
Iniciado por
Abuelo Igor
Lo original de la película, y del enfoque de Visconti en general, es que raramente se habían contado los cambios históricos desde el punto de vista de los estamentos preteridos, arrumbados por un “progreso histórico” que en el fondo no es tal (la célebre frase de que “todo tiene que cambiar un poco para que todo siga igual”, aparece dos veces en el metraje, pronunciada tanto por don Fabrizio como por Tancredi, que es visto como su heredero hasta el punto de que llegamos a ver su cara reflejada en el espejo ante el cual el príncipe se está afeitando). A Éric Rohmer se le reprochó unas décadas después que adoptara el punto de vista de la aristocracia en “La inglesa y el duque”, su película sobre la Revolución Francesa, por lo que dudo que los compañeros de viaje comunistas de Luchino se sintieran muy felices ante un espectáculo suntuoso que parecía mirar con nostalgia el “ancien régime”.