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Tema: Luchino Visconti: revisando sus películas

  1. #551
    Senior Member Avatar de mad dog earle
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    Predeterminado Re: Luchino Visconti: revisando sus películas

    Cita Iniciado por Abuelo Igor Ver mensaje
    En cierta manera, veo un poco contradictorio que esta película se titule “La caída de los dioses” cuando relata más bien una ascensión que un descenso. De un modo un tanto irónico, el esquema viscontiano del reemplazo de un mundo por otro, cuya expresión máxima es “El gatopardo” es aplicado nada menos que a la Alemania nazi, con los nuevos burgueses prestando su apoyo al esfuerzo bélico de Adolf Hitler. Comprendo que es tentador utilizar un título wagneriano (“Götterdämmerung”, subtítulo que aparece en mi copia y que en italiano es aproximadamente “La caduta degli dei” es la tercera jornada del ciclo “El anillo del nibelungo”), principalmente por la ya conocida apropiación de la obra del compositor de Leipzig por parte del aparato de propaganda nacionalsocialista, pero cualquier paralelismo entre la leyenda contada en el ciclo de óperas y el argumento del film de Visconti permanece en un nivel superficial.
    Yo creo que esos dioses que caminan hacia su ocaso son los miembros de la alta burguesía industrial alemana de la época, aquí representados por Von Essenbeck. Prestan su apoyo a Hitler porque, en cierto modo como el príncipe de Salina, creen que es lo que deben hacer en ese momento histórico para continuar con su poder y sus privilegios (se obvia el miedo a la revolución soviética o a los conatos revolucionarios que se produjeron dentro de la propia Alemania), pero cometen el error de apostar por alguien que los llevará a la destrucción y al caos, proceso simbolizado mediante la vampirización nazi que sufre Martin.

    Con todo, no parece que a la larga hiciera falta preocuparse mucho por los Krupp, Thysen, Siemens y compañía. Siguen estando donde estaban.

  2. #552
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    Predeterminado Re: Luchino Visconti: revisando sus películas

    Muerte en Venecia (Morte a Venezia/Death in Venice, 1971)



    Como en el caso de la anterior La caduta degli dei/The Damned, aquí nos volvemos a preguntar sobre cuáles deben ser el título y la versión originales. De nuevo, se suele dar como título original el italiano, pero creo que no hay duda sobre la versión preferible, puesto que en un film con muy pocos diálogos, y la mayoría a cargo del personaje que interpreta Dick Bogarde, la versión de referencia parece que ha de ser la inglesa, por lo que prefiero utilizar el título internacional, Death in Venice (por otra parte, la versión en DVD editada por Warner, que es la que he visionado, solo trae la versión inglesa y los doblajes al alemán y al castellano, ni rastro de una versión en italiano).

    A fin de cuentas, desde un punto de vista de verosimilitud lingüística, ni una versión italiana ni una inglesa se adecuan al texto que se adapta, ya que estamos hablando de la novela corta “Der Tod in Venedig” (1911), una de las obras más populares del escritor alemán Thomas Mann (junto a Marcel Proust, los dos referentes literarios más influyentes en Visconti). Además, ese personaje principal al que me he referido, es el músico (escritor en la novela) alemán Gustav von Aschenbach, un trasunto, según varias fuentes, de Gustav Mahler. El propio Visconti argumentaba, para justificar el cambio de disciplina artística del protagonista, que Mann en un principio se planteó que Aschenbach fuera un músico, con lo que se evidenciaba más todavía la referencia al compositor y director de orquesta austro-bohemio.

    Con la película de Visconti, como con muchas otras en la historia del cine, se puede hacer el ejercicio de comentarla tal como nos ha llegado y, a su vez, como hubiera podido ser. Incluso esa Death in Venice imaginaria, contrafáctica, hubiera sido probablemente más fiel a la novela, al menos en su literalidad. Me explico: en el film de Visconti hay dos tiempos, el presente, que nos narra la estancia del músico Gustav von Aschenbach en Venecia, durante un asfixiante verano, estancia que acabará con su muerte, contagiado por el cólera asiático que asola la ciudad lacustre; y, paralelamente, un conjunto de flashbacks (he contado siete), intercalados aquí y allá a lo largo del metraje, de forma un tanto arbitraria, que nos facilitan información, aunque escasa en el fondo, sobre las circunstancias vitales del músico. El problema es que esos flashbacks son insuficientes como para conseguir darle densidad al personaje, y en cambio rompen a menudo el ritmo moroso, contemplativos, como si de una ensoñación febril se tratara, de la obsesión de Aschenbach, su atracción cada vez más irresistible por un joven efebo, el polaco Tadzio.

    Personalmente, hubiera preferido que Visconti se hubiera limitado a mostrarnos a Aschenbach en Venecia, puesto que tampoco necesitamos saber gran cosa sobre ese hombre de aspecto frágil, prematuramente envejecido, para sentir con él el paso del tiempo, la proximidad de la muerte, y la fascinación postrera por la belleza, la de un muchacho que simboliza y sintetiza el deseo de un hombre maduro, al que la vida parece que no ha tratado demasiado bien en lo emocional (con esos retratos de su mujer y de su hija, a los que besa tiernamente en su solitaria habitación del hotel, hubiera sido suficiente).

    Pero no, Visconti creyó necesario interrumpir las sensaciones que nos transmiten las bellas imágenes de Venecia, sus aguas, sus auroras y crepúsculos, su luz, con unas píldoras informativas, algunas, en mi opinión, bastante irritantes. ¿Y qué nos dicen esos flashbacks? Por orden de aparición: 1) Que Aschenbach está delicado del corazón, necesita tomarse un descanso, lo cual se ilustra con una primera reflexión sobre la muerte, al comentar el funcionamiento de un reloj de arena, en una conversación con su amigo Alfred (un Mark Burns terriblemente sobreactuado, irritante hasta decir basta); 2) Discusión sobre la belleza entre Gustav y Alfred. A la forma de entender la belleza de Gustav, que considera que es el resultado de un acto espiritual, del trabajo del artista, su amigo contrapone un concepto de belleza basado en los sentidos, la belleza como algo previo a la obra de arte. Al parecer, Visconti, ayudado en el guion por Nicola Badalucco, se basa para estos diálogos en otra obra de Mann, "Doctor Fausto. La vida del compositor alemán Adrian Leverkühn contada por un amigo" (1947), texto que leí hace muchos años, notablemente más extenso que “La muerte en Venecia”, y con una notable carga filosófica en sus páginas, pero que tendría que releer para poder confirmar la procedencia concreta de esos diálogos. 3) Nueva discusión entre Gustav y Alfred (cada vez más histérico en la defensa de su punto de vista, un fanático a nuestros ojos), sobre arte y moral. 4) Un breve interludio de aparente felicidad con su esposa (Marisa Berenson, en su debut en la pantalla grande, antes de sus famosos papeles en Cabaret y Barry Lyndon) y su hija. 5) La visita de Aschenbach a un burdel, donde mantiene relaciones con una joven prostituta, Esmeralda, que practica el piano tocando el “Für Elise” de Beethoven (pieza musical que, mediante un encadenado sonoro, nos ha relacionado al joven Tadzio, sentado ante el piano, con la prostituta).





    6) El entierro de su hija. 7) El fracaso del estreno de una de sus obras sinfónicas, con el público abucheándolo. Alfred se burla de Gustav, echándole en cara que con su abstracción de los sentidos el resultado que obtiene es nada, una música que nace muerta.

    El resto del film es una demostración de cómo Aschenbach, poco a poco, se deja llevar finalmente por sus sentidos y se acaba acomodando a una atmósfera de sensualidad enfermiza, que, paradójicamente, le va a llevar a la muerte.

    Esa es la película que me interesa. Y para ello, aunque Visconti sigue fiel a su estilo de uso y abuso del zoom y el teleobjetivo (aunque algo más mesurado que en films anteriores), el director nos sirve unas imágenes embriagadoras. Ya la llegada de Aschenbach a Venecia, por mar, a bordo de un barco que se llama precisamente “Esmeralda”, es de una gran belleza, entre brumas, y reflejos tornasolados en las aguas, al son del Adagietto de la Quinta sinfonía de Mahler, pieza melancólica que actuará a modo de leitmotiv a lo largo de todo el film, a veces de forma enervante.

    Visconti se recrea en los salones del Hotel des Bains, en el Lido, casi como a cámara lenta, escrutando los rostros y los vestidos de sus huéspedes (vestuario del habitual Piero Tosi, que se esmeró en un repertorio sublime de telas y sombreros), en un trabajo delicado de Pasqualino De Santis tras la cámara.

    Pronto, reparará en una familia polaca, compuesta por la madre (Silvana Mangano, a la que Visconti veía casi como una encarnación de su propia madre),



    tres hijas, la institutriz (de nuevo, Nora Ricci, que ya hizo esté papel en The Damned) y, por supuesto, su apuesto hijo, Tadzio (el joven sueco Björn Andrésen, todo un descubrimiento).



    Aschenbach iniciará su peregrinaje cotidiano a la playa, donde se instalará para gozar de la visión del muchacho, al que vemos jugando con sus amigos, como el niño que todavía es, pero cada vez más consciente de ser el objeto del insistente interés del viejo Aschenbach.

    Paralelamente, en un nuevo recordatorio de la muerte, siempre presente a lo largo del film (y de la novela, donde ya se manifiesta en una serie de pequeños detalles que ocurren en Múnich, insertos en las primeras págimas de la narración, ausentes del film), Aschenbach va notando que algo extraño pasa en la ciudad lacustre, lo que le provoca un cierto temor, que se añade a la incomodidad que siente consigo mismo ante su creciente atracción por Tadzio. Decide abandonar la ciudad, pero un error con su equipaje hace que decida permanecer en Venecia, lo que en el fondo le provoca una indisimulable satisfacción. Con ello, no obstante, ha sellado su suerte.

    Por cierto, un pequeño gazapo: durante su traslado a la estación de tren, a bordo de una góndola, se aprecian claramente (a pesar de que la imagen de fondo está borrosa) cómo hay antenas de televisión en las azoteas de los edificios venecianos.

    Ya de vuelta al hotel, Aschenbach parece imbuirse de la sensualidad de un amanecer en Venecia, al son del bellísimo cuarto movimiento de la Tercera sinfonía de Mahler, que pone música a un poema de Friedrich Nietzsche incluido en “Also sprach Zarathustra”.



    La atracción que Tadzio ejerce sobre Aschenbach va a ser cada vez mayor, las miradas que se intercambian cada vez más descaradas, el seguimiento a la familia polaca por las calles venecianas cada vez menos disimulado.





    Uno de los momentos culminantes es la aparición de un grupo de músicos callejeros en los jardines del hotel. Su aspecto grotesco contrasta con la figura esbelta de Tadzio, vestido con un traje azul oscuro llenos de botones, que posa claramente ante Aschenbach, como gozando de la contemplación a la que le somete el artista.



    Aschenbach seguirá intentando descubrir qué pasa en Venecia, pero no obtiene una respuesta convincente por parte de nadie, incluido el cantante ambulante. Solo un agente de la compañía de viajes británica Cook le dirá la verdad: ha llegado a la ciudad el cólera asiático.

    Aschenbach tiene en ese momento la tentación de dar la noticia a la familia polaca y poner así a salvo a su adorado Tadzio (algo que Visconti nos ilustra con una breve secuencia que tiene lugar solo en la mente de Gustav), pero en cambio lo que hace, egoistamente, es transformarse, buscando rejuvenecerse. Acude al peluquero (que interpreta Franco Fabrizi, que recordamos de la felliniana I vitelloni) y se somete a un enmascaramiento (casi como si de la Gloria de La strega bruciata viva se tratase): le tiñe el cabello y el bigote de negro, le perfila los ojos, le pinta los labios, le maquilla el rostro. El resultado es un nuevo Aschenbach, tan grotesco, aunque él parezca no darse cuenta y sentirse contento con el cambio, como uno de los viajeros del “Esmeralda”, un viejo pintarrajeado al que vio con disgusto a su llegada a la ciudad. Una vez más, aparece en un film de Visconti un rostro blanquecino que parece anunciar la muerte, como el de los Salina a su llegada a Donnafugata, el de Gloria al abandonar Kitzbühel o el de Sophie en la ceremonia de su boda con Friedrich.





    Los últimos paseos por las callejuelas y canales venecianos nos muestran ya una ciudad sucia, desierta, putrefacta, de la que la enfermedad (la muerte) parece haberse hecho dueña.



    Aschenbach ya da evidentes muestras de fatiga, de no encontrarse bien. Así, después de una noche de pesadilla, asistimos al final. Es el día de la partida de la familia polaca. Pero antes, Tadzio vuelve a la playa, semidesierta, que Visconti filma desde lo alto, mientras suena una canción de cuna de Mussorgsky.

    Un Aschenbach hundido en su silla, chorreando tinte, contempla por última vez a Tadzio. El joven, que se ha peleado con su amigo, revolcándose por la arena, se introduce en el mar, y a contraluz, de manera que su figura se convierte en una silueta desnuda, adopta una postura escultórica, un contraposto que nos remite a la estatuaria clásica. Así, con el brazo levantado, al son del Adagietto de Mahler, asistimos a la muerte de Aschenbach y con él al final del film, un final que, aunque lo hemos visto multitud de veces, ya convertido en un tópico iconográfico, a mí me sigue pareciendo extraordinario, de una belleza desbordante.



    Un gran film, a pesar de todo, de los innecesarios e irritantes flashbacks, o de esa tendencia, ya convertida en marca de la casa, al abuso del zoom o del teleobjetivo, y de que el Adagietto de Mahler se haya convertido en un lugar común que puede acabar cansando por su utilización en todas partes a partir de esta película. Quizá el último gran film de Visconti, aunque en los tres restantes, en especial en L’innocente, hay momentos de gran calidad. De momento, la semana que viene nos toca la maratoniana Ludwig, de casi 4 horas de duración.

    Edito: he modificado mi referencia a Björn Andrésen como actor danés, puesto que en realidad es sueco. Me confundí de nacionalidad.
    Última edición por mad dog earle; 06/06/2021 a las 12:06
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  3. #553
    maestro
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    Predeterminado Re: Luchino Visconti: revisando sus películas

    Es una película única.

    ¿Quién otro podría hacer este tipo de film?

    ¿La escena de los músicos es un anticipo de lo que será ¨L´inocente¨? Creo que algo hay...Pero en ¨Muerte...¨ hay una idea de belleza como texto y subtexto (y contexto) que sirve como pretexto... ¨Estás afeando mis últimos días¨...

    Y sin embargo lo grotesco de la escena de la peluquería, es tan emotivo...

    Es muy difícil tener el talento como cineasta, la sensibilidad, y el prestigio para poder filmar esta obra, que no parece muy atractiva para productores, incluso en su época...

    Por ello, Visconti está en mi top 5 de directores. Porque logró hacer obras muy difíciles de hacer por toda una serie de dificultades.

    Aviso que el ¨Ludwig¨ de Filmin presenta unos tijeretazos tremendos...Hacen incomprensible a una película que recuerdo que ya tenia unas elipsis narrativas abruptas muy de la época...Este tipo de problema se extendió desde los 70´s, hasta comienzos de los 80´s. ¨Excalibur¨ de Boorman, pero también las británicas ¨Carros de fuego¨ y ¨Gallipoli¨, por poner otros ejemplos. Habría que indagar el por qué...



    Este Visconti de vuelta de todo, resulta muy atractivo, incluso en la pequeña ¨El inocente¨...
    Última edición por C.Bethencourt; 05/06/2021 a las 15:22
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  4. #554
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    Predeterminado Re: Luchino Visconti: revisando sus películas

    Bueno, ya hace unos días que hice el comentario, lo pondré por la noche cuando llegue del trabajo. Sólo anticipar que los flashbacks no me han parecido tan molestos, supongo por su corta duración, es más la del prostíbulo no pensaba que era un flashback, me despisté.

    La siguiente 4 horas!!!! Espero que no sea un tostón!

  5. #555
    sabio Avatar de hannaben
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    Predeterminado Re: Luchino Visconti: revisando sus películas

    Pobre señor el Tadzio...otra victima más de la cloaca del cine.

    Cita Iniciado por Nina Ivanovna Ver mensaje
    Aunque no estoy siguiendo este ciclo me apunto "La terra trema", que tiene pintaza. De lo que llevo visto de Visconti me quedo con Rocco y El Gatopardo, y no sólo porque salga Alain Delon A "Muerte en Venecia" le tengo cierta manía, no puedo evitarlo.
    Stefania Sandrelli En cuanto a Silvana Mangano, lo mejor es que con ese físico podía resultar creíble tanto interpretando a mujeres sofisticadas como a otras de tipo más mundano o terrenal (por cierto, hizo hasta una peli con la más grande). Del lote de las italianas, la Lollo siempre me ha parecido la más guapa y con mejor tipo, que no la mejor actriz, a Cardinale y Loren las encuentro demasiado exuberantes para mi gusto.
    ALAIN...peero creo que si el Alex pone lo del chico Visconti me quedo el Girotti de Ossessione
    Última edición por hannaben; 05/06/2021 a las 15:10

  6. #556
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    Predeterminado Re: Luchino Visconti: revisando sus películas

    Mi amigo Paco (al que conocí en el gimnasio hace ya la tira de años) adoraba Muerte en Venecia. Pero aunque nunca se lo pregunté, creo que realmente estaba enamorado de Dirk Bogard, porque no me paraba de hablar también de El sirviente.
    Ese final de Muerte en Venecia impacta. Realmente creo que es de lo mejor de Visconti, junto a El gatopardo.

  7. #557
    maestro
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    Predeterminado Re: Luchino Visconti: revisando sus películas

    Cita Iniciado por tomaszapa Ver mensaje
    Mi amigo Paco (al que conocí en el gimnasio hace ya la tira de años) adoraba Muerte en Venecia. Pero aunque nunca se lo pregunté, creo que realmente estaba enamorado de Dirk Bogard, porque no me paraba de hablar también de El sirviente.
    Ese final de Muerte en Venecia impacta. Realmente creo que es de lo mejor de Visconti, junto a El gatopardo.
    Jajajjaa...Entre batidos de proteinas y barritas energéticas, ¿de qué otra cosa se puede hablar sino de Visconti?.

    Que bien pensado, seguro que hay sitios menos probables para conversar de la cinematografía del italiano...Por ejemplo, una congreso de Matemáticas..

  8. #558
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    Predeterminado Re: Luchino Visconti: revisando sus películas

    Es impopular pero MUERTE EN VENECIA me tira un poco p´atrás....es bellísima visualmente peero hay algo en ella que no me acaba de convencer...a ver cuando la revisione.

    A mí Bogarde me parecía atractivo de joven y creo que en EL SIRVIENTE aún está mejor que en esta de Visconti.
    Ahora no puedo colgar fotos que estoy en el bosque peero es cierto lo de Mangano y qué dos Silvanas hay en RISO AMARO y MUERTE EN VENECIA.

    Cómo hubiera filmado Fellini esta peli?¿ Porque una de las sorpresas de la review Felliniana para mi fue Y LA NAVE VA....que me regalarán proximamente
    Última edición por hannaben; 05/06/2021 a las 20:58

  9. #559
    gurú Avatar de Alex Fletcher
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    Predeterminado Re: Luchino Visconti: revisando sus películas

    Cita Iniciado por hannaben Ver mensaje
    Es impopular pero MUERTE EN VENECIA me tira un poco p´atrás....es bellísima visualmente peero hay algo en ella que no me acaba de convencer...a ver cuando la revisione.

    A mí Bogarde me parecía atractivo de joven y creo que en EL SIRVIENTE aún está mejor que en esta de Visconti.
    Ahora no puedo colgar fotos que estoy en el bosque peero es cierto lo de Mangano y qué dos Silvanas hay en RISO AMARO y MUERTE EN VENECIA.

    Cómo hubiera filmado Fellini esta peli?¿ Porque una de las sorpresas de la review Felliniana para mi fue Y LA NAVE VA....que me regalarán proximamente
    A mi no me la regalarán, me la autoregalaré, porque el film se lo merece y además creo que edita Eureka o algunas de estas top.

  10. #560
    gurú Avatar de Alex Fletcher
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    Predeterminado Re: Luchino Visconti: revisando sus películas



    Si el film anterior de Visconti, veíamos la decadencia de la aristocracia alemana por circunstancias históricas, aquí vemos la decadencia humana de un personaje que es todo una incógnita en su inicio y que vamos descubriendo poco a poco.

    Hay dos, bueno tres, cosas que me han fascinado del film, primero, el personaje de Bogarde (Aschenbach) me parece fascinante desde su inicio arrogante en la góndola hasta su final en la playa. Segundo: las escenas de la familia de Tadzio con Aschenbach, en todo momento sin contacto físico ni verbal, sólo visualmente, donde parece que el personaje de Silvia Mangano es un ser inalcanzable para él, donde está claro que se centra, su atención, en Tadzio, donde todo parece indicar con deseos pecaminosos, pero en un flashback muy corto se nos muestra el porque de esa tristeza permanente de Aschenbach, y allí pongo en duda la disposición de dicha conducta homosexual i propongo un enfoque más paternalista, pero claro, el Lebenslauf de Visconti respecto a sus gustos sexuales, hacen ponerlo todo en duda. Me encanta esa imagen cuando se cruzan por la playa, la familia de Tadzio con él, dicho cruzamiento no hay contacto físico ni verbal, la cámara sigue a Bogarde, y este se autoabraza, una escena tan bella como patética. El mundo se me viene abajo cuando Aschenbach hace contacto verbal con la madre de Tadzio, ya que lo que estaba valorando como punto fortísimo de film, se me venía abajo, pero por suerte fue sólo un sueño, y en ese momento ya sabía que no habría verbal en absoluto, FASCINANTE!!!!. Y la tercera cosa, ese final es para enmarcar, con esos planos de ojo de águila, y la secuencia final del finiquito de Aschenbach, que uno hasta tiene duda si sucede a causa de la pandemia, o muere por tristeza; no soy amante de la poesía, me aburre sólo de pensar en ella, pero ese final, es, o supongo que es, poesía pura; es uno de esos finales que ratifica, para quien tenga duda, que el cine es arte, y el mejor de todos para mi.

    Me fascina también ese tratamiento satelital que recibe la peste, un elemento importante en el desenlace y desarrollo del film, sobretodo a partir de su parte central; es un sutil subrayado a que el personaje de Aschenbach teme a la muerte, la última fase de su decadencia como ser humano, la otra decadencia artística ya es tocada de manera leve en el film a base de flashbacks; y el remate de su decadencia sexual, ya sea por no ser operativo, el fallido intento en el burdel con la hermosa, creo que es, Carole André, o por cambio de gustos, que repito, a pesar de un continuo subrayado, lo pongo un poco en duda. Menos sutil es la crítica social que se hace aprovechando la confesión de un trabajador a Aschenbach, diciendo que el gobierno esconde la pandemia para salvar el turismo, un zasca atemporal, donde ha sido, es y será aplicable a nivel mundial por lo que está sucediendo.



    Ohh también me ha parecido algo terrorífico esos mariachis a la italiana, con esas ausencias dentales frontales y esa agresividad en el canto y con esos bailoteos no menos agresivos, donde las dos mujeres mayores del grupo parecían hermanas, lástima de la pedorreta infantiloide final.

    A nivel actoral, estamos quizá ante el mejor Bogarde (no ese central holandés del Barça tan malo con nombre de paquete de tabaco), y el tratamiento del personaje de Silvia Mangano es fascinante (estamos quizá ante el alter ego de mami Visconti?). Fantástico Romolo Valli como director del hotel, un parlanchín italiano de primera categoria. Y sobre Björn Anderson, su cara de guapo y su físico algo afeminado, sobretodo por el rostro y la cabellera, hace de él una actuación meramente física, a veces fantasmal, siempre algo apartado de su familia. Ohhh me olvidable del barbero felliniano, ese Fabrizio Fabri la mar de simpaticote.

    En resumen, un film difícil de recomendar, pero me ha resultado muy cautivador, un grata sorpresa y una apuesta totalmente diferente al trabajo anterior de Visconti, sinceramente ambos trabajos me han encantado, pero me apetece más ahora mismo un revisionado de “muerte en Venecia”, y si puede ser en BD mejor, que de “la caida de los dioses”.

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  11. #561
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    Predeterminado Re: Luchino Visconti: revisando sus películas

    Y queda Ludwig...Que a mi me encanta también y se prosigue con el patetismo...A mi me encanta estas películas, incluso ¨Linocente¨...Las pongo por delante de los clasicos como ¨Rocco y El gatopardo?...Algunas sí...Para mí ésta sí...Y Ludwig tambien (la larga, repito, no los pedazos de FILMIN)...

    Por utlimo decir que relaciono este film de Muerte en Venecia con ¨Lucha de gigantes¨ de Antonio Vega....Mahler, tambien...Pero esta canción del ex de NAcha Pop, la asocio con la escena del barbero.
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  12. #562
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    Predeterminado Re: Luchino Visconti: revisando sus películas

    Cita Iniciado por Alex Fletcher Ver mensaje
    Segundo: las escenas de la familia de Tadzio con Aschenbach, en todo momento sin contacto físico ni verbal, sólo visualmente, donde parece que el personaje de Silvia Mangano es un ser inalcanzable para él, donde está claro que se centra, su atención, en Tadzio, donde todo parece indicar con deseos pecaminosos, pero en un flashback muy corto se nos muestra el porque de esa tristeza permanente de Aschenbach, y allí pongo en duda la disposición de dicha conducta homosexual i propongo un enfoque más paternalista, pero claro, el Lebenslauf de Visconti respecto a sus gustos sexuales, hacen ponerlo todo en duda.
    Hay que tener en cuenta que en la novela de Mann hay unas referencias explícitas al diálogo de Platón "Fedro" ("Phaidros" en la versión original en alemán; por cierto, la edición en castellano de Plaza & Janés traduce erróneamente el nombre por "Fedón", personaje que pertenece a otro diálogo de Platón; además, tiene otro gazapo descomunal, ya que rebautiza a Tadzio como Tadrio a lo largo de todo el texto ). Es un diálogo donde Sócrates trata con Fedro, entre otros, el tema de la belleza y del deseo, de la contemplación del amado. Teniendo estos referentes en mente, lo que para mí siente Aschenbach por Tadzio es la llamada del deseo, ese deseo que se ha negado a dejar aflorar en su obra musical, como le retrae su amigo Alfred. Que se manifieste en la atracción por un joven efebo es otra forma de volver la mirada hacia la Grecia clásica, donde la relación pederasta entre maestro y alumno, entre amante y amado, era frecuente y ensalzada. Todo ello no era obstáculo para que los varones adultos tuvieran mujer e hijos, como era el caso del mismo Sócrates.
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  13. #563
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    Predeterminado Re: Luchino Visconti: revisando sus películas

    Cita Iniciado por C.Bethencourt Ver mensaje
    Jajajjaa...Entre batidos de proteinas y barritas energéticas, ¿de qué otra cosa se puede hablar sino de Visconti?.

    Que bien pensado, seguro que hay sitios menos probables para conversar de la cinematografía del italiano...Por ejemplo, una congreso de Matemáticas..
    Bueno. Paco es que era, digamos, un personaje. Bastante más mayor que yo, vivió en cierta rebeldía unos años que le tocaron, donde no estaba bien vista otras orientaciones sexuales, aparte de la ortodoxa que todos conocemos.
    Hace bastante que no lo veo, pero era muy cinéfilo y le encantaba el cine italiano. Me hablaba de Portero de noche o de Bogarde o de la Mangano.
    Creo que iba más al gimnasio para socializar que porque le gustara el deporte de las pesas.

  14. #564
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    Predeterminado Re: Luchino Visconti: revisando sus películas

    Alla ricerca di Tadzio (1970)



    Completo el comentario de Death in Venice con este breve documental, de media hora, producido por la RAI, con dirección de Visconti y texto de Oreste Del Buono, que incluye diversos fragmentos de la novela de Mann. Documental que, a pesar de la mala calidad de la imagen, merece un visionado (la copia disponible en YouTube incluye subtítulos en castellano) y sería un extra perfecto para una edición del film en BD (la edición en DVD de Warner se queda un poco corta, el trabajo de fotografía merecería una mejor definición).

    El tema del corto es el que indica el título: la búsqueda de un actor para el papel de Tadzio, un personaje que, tal como lo describe Mann, ha de ser rubio con ojos azules claros. Quizá por ello sorprende que la primera etapa sea Budapest, de donde Visconti sale sin encontrar ningún joven adecuado, todos tienen los cabellos morenos y los ojos oscuros. La cámara se entretiene, como alternativa, filmado un grupo de patinadores.

    La segunda etapa, más coherente, es Estocolmo. Allí vemos como se entrevista una serie de muchachos que se aproximan a la descripción de Mann, pero uno destaca por encima de los demas, Björn Andrésen, aunque Visconti hace notar que es quizá algo mayor, 15 años, y muy alto. Pero la cámara (o Visconti) se enamora de él al momento. Uno siente un cierto escalofrío cuando Visconti le pide a Björn que se quite el pullover, mostrando así su torso desnudo. ¿Visconti experimenta las mismas sensaciones que Aschenbach?



    Nosotros, espectadores, sabemos que este será el elegido, aunque el documental no nos lo aclarará hasta el final (en un principio, Visconti comenta que todavía no ha encontrado exactamente el Tadzio que busca). Antes, se cubren otras dos etapas, en Helsinki, que resulta inútil en la búsqueda de un Tadzio, y la obligada de Varsovia, puesto que el personaje en la novela (y en la película) es polaco. Pero, observa Visconti, la juventud polaca está lejos de poder representar un joven de la aristocracia eslava de principio de siglo.

    La última etapa es Venecia, a la búsqueda en este caso de exteriores y de actores secundarios. Visconti se pasea por el Hotel des Bains, desocupado durante el invierno, y por los callejones y canales venecianos. El equipo se despide hasta su reencuentro en Roma para iniciar el rodaje, pero se nos da el resultado de la búsqueda: Björn Andrésen, cómo no, será Tadzio.

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  15. #565
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    Predeterminado Re: Luchino Visconti: revisando sus películas

    A mi me parece una chica...
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  16. #566
    maestro
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    Predeterminado Re: Luchino Visconti: revisando sus películas

    Me parece muy interesante ¨A la busqueda de Tadzio¨

    Yo, en mi montaje, estuve editando y ordenando ciertas escenas...Falseando algunas para conseguir planos-contraplanos que no están en el original, así como agregar algún ¨foley¨....

    Creo que a pesar de los problemas de la copia, es una maravilla de pieza en cuestión de tratamiento de luz...de la pose, ect. Eso acerca el documental más a una sesión del retrato , en ese aspecto la luz sobre los jóvenes, incide con un contraste interesante con el ambiente nórdico de fuera de la estancia.

    Se pide al espectador la búsqueda de la belleza pura...Casi analítica...Con un Visconti taciturno conncentrado apoyando en sus dedos su frente...

    Luego...reitero...es construir sobre Arte...Pensar sobre el Arte en si...Aislando intelectualidades, que deben ser recibidas como invitados anecdóticos.

    Como pieza complemetaria a Muerte...Me parece magnífica...
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  17. #567
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    Predeterminado Re: Luchino Visconti: revisando sus películas

    En este mismo hilo, hablábamos hace tiempo de la relación tan estrecha de Visconti con Lucia Bosé y en general, con toda la familia. De hecho, fue padrino de bautismo de Miguel Bosé y se ha comentado que, en su momento, estuvo a punto de aparecer de manera estelar en uno de sus filmes. Creo recordar que era este de Muerte en Venecia. Por edad me cuadra, porque Miguel nació en el 56 y por tanto, tendría unos 15 años cuando se rodó la película.

  18. #568
    sabio Avatar de hannaben
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    Predeterminado Re: Luchino Visconti: revisando sus películas

    Cita Iniciado por Alex Fletcher Ver mensaje
    A mi no me la regalarán, me la autoregalaré, porque el film se lo merece y además creo que edita Eureka o algunas de estas top.
    Los autoregalos molan peero cuando alguien que te conoce bien te regala es maravilloso!

  19. #569
    sabio Avatar de hannaben
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    Predeterminado Re: Luchino Visconti: revisando sus películas



    Alquilándola y vaya calidad de imagen ...aparte de que la historia de Camus me parece de lo más dificil de adaptar...

    Continuará....

  20. #570
    gurú Avatar de Alex Fletcher
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    Predeterminado Re: Luchino Visconti: revisando sus películas

    Llevo 1 hora 45 minutos de Ludwig y por ahora vaya tostón, y me queda un mundo aún, hay 0 ganas de acabarla, por ahora a años luz de muerte en Venecia

  21. #571
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    Predeterminado Re: Luchino Visconti: revisando sus películas

    Para animarte, te diré que la parte que más me ha gustado es la final.
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  22. #572
    Gentleman Loser Avatar de Abuelo Igor
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    Predeterminado Re: Luchino Visconti: revisando sus películas



    Contrariamente a la creencia tan arraigada (sobre todo en referencia a las relaciones personales, que es donde menos se debería aplicar) de que “la primera impresión es la que cuenta”, me siento bastante contento cuando mi insistencia masoquista en dar segundas, terceras y cuartas oportunidades termina por dar fruto. Así me pasó con Antonioni, y así me pasó con “Muerte en Venecia” de Visconti. No me gustaba la insistencia con que sonaba el “Adagietto” de Mahler, no me gustaban las reflexiones sobre estética y filosofía cuando en el fondo de lo que se trataba era del deseo que inspiraba un adolescente, no me gustaba ese recreo estético con toques sórdidos en la decadencia y muerte del protagonista. Hoy en día muchos de esos aspectos antes negativos son los que contribuyen a que la película me parezca la mejor de su director desde “El Gatopardo” y una de las más interesantes de su filmografía.



    Desconozco la novela de Mann, pero, en cuanto a adaptar una obra literaria, Visconti aprendió la lección de “El extranjero” y evitó citar en “off” pasajes del original, dejando que los ambientes y las imágenes lo dijeran todo cuando no hay diálogos. Esa inmersión total en los ambientes del hotel y de la Venecia asediada por la plaga supone una decisión arriesgada, pues, como en el baile de “El Gatopardo”, llegan a pasar muchos minutos sin que se vea un hilo narrativo claro, y da la impresión de que la paciencia, aquella virtud tan importante para los lectores, ha desaparecido del diccionario de los espectadores de cine.



    Incluso los “tics” estilísticos de la “segunda manera” de Visconti están justificados aquí. Ese abuso del zoom, ese recurso constante a los teleobjetivos, esas panorámicas sin final, casan bien con un personaje que mira siempre desde lejos a su objeto de deseo y de hecho nunca llega a estar cerca de él. El hecho de que algunos de los operadores de cámara del cineasta a veces no parecieran muy diestros incluso ayuda a crear ese sentido de querer ver algo y no llegar a verlo de todo, o verlo de refilón, o verlo confundido entre mil y otras cosas y personas. En ese microcosmos del hotel del Lido cabe de todo, y esa espectacularidad, ese mimo en la recreación del detalle, hace que en mitad del batiburrillo convivan las expectativas y los recuerdos.



    Es bien sabido que a la adaptación de la novela de Mann, donde Gustav von Aschenbach es un célebre escritor, Visconti y su guionista Nicola Badalucco añadieron detalles de la biografía del compositor Gustav Mahler, llegando a caracterizar en cierto modo al actor británico para que se pareciera más al compositor austríaco y cerrando el círculo que se abrió cuando el novelista alemán basó la descripción de su personaje principal en una fotografía del creador de “La canción de la Tierra”.



    En la película podemos ver al amigo del protagonista interpretando al piano el inicio de “Das irdische Leben”, final de su cuarta sinfonía; somos testigos también del fracaso del estreno de la sinfonía “Titán” entre silbidos y abucheos (solo oímos el último acorde, pero es la sinfonía “Titán”, fíense ustedes de mí), y, sobre todo, la muerte por fiebres de una de sus hijas tiene un gran peso en la película, algo enfatizado por el beso que el personaje da a una foto de la niña (en “La caída de los dioses” vemos un momento muy similar cuando el patriarca de los Von Essenbeck besa la foto de su hijo muerto en la I Guerra Mundial), y a continuación por la presencia cerca de él de una niña que podría recordarle a la desaparecida.



    Esto me trae de vuelta a mi especulación de que el misterioso personaje, niño o niña, que veíamos en la trattoria de “Ossessione” representaba en cierto modo a la descendencia que la pareja principal no llegó a tener. Puede ser que un servidor esté echando a volar demasiado su fantasía, pero creo que esto se repite en “Muerte en Venecia” debido a mi búsqueda de las apariciones en el cine de Nicoletta Elmi, la niña pelirroja que fue habitual del terror italiano y el giallo, con una filmografía de 15 títulos entre 1969 y 1975 que incluyó entre otras “Bahía de sangre” de Bava, “Rojo oscuro” de Argento o ese gran giallo que es “¿Quién la ha visto morir?” de Aldo Lado.



    Pues bien, sabedor de que Nicoletta aparecía en “Muerte en Venecia”, rastreé todo el DVD en su busca y la encontré en la escena del comedor, alrededor del minuto 25, llamándome la atención que, después de verla entrar corriendo y jugando con su familia, luego sea claramente visible, después de una panorámica que parece de 360 grados, justo detrás de un Dirk Bogarde con expresión triste y meditabunda, en el curso de una secuencia inmediatamente posterior a la ya descrita en que Aschenbach mira la foto de su pequeña. Y claro, Visconti hace un casting de extras para una niña pequeña y te la sienta justamente ahí… Muy casual no me parece.



    Como tampoco me parece casual que el protagonista llegue a Venecia en un barco llamado “Esmeralda”, que, lo aprendemos luego, era el nombre de la prostituta adolescente que supuso su primer contacto con la belleza joven, perturbadora y prohibida. Es un poco el “modus operandi” de la película, un juego de asociaciones a veces sutil y sensorial. Esto se ve desde el inicio con el barco surgiendo de la oscuridad, un poco como si se estuviera cruzando una especie de laguna Estigia. Después de esto, al protagonista le habría tocado cruzar con Caronte, pero resulta que el barquero es un falso barquero, de ahí que la muerte se retarde un poco. La asociación mitológica continuaría hasta el final, con el efebo Tadzio señalando hacia el horizonte en una imagen de un fuerte sabor mitológico, aunque no haya sido capaz de hallar fuente de inspiración clásica para ese plano que incluye una cámara y que está totalmente a la altura del concepto “qué te gustaría ver en tus últimos momentos de vida”. Aschenbach, tras dos horas debatiéndose entre lo apolíneo y lo dionisiaco, termina su vida de un modo ideal ante uno de los planos más bellos de la historia del cine.



    Pero en el camino no todo es belleza. Desde el inicio hay múltiples signos y amenazas, personajes grotescos que insinúan la ruina que acecha bajo el lujo, pero grotescos más en un sentido gótico que circense (se me ocurre que una comparación Visconti-Fellini podría ser muy sugestiva, pues hay en ambos elementos comunes que sin embargo se enfocan de modos muy distintos). Nada más llegar, Bogarde se topa con un extraño viejo con bigotito que le da la bienvenida, pero mi favorito es el guitarrista de la serenata, con su cabellera pelirroja, esos dientes de menos obviamente pintados de negro y ese canción basada en la risa, en teoría alegre pero que deja un regusto bastante macabro. Veo ese grupito y pienso en juglares de la Edad Media en una ciudad a punto de ser invadida por la pestilencia.



    Es una pena que el Covid-19 haya quitado el glamour ficticio a las historias de epidemias, porque siempre me habían fascinado, esa manera en la que la biología ciega disgrega ese edificio de la civilización que parecía tan sólidamente construido. Aquí en concreto vamos viendo esos pequeños toques, el hombre que se desvanece en la oficina, las precauciones en las esquinas de Romolo Valli (impagable de nuevo tras “El Gatopardo") para que nadie sepa nada, hasta que poco a poco aflora el submundo, como en esas desinfecciones y hogueras que convierten Venecia en un sórdido submundo por el que la familia polaca pasea seguida por Gustav.



    Ese contraste entre la elegancia lujosa y la suciedad infectada da una dimensión épica al intimismo que los encuadres en scope transmiten de manera inmejorable (siempre recuerdo en esos casos a cineastas como Billy Wilder, que decía que la pantalla ancha solo servía para rodar historias sobre perros salchichas, o al mismo Hitchcock, que no usó el scope ni una sola vez en su trayectoria; supongo que comenzar en el cine mudo marca mucho). Por cierto, doy por hecho que Gustav muere a causa de la dolencia cardiaca que le diagnostican en un flashback, pero a veces me da por pensar si su muerte tiene algo que ver con la epidemia, a juzgar por los síntomas un poco similares (sudores y desvanecimiento) que hemos visto en alguna víctima.



    Se dice que Visconti consideró dar el papel de Tadzio a su ahijado Miguel Bosé, decisión que por fortuna reconsideró, y no por inquina particular hacia el cantante, sino porque así nos hemos ahorrado que el público español se riera en todas sus apariciones (algo que ya conozco debido a “Suspiria” de Argento: la única razón por la que no he oído risitas en sus escenas durante una proyección de esta peli era porque tenía lugar en otro país). En cuanto al propio Tadzio, me llama siempre la atención su manera de coquetear con el maduro Aschenbach, y siempre he tenido la impresión de que hay una cierta complicidad equívoca con el otro chico, moreno de pelo corto, con el que se pelea en la playa. No sé si el libro de Mann comparte esta visión del personaje, pero creo que Visconti lo sexualiza un tanto, lo cual se vería con menos ecuanimidad si el personaje fuese femenino. Por cierto, reseñar que Bjorn Andresen regresó al panorama internacional del cine hace un par de años en “Midsommar” de Ari Aster, donde interpreta a uno de los “mayores” de esa extraña comunidad pagana.



    También regresa, a nuestras reseñas, un viejo conocido, Franco Fabrizi, de “Los inútiles” y “Almas sin conciencia” de Fellini, que aquí interpreta al peluquero que “rejuvenece” a Gustav con ese horrible maquillaje pálido y ese betún para ennegrecerle el pelo y el bigote y que destiñe al final en un severo y patético reproche a los intentos de hacer retroceder el reloj y ganar la carrera al tiempo. Bogarde logra resarcirse de su relativo ninguneo en “La caída de los dioses” con una gran interpretación, tal vez la más recordada de su carrera. También tenemos otra vez a Silvana Mangano, esta vez como figura materna después de que su drama en “La bruja quemada viva” fuera precisamente no poder ser madre. El reparto, como siempre en Visconti, es puro “europudding”, impresión que se refuerza en la versión internacional de habla inglesa, con su característica mezcla de acentos, incluida en la edición de Warner. Confieso cierta nostalgia por aquella época en la que “majors” estadounidenses como Warner o MGM se peleaban por distribuir las últimas obras de autores europeos como Fellini, Antonioni, Truffaut o Visconti. El cine estaba más en el centro del discurso cultural, y los que tenían el dinero, entonces, albergaban ciertas ambiciones de que sus productos se consideraran cultura, y acudían en busca de cultura a la vieja Europa.

    Última edición por Abuelo Igor; 12/06/2021 a las 02:25
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  23. #573
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    Predeterminado Re: Luchino Visconti: revisando sus películas

    ¨No me gustaba la insistencia con que sonaba el “Adagietto” de Mahler, no me gustaban las reflexiones sobre estética y filosofía cuando en el fondo de lo que se trataba era del deseo que inspiraba un adolescente, no me gustaba ese recreo estético con toques sórdidos en la decadencia y muerte del protagonista.¨

    Yo llevo 20 años diciendo que la gente, primero desea algo y luego ya va encajando sus argumentos razonablemente, para justificarse...
    Fue antes de saber que Hume decía algo así como que ¨La razón está prisionera de los sentimientos¨.

    Muy pocas veces (casi nunca), se es racional, si acaso...a lo máximo razonable...Racional es otra cosa muy distinta.

    Con respecto a Hitchcock y su poca afición a este formato...Es lógico...Su gusto por el plano detalle encaja mucho mejor en formatos más cuadrados...

    ¿Se puede conseguir el ¨buen¨plano detalle en estos formatos?...Sí y no...Sí cuando se contrasta con otro elemento o contexto...Ejemplo..David Lean, plano detalle de las gafas en el campo de batalla en ¨Doctor Zhivago¨...o lentes splits...Con Brian de Palma, que 30 años después dijo que finalmente, tampoco era tan importante...Pues el montaje, sigue siendo una herramienta demasiado potente.

    Pero Hitchcock necesita un plano detalle más sencillo y sobre todo directo...Sin distracciones.

  24. #574
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    Predeterminado Re: Luchino Visconti: revisando sus películas

    Buena review de Abuelo Igor. La verdad es que, en aquella época juvenil, Miguel Bosé tenía una belleza muy andrógina. Y lo digo, más allá de su tendencia a llevar mallas ajustadas o algo de maquillaje.
    Era muy guapo (con eso no descubro nada) y siempre jugó con la ambigüedad en todos los sentidos. No hubiera desentonado, en mi opinión, si hubiera aparecido en Muerte en Venecia.

  25. #575
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    Predeterminado Re: Luchino Visconti: revisando sus películas

    Cita Iniciado por Abuelo Igor Ver mensaje

    Es bien sabido que a la adaptación de la novela de Mann, donde Gustav von Aschenbach es un célebre escritor, Visconti y su guionista Nicola Badalucco añadieron detalles de la biografía del compositor Gustav Mahler, llegando a caracterizar en cierto modo al actor británico para que se pareciera más al compositor austríaco y cerrando el círculo que se abrió cuando el novelista alemán basó la descripción de su personaje principal en una fotografía del creador de “La canción de la Tierra”.
    ¿Y no crees que hay algo del mismísimo Mann en la caracterización de Gustav von Aschenbach (Mahler, por ejemplo, no llevaba bigote, al menos en su madurez)? Conocidas son las tendencias homosexuales del escritor y sus disquisiciones sobre el arte y la belleza.





    Cita Iniciado por Abuelo Igor Ver mensaje
    Desconozco la novela de Mann, pero, en cuanto a adaptar una obra literaria, Visconti aprendió la lección de “El extranjero” y evitó citar en “off” pasajes del original, dejando que los ambientes y las imágenes lo dijeran todo cuando no hay diálogos.
    Ciertamente, evitó con buen tino la voz en off, pero en cambio recurrió a unos flashbacks en muchos casos un tanto irritantes, en especial aquellos en los que Gustav discute con (o más bien soporta a) su amigo Alfred, todo ello ausente de la novela. Lógicamente, la novela, aunque está escrita en tercera persona, permite acceder al pensamiento del protagonista, cuya mirada es la que desarrolla el relato, bastante breve, por cierto.

    En la novela se aprecia que Tadzio no es ajeno a la fascinación que provoca sobre Aschenbach, aunque, al igual que en el film, no hay contacto más que visual. Por ejemplo, en la última escena, que Visconti traslada casi idéntica al film, Tadzio se gira para comprobar que su admirador sigue observándolo: "De pronto, como si lo impulsara un recuerdo, bruscamente, hizo girar el busto y miró hacia la orilla por encima del hombro. El contemplador estaba allí, sentado en el mismo sitio donde por primera vez la mirada de aquellos ojos de ensueño se había cruzado con la suya".
    Casiusco, tomaszapa, Abuelo Igor y 3 usuarios han agradecido esto.

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