, argumentos que para un crío eran novedosos y extraordinarios, aunque si los lees después de haber leído y visto miles de cosas en distintos géneros, todo sonará a tópico. Pero eran endiabladamente entretenidas y sobre todo, divertidas.
Los títulos solían ser rimbombantes y MUY llamativos, y sobre todo... las portadas!! Extraordinarias. Te llamaban desde la estantería. Un portento. A veces, la portada era mejor que el contenido, o prometía cosas que luego no se veían, pero aún así... ya solo por contemplarlas valía la pena pagar. Muchas se inspiraban en películas de terror conocidas como reclamo aunque insisto, a veces el contenido y el continente diferían.
Se produjeron experimentos complejos, más allá de la calidad literaria. Por ejemplo, la adaptación de un guión no rodado de la Hammer. Las novelas estaban aderezadas por elementos gore y eróticos, pero sin pasarse (el momento en que la colección comenzó, la Dictadura estaba todavía cercana). La mayoría de los de Selección terror, terminaban desvelando que los sucesos producidos en la trama no eran sobrenaturales, sino engaños humanos (sí, a lo Scooby Doo) pero había autores que metían tramas sobrenaturales a pesar de todo. Había diversas imposiciones editoriales (plazos absurdos para terminar las novelas, que incluían prisas las cuales nunca son buenas consejeras...) y las tiradas llegaban a ser bastante bestiales por toda España. Toda una generación de gente cogió el gustillo a leer, y al fantástico, gracias a estas novelitas, que hoy desgraciadamente, están muy olvidadas.
Los autores eran, por supuesto, todos españoles, aunque por imposición editorial, todos debían firmar sus obras con pseudónimos anglosajones: Ralph Barby, Clark Carrados, Louis G. Milk, Silver Kane, Curtis Garland, Keltom McIntire, Ada Coretti, Joseph Berna y otros tantos. Alguno, como Silver Kane, se hizo famoso posteriormente (bajo su pseudónimo, donde cultivó sobre todo novelas del Oeste, se esconde un premiado autor de novela negra, Francisco Gonzalez Ledesma).
Hay varias historias y autores interesantes entre aquellas toneladas de papel. Por ejemplo, el gran Ralph Barby (nombre real, Rafael Barberán) un autor lleno de imaginativa y fantasía, escritor y guionista de radio y televisión, sigue hoy en activo publicando novelas online. A. Thorkent (Angel Torres Quesada) se marcó una gran epopeya galáctica (el orden estelar) que tenía que camuflar entre diversas novelas, estilos y épocas diferentes, ya que Bruguera no quería historias noveladas o con continuidad, sino libritos totalmente autoconclusivos...
En fin. Espero que este post sirva de censo para los viejales que crecimos leyendo estas historias, y para levantar (porque no) la curiosidad a las nuevas generaciones