Primero el vinagre centrado en el aspecto material, o sea, la edición en DVD de LAyons, una editora que parece piratilla pero no he tenido ningún problema con los BD vistos hasta ahora de dicha editora, pero el DVD de Noches Blancas no es del todo satisfactorio, calidad de imagen correcta sin más, pero anuncia subtítulos en castellano, y nada de nada, no hay subtítulos, sólo en X escenas no incluidas en la edición española del film, así que un 90% del film lo he visto doblada al castellano, que no es que sea malo, pero en el otro 10%, escuchando las voces originales de Schell y Mastroniani, pues como que es mejor. EL BD del film veo que edita LLamentol, el que lo tenga que comente que tal, sobretodo en el subtitulado, me interesaría adquirirlo en BD, ya que el precio es asequible y el film lo vale.


Bueno ya he dado pistas en la última frase de que el film me ha gustado mucho, una grata sorpresa viniendo de una pequeña decepción de Senso, no por mala, sino por esperar mucho más, no tenía mucho hype con Noches Blancas, pero el cambio de registro y de formas de Visconti es importante, por lo menos en este film, que encuentro que está bastante lejos de lo que se podría entender como la, ya cansina, etiqueta de neorrealismo, Noches blancas, la encuentro más unión con la Felliniana y excelente las noches de Cabiria, no sólo por el deambular de los protagonistas principales de ambos films, sino por las formas de estar presenciando un sueño en un mundo irreal dentro de la realidad, supongo que también ayuda que sea un film de estudio (sorprendentemente) creando un tufillo (en el buen sentido) teatral que ayuda a acentuar todo esto, donde el film carga con los principales de manera no disimulado, con la ayuda de ciertos secundarios (ya sea Jean Marais, la casera del hostal o la prostituta, una excelente Clara Calamai) porque todas las demás extras o personajes del film, son parte del decorado, de esa ciudad o extraño pueblo italiano, que no recuerdo si es nombrado, pero no importa, podría parecer Venecia por el rollo de los canales, pero del glamour veneciano tiene poco.

No soy muy amante de los flashbacks explicativos, pero he de reconocer que este, que tampoco es muy largo, es más que interesante, sobretodo a posteriori y para conducirte a la genialidad de la última escena, ya que el personaje de Jean Marais parece que ni siente ni padece, hay tan poca información sobre él, ella no sabe de su trabajo, a donde va, de donde viene, si es un fucker o no, simplemente está ahí, y Natalia se enamora a lo bestia, en cambio de él no se sabe, cada uno expresa su enamoramiento de diferentes maneras, y él parece que tiene un estilo propio para ello, pero no es lo principal en el film, por lo menos su punto de vista, ya que es inexistente.



Mastroianni, yo soy mucho de él, y Schnell, que la había visto en un par de pelis que apenas recuerdo, están maravillosos, la inocencia de ella te captura, su tristeza se apodera de uno, pero su jolgorio también, como en la escena rockanrolleando, con un Mastroianni intentando ELvispreslear, pero sale muy chaplinesco, y una Natalia con un espíritu juvenil y un disfrute contagioso, quizá se podría decir que la escena estaría algo alargada, pero para mi ha sido un disfrute, eso si sin llegar al nivel del solo de Tony Manero en Fiebre del sábado noche. También cuando entrega la carta a Mastro, para que este haga de cartero, ese rostro de Schell es también impagable, lo que hace el enamoramiento, y siempre hay esa dudo al ensoñamiento del film, donde quizá todo el rollo de la historia de Schell esté sólo en la mente de Natalia, aunque no creo que Visconti sea tan cabroncete como Hitchcock creando falsos flashbacks, pero también puede que sea todo un sueño a lo Lost, quien sabe, todo vale en este hermoso cuento. Otra sospecha más para afirmar que estamos en un cuento, es cuando nieva, estando ellos en el canal, y con un jolgorio impresionante y un me la suda todo por parte del ornamento en forma de personas, esos vagabundos al borde del canal, que ni les va ni les viene, es más, se le añaden más dificultades a su vida con la nieve, pero de felicidad nada de nada, un contrapunto con la pareja protagonista perturbada por el amor. Curioso también que empieza a nevar y al minuto la nieve ha cuajado bien, con un espesor de muchos centímetros, yo diría que unos Dirk Diggler centímetros.

Lo finiquito con la escena final, de un film que yo hubiera titulado el puente, ya que este el punto clave de todo y además a nivel de falso marketing bélico hubiera taquillado más, Noches blancas, se acercaría más al porno o como ópera prima de Tomas Roncero. Pues eso, con dicha escena final uno se queda con la boca abierta, con esa doble perspectiva, primero, el lano lejano donde se ve el personaje de Marais de muy lejos, la cámara se mantiene con Mastro y vemos alejar a Schell, Mastro sabe que ha perdido, rápidamente Schell vuelve a Mastro para darle explicaciones, la cámara no se mueve, estamos con Mastro. Ahora estamos con Marais, y la Schell se acerca a él y Mastro muy de fondo, la pareja se aleja, sale de plano y se queda con Mastroianni. Si no es de las mejores escenas de Visconti poco le falta, y si no es uno de sus mejores finales poco le faltará. Y la siguiente: “Rocco Sifredi” y sus hermanos, programado para el próximo lunes, ya que, Gott sei Dank, los niños vuelven al cole y yo tengo libre, y al ser de duración cañero, uno necesita despejar toda una mañana para ello, que es sin duda el film, por caché, que tenía más ganas de ver en el ciclo, un primer visionado.