Refloto este hilo, que tenemos muy olvidado, para reproducir un comentario que acabo de publicar en el hilo Las últimas pelis que has visto en casa.
Color Out of Space (2019), de Richard Stanley
Nueva adaptación del que para muchos (entre los que me incluyo) es el mejor relato (o uno de los mejores) de H.P. Lovecraft. Se une a otras adaptaciones llevadas a la pantalla con mayor o menor fortuna, como, por ejemplo, El monstruo del terror (Die, Monster, Die!, 1965), de Daniel Haller, con Boris Karloff, o Granja maldita (The Curse, 1987), dirigida por David Keith. En su día las comenté brevemente en este mismo hilo. También se puede citar como una adaptación no acreditada de este relato, o si se prefiere un “homenaje”, el episodio "The Lonesome Death of Jordy Verrill" de Creepshow, de George A. Romero, con guion de Stephen King, precisamente el episodio interpretado por el mismísimo King, que trata de la caída de un meteorito en la granja de un campesino de lo más paleto, con efectos sorprendentes sobre fauna y flora y, finalmente, sobre él mismo.
La película de Stanley, director sudafricano que, a pesar de pasar de los 50 años, tiene una corta filmografía en el terreno de los largometrajes de ficción, adapta una vez más, con guion propio, el relato de Lovecraft, mostrándose quizá más fiel que en los casos anteriores (trasladando la época de los 80 del siglo XIX a la actualidad), aunque no deja de introducir elementos ajenos, como la querencia por los ritos mágicos de la hija (Madeleine Arthur) de la familia Gardner o un segmento más propio quizá de la carpenteriana The Thing que de la literalidad de H.P.
Los Gardner habitan una granja, aislada en los bosques, que se ve afectada por un “color” caído del cielo, una suerte de extraño meteorito.
La fuerza del film radica en buena medida en unos excelentes efectos especiales que consiguen dar cuerpo a algo tan difícil como es un color (un color que Lovecraft, como corresponde a su estilo habitual, no puede describir, porque no es ninguno de los colores que conocemos). El film sabe mantener la tensión, sabe mantener una atmósfera ominosa, aunque no prescinde del habitual “gran final” destructivo (que, todo hay que decirlo, ya figura en el relato original). Se deja ver con interés, a pesar de la presencia de Nicolas Cage, desde hace años un actor que suele ser temible. De todas maneras, lo encuentro más acertado que en otras ocasiones, aunque desde el primer minuto ya muestra un estado de alteración nerviosa que no se justifica hasta mucho más adelante.
Con todo, me proporcionó una buena sesión de tarde, que me estimuló a releer el cuento de Lovecraft, en el que, por cierto, me fijé que cita un par de pintores muy especiales, como son el napolitano Salvator Rosa (1615-1673) y el suizo Füssli (1741-1825). Dejo una muestra de cada uno de ellos: