Es que el presupuesto no equivale a que haya más o menos secuencias de acción. El presupuesto ayuda a contar la historia de la manera más creíble posible, recreándola tan fidedignamente como sea posible a la idea que el director quiere transmitir. A veces esto es muy costoso, aunque no haya secuencias de acción.

Un buen ejemplo es Titanic: 200 millones de dólares del año 1997, que se evaporan en la recreación de todo el universo de la época...