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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
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Visconti presenta su colaboración a partir de la historia Au bord du lit de Guy de Maupassant,situando la trama en la clase alta de 1960s....un joven matrimonio formado por el conde italiano Ottavio venido a menos y Pupe de origen austriaco rica por via paterna. Ottavio acaba de protagonizar un escándalo sexual que sale a toda página en los periódicos. Sus abogados están preocupadísimos por el patrimonio del conde por si puede suponer el divorcio con la adinerada esposa... instando al conde a conversar con ella y arreglar el tema. Pupe hace una proposición a Ottavio al que pide una cantidad de dinero a cambio de sexo...ya no vivirá del dinero de su padre... buscará un trabajo para mantenerse.
Visconti nos adentra en la enorme mansión de la pareja ociosa y frívola partícipe de toda la hipocresía que les rodea, conversan sobre su matrimonio roto,amores ilícitos y vidas insustanciales. Farsa a la que se unen los abogados y ese padre al teléfono.También y me parece de lo mejor aunque para mí deberían haber tenido más protagonismo en ese mundo de reglas y status ...el servicio doméstico testigo de las idas y venidas del matrimonio.
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Acostumbrada dirección elegante de Visconti, escenografía y una Romy Schneider de la que soy fan... especialmente su ultima etapa como actriz....interpretando a esa niña rica que muestra su vulnerabilidad al final... dando señales de su capacidad dramática futura en pelis como Lo importante es amar o La muerte en directo.
https://www.youtube.com/watch?v=AOsClhI9Xhg
6.7/10
Continuará con....
Siamo donne
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
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Episodios a partir de sucesos más o menos ficticios de mujeres profesionales de la actuación.
Visconti rueda con la Magnani tras Bellísima (1951).
La actriz va en un taxi, antes de dirigirse al teatro para actuar en una revista. Y tiene una discusión con el taxista por si debe pagar o no un suplemento por su perro. El altercado se sale de madre JAJA hasta llegar a una comisaría y probar que tiene razón en su pelea con el taxista. Aquello se llena de personal y Anna se siente como en escena.
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Finalmente llega al teatro,pues el espectáculo debe continuar como el de la vida. Anna sale al escenario actúa cantando “Com'è bello fa' l'amore quanno è sera” y baja el telón de la función....
6.7/10
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
Tenía pendiente desde hace años ver Rocco y sus hermanos y veo lo que me he perdido! Es una grandísima película.
Berlanga bebe de este film porque hay partes de "El verdugo" y de "Placido". También me ha recordado a "La busca" de Pio Baroja.
Pero en Italia este costumbrismo y la vida social estaba mucho más adelantada en aquellos años que en España.
Cita:
Iniciado por
mad dog earle
Morini se muestra interesado por Simone no solo por sus maneras como boxeador, sino también por su físico, en una clara referencia homoerótica que Visconti sitúa en las duchas del gimnasio (como es habitual en sus películas, proliferan las duchas, los hombres en camiseta o con el torso desnudo, personajes vistiéndose o desnudándose…).
Esto es una de las razones por las que no se entiende la versión doblada. Todos esos diálogos de doble sentido homosexual supongo que se perderán con nuevos diálogos pasados por la censura Española y con voces de machotes. (No la he visto en V.O.)
Muchas de las escenas más duras (violación, relaciones prematrimoniales, conversaciones de mujeres con mala vida, blasfemias,...) tienen doblaje nuevo. Supongo que habría cortes y más cortes.
Un artículo de El País de 1983:
https://elpais.com/diario/1983/05/30...18_850215.html
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
El gatopardo (Il gattopardo, 1958), de Giuseppe Tomasi de Lampedusa
https://pictures.abebooks.com/inventory/22758015901.jpg
Amplío el comentario sobre la película de Visconti con un breve resumen de la novela del príncipe de Lampedusa, destacando las diferencias con el film. Para ello me sirvo de la edición, añeja, publicada por Círculo de Lectores, de la que reproduzco arriba la portada. La traducción al castellano, de Fernando Gutiérrez, me ha parecido buena, al menos suena bien, aunque añade una nota introductoria para hablar del término “gattopardo” y de a qué animal corresponde que no me convence y me parece que todavía ensombrece más el asunto. Gutiérrez lo asocia con el “leopardo jaspeado”, “una especie de pantera de tamaño aproximado al del gato casero”, que vive “en Java y Malaca y se dice que es fácil de domesticar”. No acabo de entender por qué razón Tomasi (y, de hecho, la familia Lampedusa) tendrían que irse a Asia a buscar el felino para su escudo, teniendo muchos otros más cerca.
Tomasi estructura el texto en ocho capítulos, cada uno de ellos correspondiente a una fecha determinada, que van de mayo de 1860 a mayo de 1910, o sea, cubriendo un lapso de 50 años. Salvo por lo que respecta a los dos últimos capítulos (y a otro, bastante breve, que tiene lugar en febrero de 1861), esta estructura coincide con la de la película de Visconti, aunque en el film no aparece ningún rótulo que identifique la fecha, por lo que el espectador ha de adivinarla teniendo en cuenta lo que se nos va contando en relación con la historia de Italia de mediados del XIX.
1) Mayo 1860: Al igual que en el film, la novela se inicia con el rosario que la familia Salina, como cada tarde, reza en su villa a las afueras de Palermo. El autor describe al protagonista, Don Fabrizio Corbera, príncipe de Salina, de una manera que es fácil atribuirle los rasgos de Burt Lancaster: “inmenso y fortísimo”, “su cabeza rozaba… el colgante inferior de las arañas”, un hombre rubio, de ojos azules, de madre alemana, y que, como se dirá más adelante, tiene 45 años y siete hijos. A diferencia de la película, no se produce aquí la algarabía de sirvientes porque se ha encontrado el cadáver de un soldado borbónico, sino que el episodio lo rememora Fabrizio, es algo que acaeció unos días antes. Tomasi suele introducir pensamientos del protagonista, algo que en el film se traduce en un par de flashbacks, pero que en la novela es mucho más habitual.
Entre estos pensamientos retrospectivos hay uno sobre una audiencia concedida en Nápoles por el rey, Fernando II, que murió un año antes, en mayo de 1859, sucediéndole Francisco II, conocido con el sobrenombre de Franceschiello, un rey joven e inexperto, destinado a durar muy poco en el trono. El cambio de monarca es un símbolo más de la decadencia del reino, y por extensión de la aristocracia siciliana.
En este primer capítulo Fabrizio se desplaza a Palermo, en compañía del padre Pirrone, para poder gozar durante unas horas del placer que le proporciona una prostituta, Mariannina, que lo recibe con el apelativo de “principón” (relación por la que después el padre Pirrone le pedirá que se confiese)
Como en el film, a la mañana siguiente, Tancredi, príncipe de Falconeri, sobrino de Fabrizio (hijo de su hermana, ya muerta), se presenta en la villa para comunicarle al “tiazo” (al “zione”) que marcha a las montañas para unirse a las partidas de revolucionarios que siguen a Garibaldi, que ha desembarcado en Marsala con la llamada “Expedición de los Mil”. Es en este contexto que Tancredi dice la célebre frase que caracteriza el gatopardismo: “si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie”, una forma de decir que para que la aristocracia conserve al menos parte de sus privilegios y siga ocupando un papel relevante en la sociedad, hace falta acabar con la decadente monarquía borbónica, para dar paso a la Casa de Saboya, evitando así la república defendida por Giuseppe Mazzini. En un principio, Fabrizio se escandaliza de su sobrino, pero pronto asumirá como propio el principio del gatopardismo, en parte porque se da cuenta que Tancredi tiene razón, que esa es la única alternativa de futuro para su clase, y probablemente también por amor al muchacho, en el que se ve reflejado, en el que encuentra la energía que empieza a faltarle, aunque ve también que ese nuevo hombre ya no puede ser él mismo, su tiempo ha pasado. En el momento de la partida, Fabrizio, como en el film, le hace entrega de unas onzas de oro, lo que provoca la respuesta burlona del sobrino: “Ahora ayudas a la revolución”.
Entre este episodio y el siguiente, Visconti introduce la secuencia de las luchas callejeras entre garibaldinos, partisanos y soldados borbónicos en Palermo, algo ausente de la novela de Tomasi.
2) Agosto 1860: Narra el viaje de los Salina a Donnafugata. En ese momento Sicilia ya ha caído en manos de Garibaldi. Fabrizio rememora la visita de un general a Villa Salina, como también vemos en el film. Ya en Donnafugata, los Salina son recibidos por Don Calogero Sedàra, y el resto de prohombres de la población, como el organista y compañero de caza de Fabrizio, Ciccio Tumeo. En el capítulo se describe la conversación de Fabrizio con el padre Pirrone en el baño, en la que el sacerdote le comenta que Concetta está enamorada de Tancredi, a lo cual el príncipe no quiere darle importancia.
Durante la cena hace su radiante aparición Angelica, la hija de Calogero, de solo 17 años (hay que tener en cuenta que Fabrizio dice haberse casado con su mujer, Maria Stella, cuando ella contaba solo 16 años). La descripción de Tomasi es muy sensual, aunque algo irónica: “Era alta y bien formada, teniendo en cuenta generosos criterios; su piel debía poseer el sabor de la crema fresca a la que parecía, y la boca infantil el de las fresas. Bajo la masa de los cabellos del color de la noche, llenos de suaves ondulaciones, los ojos verdes resplandecían inmóviles como los de las estatuas y, como ellos, un poco crueles”. Angelica provoca un gran impacto en todos los Salina masculinos. La Angelica de la novela es una joven bella y educada, que ha estudiado en Florencia, donde ha pulido su acento y adquirido conocimientos en arte. En cambio, en el film, el personaje que interpreta la Cardinale tiene un punto de ordinariez, de vulgaridad, más manifiesto, remarcando la diferencia de clase (recordemos que es la nieta de Peppe Mmerda), algo que Visconti también hace con el personaje de Don Calogero, al que ridiculiza a menudo, mientras Tomasi es un poco más sutil.
Al día siguiente visitan el monasterio del Espíritu Santo, donde Concetta impide que Tancredi entre a ver a las monjas, derecho solo permitido al príncipe, aunque con excepciones, como castigo por su obsceno comentario sobre el convento de clausura, en especial la apostilla dirigida a Angelica de que “si hubiese usted estado allí, señorita, no habríamos tenido necesidad de esperar a las novicias”, ante la cual “su risa [la de Angelica] subió de tono y se hizo estridente”.
3) Octubre 1860: Se nos cuenta el resultado del plebiscito de unificación de Italia, en el que Don Ciccio votó que no, aunque el resultado oficial fue de unanimidad a favor del sí. Tancredi ruega a su tío que pida la mano de Angelica, sobre la cual el príncipe pide información a Ciccio, al que encerrará mientras negocia con Don Calogero la dote de la muchacha para que nadie lo sepa antes de que sea el momento oportuno.
4) Noviembre 1860: Tancredi llega a Donnafugata durante un día tormentoso, junto con el conde milanés Carlo Cavriaghi (el papel de Mario Girotti en el film). Ya no llevan el uniforme garibaldino, sino el del ejército real de Víctor Manuel II. Llega de forma inesperada Angelica a la que Tancredi le entrega el anillo de compromiso (que ha comprado con dinero del tío). Luego pasarán largas horas deambulando por las habitaciones desocupadas del palacio. Mientras tanto, Cavriaghi intenta establecer una relación amorosa con Concetta, sin éxito. El capítulo se cierra con la llegada del funcionario piamontés, Chevalley, que le ofrece al príncipe un puesto en el senado, que este rechaza, sugiriendo en su lugar el nombre de Don Calogero. Fabrizio le cuenta a Chevalley su visión de los sicilianos, que “no querrán nunca mejorar por la sencilla razón que creen que son perfectos”. En el momento de la despedida es cuando Fabrizio dice su célebre monólogo de los gatopardos y los chacales, que Visconti reproduce literalmente.
5) Febrero 1861: Breve capítulo en que se nos cuenta el viaje del padre Pirrone a su pueblo natal, San Cono, donde ha de resolver un conflicto familiar, demostrando una notable mano izquierda. Incluye también su monólogo sobre la aristocracia, que Visconti lo sitúa antes, durante una parada de los Salina en su desplazamiento a Donnafugata.
6) Noviembre 1862: el baile en el palacio Ponteleone. Quizá las mayores diferencias con el film son que, por un lado, se cruza toda la familia con la procesión del Santo Viático antes de su llegada al baile, no el príncipe en solitario una vez acabado. La otra, más significativa quizá, es la secuencia de la conversación entre Concetta, Angelica y Tancredi sobre los desertores y el sonido posterior de los disparos de la ejecución, algo que está ausente de la novela. Lo demás, incluida la contemplación del cuadro de Greuze (aunque aquí se titula “Muerte del justo”), el vals, la conversación con el coronel Pallavicino (el “héroe” de Aspromonte) o la sala con los orinales, también aparece en Tomasi.
7) Julio 1883: Estamos ya fuera del marco temporal de la película. Fabrizio regresa, enfermo, de un viaje a Nápoles. En esta fecha, tanto la mujer, Maria Stella, el primogénito, Paolo, como el padre Pirrone, ya han muerto, mientras que Tancredi es diputado. El príncipe tiene un nieto, Fabrizietto, pero es consciente de que él es el último de su estirpe: “… el último Salina era él, el gigante desmirriado que ahora agonizaba en el balcón del hotel. Porque el significado de un noble linaje se halla todo en las tradiciones, es decir en los recuerdos vitales, y él era el último en poseer recuerdos insólitos, distintos de los de las otras familias” (una reflexión tras la cual uno imagina al propio príncipe de Lampedusa; quizá un pensamiento demasiado fúnebre aún para Visconti). Así, Don Fabrizio muere, según el narrador, con 73 años (lo que, dicho sea de paso, no cuadra, porque en 1860 tenía 45 años, por lo que solo debería tener 68 o 69 años).
8) Mayo 1910: Cincuentenario del desembarco de Garibaldi en Sicilia. Las tres hijas del príncipe, Concetta, Carolina y Caterina, todas ellas con alrededor de 70 años, viven en el palacio de los Salina, orgullosas de las reliquias de santos que atesoran en la capilla. Concetta recibe la visita de Angelica, ya viuda, y del senador Tassoni, que hace referencia a la famosa anécdota del convento de clausura, que según le confesó Tancredi en su día, era una pura patraña, mentira que provocó la censura de Concetta, algo que la ha estado amargando durante toda su vida. Después recibe la visita del cardenal, que investiga por orden del Papa la autenticidad de las reliquias. Las hermanas reciben la orden de eliminar la mayoría de ellas, falsas, y cambiar la imagen que veneran, una pintura de una joven, que creen que representa la Virgen de la carta, pero que según la Iglesia no es más que la pintura de una muchacha con la carta de su enamorado. Las pocas certezas que conservaban se derrumban. Su mundo, definitivamente, ha muerto, algo que se simboliza con la piel del perro del príncipe, Bendicò, que Concetta conservaba apolillada y llena de polvo. La novela concluye con la orden que Concetta da a la sirvienta de que tire los restos del perro.
Recomiendo vivamente la lectura de la novela. Tomasi se erige, en calidad de narrador omnisciente, como un buen observador y comentarista del pasado inmediato de Sicilia, y por extensión de Italia, introduciendo además comentarios desde su presente (incluso una referencia cinéfila a Eisenstein), con notable dosis de ironía, y un sentido del humor finísimo, que no impide que toda la obra tenga un tono melancólico, elegíaco, una reflexión sobre lo que Proust denominaba “los paraísos perdidos”, algo que está presente en la mayor parte de las obras de Visconti, también en el film que nos toca esta semana, Vaghe stelle dell’Orsa…, título que hace referencia al primer verso de un poema del conde Leopardi, titulado precisamente “Le ricordanze”. Pero eso será dentro de unos días.
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
El domingo me pongo con Il gattopardo
y creo que no tendré más remedio que verla en 2 veces.
https://www.youtube.com/watch?v=IlANR_3UGTg
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
Sobre todo, no fracciones la secuencia del baile.
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
Y cuando el prota esté orinando, deja que termina, que se le puede cortar el chorro :lengua
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
Cita:
Iniciado por
tomaszapa
Y cuando el prota esté orinando, deja que termina, que se le puede cortar el chorro :lengua
Eso no sale en la película. Se nota que no las has mirado. :lee
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
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Iniciado por
mad dog earle
Eso no sale en la película. Se nota que no las has mirado. :lee
Estaba probándote. No es la primera vez que pillo a un crítico prestigioso, que se nota que el que no la ha visto es él. :digno :cortina Prueba superada :cuniao
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
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La competencia Fellini-Visconti tuvo años encarnizados. Si en 1960 “La dolce vita” se encontraba con la rivalidad durísima de “Rocco”, en el 63 “Ocho y medio” se las tuvo que ver nada menos que con “El gatopardo”, una clara cumbre en la trayectoria de su director, que a mi juicio no pudo repetir un hito semejante en el resto de su vida, mientras que Fellini todavía tenía muchas sorpresas guardadas en la manga.
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En todo caso, la temática de la desaparición de un mundo y su sustitución por otro, de los dinosaurios de una era geológica anterior contemplando resignados cómo, a pesar de ser reemplazados por nuevas especies, en teoría más rápidas y capaces, el mundo aun así no va a mejorar, no podría tener una expresión más perfecta que esta película, a pesar de que el gran público no siempre la ha comprendido como merece (en este sentido es instructivo el comentario de Fernando Fernán-Gómez, que, en una introducción del programa “Cine-Club”, allá por los 80, poniendo en contexto el estreno en salas de una de sus películas, relataba que por aquellos años se había reestrenado el clásico de Visconti, y que, según los periódicos, el público se quejaba en algunos pases).
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Y es que “El gatopardo” (que ya sé que tendría que ser “El leopardo”, aunque no veo las manchas en el escudo de los Salina, con lo cual incluso tal vez “El guepardo” sería una opción más correcta, pero a estas alturas no vamos a cambiar un título ya fosilizado en la memoria colectiva), aunque es una película con bastante épica, es más bien una épica intimista, en la que la batallita, como en “Senso” es un trámite, y todo lo fundamental se dice en una secuencia, la del baile, en la que “no sucede nada” y a la vez sucede todo, a lo largo de casi 45 minutos.
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Lo original de la película, y del enfoque de Visconti en general, es que raramente se habían contado los cambios históricos desde el punto de vista de los estamentos preteridos, arrumbados por un “progreso histórico” que en el fondo no es tal (la célebre frase de que “todo tiene que cambiar un poco para que todo siga igual”, aparece dos veces en el metraje, pronunciada tanto por don Fabrizio como por Tancredi, que es visto como su heredero hasta el punto de que llegamos a ver su cara reflejada en el espejo ante el cual el príncipe se está afeitando). A Éric Rohmer se le reprochó unas décadas después que adoptara el punto de vista de la aristocracia en “La inglesa y el duque”, su película sobre la Revolución Francesa, por lo que dudo que los compañeros de viaje comunistas de Luchino se sintieran muy felices ante un espectáculo suntuoso que parecía mirar con nostalgia el “ancien régime”.
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El retrato del príncipe de Salina y su entorno no carece de su sorna: padre de una familia numerosa a pesar de no haberle visto ni el ombligo a su esposa, frecuentador por ello de una amante plebeya que lo llama “principone”, y siempre flanqueado por un padre confesor que le sirve de consejero, una figura demacrada y sudorosa (excelente Romolo Valli, que, lo he comprobado para aclarar una duda que me ha perseguido largo tiempo, no era pariente de Alida Valli), don Fabrizio carece de veleidades progresistas (o si las tiene se las guarda para sí mismo), y el bienestar del pueblo le da igual, pero vota a favor del nuevo estado italiano porque se da cuenta de que es a donde lleva la corriente del tiempo, aunque no deja de sentir que todo el furor por la “tricolor” no va más allá de simples fuegos artificiales.
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Mientras apenas el organista de la iglesia (Serge Reggiani) se queja de los cambios sociales que se están operando, afirmando que la esposa del alcalde, don Calogero, es hija de un repugnante personaje a quien los lugareños apodaban “Peppe Merda”, don Fabrizio pone todas sus expectativas en su sobrino Tancredi Falconeri, que se comprometerá en matrimonio con Angelica, la bella hija de don Calogero, para el disgusto de la prima de Tancredi, Concetta, que en lo sucesivo despreciará las atenciones de un militar compañero de aquel, tal vez porque entre Alain Delon y Terence Hill no se puede elegir al segundo.
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Todo lo cual en cierto modo no es sino preparar el terreno para la larguísima secuencia del baile, que es donde está el meollo de la película. Lo que en la práctica es una especie de traslado de poderes se plasma en pantalla como una ceremonia suntuosa en la que la dramaturgia de toda la vida se aparca en favor de una elegante puesta en escena que sabe decir muchas cosas solo con la posición de la cámara y la disposición ante ella de los elementos (como muestra valga un botón: cuando vemos una estatua de la antigua Roma en primer término, contemplando de espaldas a los invitados, nos damos un poco cuenta de lo relativo de las alternancias políticas en la perspectiva del tiempo, y al mismo tiempo de la permanencia a la larga de elementos en su día descartados).
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El despliegue escenográfico, el vestuario de Piero Tosi, la música de Nino Rota (que, en una jugada repetida después en “Ludwig”, incluye una pieza inédita de un gran compositor, en este caso Giuseppe Verdi), crean un espectáculo audiovisual que sin embargo tiene más de funeral que de fiesta, aunque solo don Fabrizio se dé cuenta de ello: están enterrando toda una forma de vida aristocrática que será reemplazada por el sórdido siglo XX de los Calogero Sedara, vistos como burgueses mediocres que no se enteran de la misa la media pero tienen dinero, y de los Tancredi Falconeri, muy guapos, detentores del poder seductor de la imagen pero en el fondo un poco huecos. Don Fabrizio, y Visconti, contemplan con ironía el cambio de paradigma sin ver del todo bien la superioridad del nuevo régimen sobre el viejo régimen, que en realidad no hace más que sustituir al Dios que otorgaba la majestad por unos valores laicos que se pueden abusar y retorcer como se quiera, llegando a un sarcasmo de una crudeza casi propia de Pasolini cuando topamos con una estancia donde se depositan orinales llenos: aristócratas o burgueses, religiosos o ateos, los ricos y poderosos van al baño de la misma manera.
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Un aspecto que no me hace en exceso feliz, y que continúa un poco mi discurso sobre los (presuntos) misoginia y machismo de Visconti, es la manera en que Angelica, la hija de don Calogero y prometida de Tancredi (y nieta de “Peppe Merda”) es vista sobre todo como un trofeo para los poderosos y un símbolo del triunfo social, sin excesiva entidad como personaje. De hecho, podría argumentarse que el clímax de la película es el vals que bailan ella y don Fabrizio, esa victoria poética del viejo príncipe, que, se nos insinúa, bien podría habérsela arrebatado a su sobrino, quien sufre lo suyo durante la secuencia.
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En Sicilia tal vez no estaba aún oficialmente derogado el derecho de pernada, y de todas maneras el príncipe, decadente o no, mantenía su apostura y su atractivo y era un buen bailarín (ya lo dicen por ahí: se empieza bailando…).
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Renunciar a esta última conquista, resignarse a esa soledad del primer plano en que llora, hacer un último mutis ante las estrellas y hacia la lejanía, es dejar claro al mundo, aunque sobre todo a sí mismo, aquello en lo que sí era superior el viejo mundo sobre el nuevo: no en moralidad, no en justica social o legitimidad política, sino en buenas maneras y elegancia.
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Es difícil no ver en el príncipe de Salina una especie de “alter ego” del propio Visconti, una figura llena de contradicciones, perteneciente a la nobleza pero intentando ser consecuente con los cambios sociales y políticos del siglo, recreándose en el dandismo de épocas pasadas (apenas “El extranjero” y “La caída de los dioses” escapan a este patrón, mientras que “Confidencias” no cuenta, pues ahí casi tenemos otra vez a don Fabrizio, encerrado en su lujoso apartamento mientras a su alrededor bullen el sexo, la droga y el rock and roll). Encontrar una expresión tan perfecta de sus temas e ideas tuvo el precio previsible: Visconti, aunque aún firmó alguna obra notable, no volvería a rayar a esta altura.
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
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Iniciado por
Abuelo Igor
Lo original de la película, y del enfoque de Visconti en general, es que raramente se habían contado los cambios históricos desde el punto de vista de los estamentos preteridos, arrumbados por un “progreso histórico” que en el fondo no es tal (la célebre frase de que “todo tiene que cambiar un poco para que todo siga igual”, aparece dos veces en el metraje, pronunciada tanto por don Fabrizio como por Tancredi, que es visto como su heredero hasta el punto de que llegamos a ver su cara reflejada en el espejo ante el cual el príncipe se está afeitando). A Éric Rohmer se le reprochó unas décadas después que adoptara el punto de vista de la aristocracia en “La inglesa y el duque”, su película sobre la Revolución Francesa, por lo que dudo que los compañeros de viaje comunistas de Luchino se sintieran muy felices ante un espectáculo suntuoso que parecía mirar con nostalgia el “ancien régime”.
Pero quien la acuña es Tancredi. Fabrizio la acaba asumiendo, sobre todo porque su sobrino le explica que el objetivo de ese "cambiarlo todo" es, precisamente, la supervivencia de la monarquía (ahora encarnada en la Casa de Saboya), impidiendo así que triunfe la república de Mazzini, que sí se supone que hubiera acabado con la aristocracia (y los privilegios de la Iglesia).
Ese "cambiarlo todo" para que nada cambie queda también perfectamente ilustrado en los avatares de Garibaldi, que en dos años pasa de ser el héroe que conquista Sicilia con sus "camisas rojas" (y por eso recibe el honor de que su retrato sea colgado al lado del del rey en el ayuntamiento de Donnafugata) a ser herido y preso por el ejército del rey en Aspromonte. El héroe queda substituido por un bravucón que busca los halagos de la nobleza como Pallavicino, al que no le tiembla el pulso a la hora de fusilar a los desertores, es decir, a los seguidores de Garibaldi.
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
Recuerdo perfectamente que el autor de la frase es Tancredi, pero hacerlo notar destruía la redacción del párrafo tal como estaba concebido.
Me gusta cómo entre todos vamos resaltando distintos aspectos de obras tan poliédricas y difíciles de abarcar con una sola mirada. Sí, ese tema de que las revoluciones burguesas traen a la política el cortoplacismo, el oportunismo y los cambios de chaqueta, en contraposición a los ideales a menudo injustos pero inmutables y coherentes del antiguo régimen, resulta apasionante por cómo contempla la historia "desde el exterior", algo que hoy en día, en que se te quiere empujar por fuerza a alguna de las trincheras que hay abiertas, parece que no conviene.
¿"Halagos" no era con h?
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
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Abuelo Igor
¿"Halagos" no era con h?
Era y es. Me pasa por redactar deprisa mientras estoy cocinando un pollo con gambas. :D
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
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Iniciado por
mad dog earle
Era y es. Me pasa por redactar deprisa mientras estoy cocinando un pollo con gambas. :D
Buen provecho. :lengua Yo también las he comido pero en un arrocito, tipo paella, buenísimo. Seguro que eres un buen cocinero, aunque no estés acostumbrado a los halagos! :lengua
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
Cita:
Iniciado por
Abuelo Igor
Recuerdo perfectamente que el autor de la frase es Tancredi, pero hacerlo notar destruía la redacción del párrafo tal como estaba concebido.
Me gusta cómo entre todos vamos resaltando distintos aspectos de obras tan poliédricas y difíciles de abarcar con una sola mirada. Sí, ese tema de que las revoluciones burguesas traen a la política el cortoplacismo, el oportunismo y los cambios de chaqueta, en contraposición a los ideales a menudo injustos pero inmutables y coherentes del antiguo régimen, resulta apasionante por cómo contempla la historia "desde el exterior", algo que hoy en día, en que se te quiere empujar por fuerza a alguna de las trincheras que hay abiertas, parece que no conviene.
¿"Halagos" no era con h?
Abuelo Igor, me ha encantado tu crítica de El gatopardo. Estoy de acuerdo al 100 por cien con ella. La escena del baile, capital en la película. La espectacular interpretación de Burt Lancaster (quién lo hubiera imaginado cuando pegaba saltos, con esas mallas apretás!!)
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
Sí, siempre suelo citar a Burt Lancaster como ejemplo de alguien que no era ni actor (de hecho, lo de las mallas fue su origen, como acróbata de circo) y que con los años se convirtió en un gran intérprete. He estado pensando en otras películas posteriores, cómo, por ejemplo, la diferencia de edad entre los personajes sí fue un obstáculo para que, pese a su sex appeal en bañador, la chica rubita quisiera tener relaciones con él en "El nadador", y cómo volvió a hacer de terrateniente italiano, en una visión más conforme a las ideas marxistas, en "Novecento" de Bernardo Bertolucci.
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
Cita:
Iniciado por
Abuelo Igor
Sí, siempre suelo citar a Burt Lancaster como ejemplo de alguien que no era ni actor (de hecho, lo de las mallas fue su origen, como acróbata de circo) y que con los años se convirtió en un gran intérprete. He estado pensando en otras películas posteriores, cómo, por ejemplo, la diferencia de edad entre los personajes sí fue un obstáculo para que, pese a su sex appeal en bañador, la chica rubita quisiera tener relaciones con él en "El nadador", y cómo volvió a hacer de terrateniente italiano, en una visión más conforme a las ideas marxistas, en "Novecento" de Bernardo Bertolucci.
En la que, para mí, su interpretación es lo mejor del film.
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
Sandra (Vaghe stelle dell'Orsa..., 1965)
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Después de Il gattopardo, Visconti estuvo implicado en diversos proyectos operísticos y cinematográficos, entre los cuales filmar un segmento de la película The Bible: In the Beginning..., en concreto un episodio dedicado a José y sus hermanos, pero no prosperó, siendo finalmente John Huston quien dirigiría en solitario el film.
Su siguiente film, Vaghe stelle dell’Orsa… (en España y en otros países conocido como Sandra, el nombre del personaje que interpreta Claudia Cardinale), es una propuesta mucho más intimista, más cercana en cierto modo a Il lavoro que a Il gattopardo. No obstante, en esta ocasión se trata de un guion original, que firman Visconti, Suso Cecchi D’Amico y Enrico Medioli. Visconti vuelve al blanco y negro, prescindiendo de Rotunno, siendo Armando Nannuzzi el director de fotografía, en una película de Vides Cinematografica, productora de Franco Cristaldi, con el que Visconti ya había trabajado en Senso, con desastrosos resultados económicos.
El extraño título hace referencia (como queda claro en el transcurso del film) al primer verso de un poema del conde Giacomo Leopardi (que Visconti recurra a Leopardi después de filmar Il gattopardo no deja de tener su gracia), titulado “Le ricordanze”, el poema XXII de su libro “Canti” (1831). El poema en su primera estrofa dice así:
Vaghe stelle dell’Orsa, io non credea
tornare ancor per uso a contemplarvi
sul paterno giardino scintillanti,
e ragionar con voi dalle finestre
di questo albergo ove abitai fanciullo,
e delle gioie mie vidi la fine.
Aunque esto de traducir poesía siempre es problemático, cito la de Luis López Nieves, que titula el poema “Los recuerdos”, disponible en Internet:
No pensé, bellas luces de la Osa,
aún volver, cual solía, a contemplaros
sobre el jardín paterno titilantes,
y a hablaros acodado en la ventana
de esta morada en que habité de niño,
y donde vi el final de mi alegría.
Si el título despista (no sé hasta qué punto el poema es o era popular en Italia), el contenido casa a la perfección con el film. Porque de eso va a ir la historia, del retorno al jardín paterno de la casa donde vivieron cuando niños de dos hermanos, Sandra (la Cardinale) y Gianni (el actor francés Jean Sorel, al que recuerdo como el marido de Catherine Deneuve en la buñueliana Belle de jour), y el recuerdo de los momentos felices que vivieron, que han marcado dolorosamente su vida.
La película arranca durante una fiesta “de la alta sociedad” que ofrecen Sandra y su marido (y no su “brother”, como se dice erróneamente en imdb; el resbalón es de bulto, porque a Sorel lo identifican como el “husband”, lo que parece un lapsus freudiano, porque parece querer revelarnos la trama del film), el norteamericano Andrew (interpretado por el actor británico Michael Craig), en París. Durante la fiesta, breve prólogo antes de los títulos de crédito, un pianista interpreta el “Preludio, coral y fuga” (1884) de César Franck, pieza que provoca una visible reacción emocional en Sandra.
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https://www.youtube.com/watch?v=ct516-YDc4k
Más tarde sabremos que su madre fue pianista (ahora vive retirada, enferma). Al parecer, esta misma pieza era una de las que tocaba habitualmente la madre de Visconti, con lo que los recuerdos personales del director se entremezclan en el film.
Tras la fiesta, el matrimonio inicia un viaje en coche a Volterra, vieja ciudad toscana de origen etrusco (que tuve el placer de visitar en el verano del 2019 :cortina). Los créditos aparecen sobre las imágenes de las carreteras y paisajes que van cruzando en Francia e Italia, hasta llegar a la vieja casa de los Wald-Luzzati, de la cual se ocupa una vieja sirvienta, Fosca.
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El motivo del viaje es hacer entrega a la ciudad del jardín privado de la mansión, que pasará a ser público, y en donde se ha ubicado un busto del padre, muerto en Auschwitz en 1944.
La primera noche en la casa, un palacio típicamente viscontiniano (aunque el blanco y negro le priva del esplendor de Senso o Il gattopardo, confiriéndole un aire más fúnebre, acorde con la temática del film) parece una invocación a los fantasmas: la imagen de la vieja sirvienta a través de una ventana, como una aparición, justo en el momento que Sandra tranquiliza al marido diciéndole que allí “no hay fantasmas”; la noche ventosa que mueve las ramas de los árboles y provoca oscilantes sombras; el busto del padre cubierto con una tela blanca; y la materialización del hermano, Gianni, saliendo de la nada, remarcada por un zoom sobre su rostro, que se fundirá en un abrazo algo más que fraternal con Sandra.
Gianni ha escrito un libro de memorias, unos “ricordi della mia adolescenza”, lo que parece inquietar a Sandra. La joven se muestra también incómoda con la desenvoltura con la que Gianni se desviste delante de ella (en otra de esas secuencias tan viscontinianas en que los protagonistas masculinos nos muestran el torso desnudo).
https://borntobeunicorn.files.wordpr...6&h=372&crop=1
Durante la noche, mientras Gianni enseña Volterra a Andrew, y presenta a Andrew el primer amor de Sandra, el doctor Pietro Formari (el actor alemán Fred Williams), Sandra deambula por las estancias de la casa, inmersa en un mundo de recuerdos, tocando los objetos, como por ejemplo una mano de alabastro (piedra blanca típica de Volterra), quizá una reproducción de la de su madre (y que me trajo a la memoria Psycho), mientras suena de fondo la música de Franck.
Al día siguiente, acompañada por Pietro, Sandra visita a su madre, Corinna (la francesa Marie Bell), a la que encuentra tocando el piano, cómo no, la misma pieza de Franck (leitmotiv del film). La madre le echa en cara a Sandra que tiene la misma sangre hebrea que su padre, sangre corrupta (lo que muestra un desprecio doloroso respecto a su marido y padre de sus hijos, lo que ayuda a pensar que quizá ella no fue ajena a su trágica muerte).
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Después de la visita a la madre, Sandra ha de firmar en el ayuntamiento, junto a Gianni, la cesión del jardín. Para ella los prohombres del pueblo allí presentes, entre los cuales el abogado Gilardini (Renzo Ricci), su padrastro (casado con la madre), son los mismos que denunciaron a su padre, los que provocaron su traslado a Auschwitz, una herida que todavía supura en la familia.
Más tarde, de nuevo en el palacio, Sandra cuenta cosas de su pasado común con Gianni a su marido, como por ejemplo el intento de suicidio del hermano cuando era aún un niño, o que se dejaban cartas en los rincones más insospechados. “Casualmente”, Andrew encuentra una de esas cartas en un reloj con las figuras de Eros y Psique (¿una referencia a Gianni y Sandra?). En la carta, a la que Sandra quita importancia como si fuera un vestigio del pasado, se la invita a ir al depósito de agua. Pero en realidad es una nota actual, y Sandra se encontrará a escondidas con el hermano en el depósito (uno de los momentos más bellos del film, con la música de Franck de fondo). Gianni le comenta que aquel lugar es su casa, donde tantas veces se encontraron en el pasado, y donde suponemos que dieron salido a su amor más allá de lo fraternal, quedando explicitada la atracción incestuosa que hay entre ellos, algo que se refuerza con el intento de Gianni de ponerse el anillo de matrimonio de Sandra.
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Al día siguiente, Andrew se entrevista con Gilardini (Visconti elige las salas del Museu Etrusco de Volterra para el encuentro, con las paredes repletas de urnas funerarias etruscas, un símbolo de muerte y del paso del tiempo). Gilardini le entrega la documentación del patrimonio de los hermanos, ya que no quiere continuar siendo su abogado, pero no explicita a Andrew cuál es el problema de fondo que hay entre ellos, el “esqueleto” que guardan en el armario.
Mientras, Sandra lee el libro de Gianni, en donde se supone que el hermano desvela detalles de su relación secreta. Sandra le pide a Gianni que destruya el libro, pero este se niega a hacerlo, sonando de nuevo las notas de César Franck.
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Por la noche, se reúnen para cenar el matrimonio y Gianni con el abogado Gilardini, padrastro de los hermanos, y el doctor Formari, a los que Andrew ha invitado. Es justo antes de la cena cuando Gianni cita a Leopardi, ya que ha pensado en titular su libro “Vaghe stelle dell’Orsa”. Cuando se revela el secreto familiar, el amor incestuoso de los hermanos, Andrew reacciona violentamente golpeando a Gianni, mientras Sandra se defiende diciendo que todo es una calumnia.
Las consecuencias de la cena marcan el final del film: Andrew se va, vuelve a Nueva York; Gianni destruye el libro, lanzándolo al fuego, y Sandra rechaza la petición de Gianni de vivir juntos en la casa. Ante la negativa de Sandra, en una tensa escena, en la que ella le rasga la camisa, el hermano amenaza con matarse, a lo que la hermana contesta que, lo que es para ella, ya está muerto. Varias cartas, cuyo contenido oímos con la voz de su autor en off, puntúan el final del film: una de Andrew, en la que dice estar dispuesto a volverse a reunir con ella; otra de Gianni a Sandra, una petición de auxilio desesperada; y finalmente una de Sandra a Andrew, en la que anuncia un probable reencuentro.
A la mañana siguiente, se desarrolla la ceremonia pública de apertura al público del jardín. Asisten tanto Sandra (vestida de blanco, con un pañuelo del mismo color que le cubre la cabeza, casi mimetizada con el busto cubierto del padre) como la madre acompañada de Gilardini, pero no Gianni. El hermano, durante la noche, se ha suicidado. Se descubre la estatua dedicada al padre, junto a la placa que dice: “Dalla rabbia nazista/ strappato/ agli studi alla vita/ al diletti suoi cari (Volterra, 1891- Auschwitz, 1944)”. La ceremonia concluye sin que Sandra sea consciente de la muerte de su hermano, al que han descubierto muerto Fosca y Pietro.
Película densa, llena de sugerencias, pero que a mi modo de ver no consigue el efecto que, sobre el papel, podría haber conseguido Visconti. Por un lado, el uso constante del zoom aprisiona a los personajes, los funde con las paredes de la casa, no deja que los decorados respiren, con lo que se pierde el potencial evocador del palacio, impide que el espacio adquiera el protagonismo que la historia requería, salvo en la brillante escena del jardín. La cámara se acerca mucho a los rostros de los actores, con lo que su interpretación pasa a ser lo fundamental. Y en esto, como ya pasaba en Il lavoro, la película tiene uno de sus puntos débiles. A lo variopinto del reparto, con actores de distintas nacionalidades, doblados como era habitual, se une que los principales personajes no me parecen bien defendidos: Michael Craig, como Andrew, es un personaje demasiado gris, un tanto accesorio; el Gianni de Jean Sorel tiene esa presencia sensual que gustaba buscar Visconti en sus protagonistas masculinos, pero no me resulta convincente en los momentos más intensos, especialmente en la pelea con Andrew o la posterior con Sandra y en su suicidio.
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Y por último Claudia Cardinale, bella como siempre (Visconti nos muestra abundantemente su cuerpo semidesnudo o en ropa interior), pero con una constante expresión enfurruñada, carente de los matices y sutilezas de un personaje tan complejo.
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Acabo con una referencia a la copia que he visto, o, mejor dicho, las copias, ninguna de ellas satisfactoria. Por un lado, una grabación añeja, originalmente en VHS y después pasada a DVD, de un pase de la película por TV3, doblada al catalán. Por otro, una versión original en italiano, con subtítulos en inglés, disponible en YouTube, muy oscura. Y aún he dado un vistazo a otra, de una de esas editoras piratillas, doblada al castellano, que no respeta el formato 1,66:1, y que también es muy oscura. O sea que me quedo a la espera de poder disponer algún día de una copia decente del film.
En resumen, un film interesante, atractivo en varios momentos, pero un tanto decepcionante en su conjunto. Veremos la semana que viene qué nos depara la tercera participación de director milanés en un film de episodios, Las brujas, con el segmento"La strega bruciata viva”
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
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Iniciado por
Abuelo Igor
Sí, siempre suelo citar a Burt Lancaster como ejemplo de alguien que no era ni actor (de hecho, lo de las mallas fue su origen, como acróbata de circo) y que con los años se convirtió en un gran intérprete. He estado pensando en otras películas posteriores, cómo, por ejemplo, la diferencia de edad entre los personajes sí fue un obstáculo para que, pese a su sex appeal en bañador, la chica rubita quisiera tener relaciones con él en "El nadador", y cómo volvió a hacer de terrateniente italiano, en una visión más conforme a las ideas marxistas, en "Novecento" de Bernardo Bertolucci.
Plenamente de acuerdo. Lancaster se hizo un gran actor a medida que iba cuajando muy buenos papeles. Porque también tuvo oportunidades y supo aprovecharlas. A lo tonto, tiene una carrera dilatada y con títulos muy buenos que no se circunscriben a unos años concretos. En distintas décadas, véase por ejemplo, De aquí a la eternidad, El fuego y la palabra, Birdman of Alcatraz, Atlantic City y hasta ese papelito estupendo, breve, en Campo de sueños. Un gran, gran actor, que aparcó las mallas y vivió sus personajes en carne propia.
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
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Iniciado por
mad dog earle
Sandra (
Vaghe stelle dell'Orsa..., 1965)
https://2.bp.blogspot.com/-ckCfxxwTN...B%2540ebdr.jpg
Acabo con una referencia a la copia que he visto, o, mejor dicho, las copias, ninguna de ellas satisfactoria. Por un lado, una grabación añeja, originalmente en VHS y después pasada a DVD, de un pase de la película por TV3, doblada al catalán. Por otro, una versión original en italiano, con subtítulos en inglés, disponible en YouTube, muy oscura. Y aún he dado un vistazo a otra, de una de esas editoras piratillas, doblada al castellano, que no respeta el formato 1,66:1, y que también es muy oscura. O sea que me quedo a la espera de poder disponer algún día de una copia decente del film.
En resumen, un film interesante, atractivo en varios momentos, pero un tanto decepcionante en su conjunto. Veremos la semana que viene qué nos depara la tercera participación de director milanés en un film de episodios,
Las brujas, con el segmento"La strega bruciata viva”
A mi no me gustó demasiado cuando la vi hace años... ¿en la cadena 2 de tve, quizas?, la verdad, no me acuerdo demasiado, sólo que me decepcionó, no solo la historia o los actores, sino la forma en que estaba filmada. Tengo escrita una breve reseña en el ordenador... además creo que sería conveniente esperar a que salga alguna copia de aspecto reluciente... porque lo que vi era muy oscuro, o es que la fotografía original era así... no lo sé.
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
Vista de una tacada y doblada (más adelante motivaré mi decisión) EL GATOPARDO.
Intentaré ponerme con el comentario esta noche a la vuelta del trabajo aunque me temo que poco podré aportar dado que la habéis comentado a fondo.
Aunque siempre quedan flecos aquí y allá...
:)
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
Cita:
Iniciado por
Alcaudón
Vista de una tacada y doblada (más adelante motivaré mi decisión) EL GATOPARDO.
Decisión arriesgada que espero que motives de forma convincente. :digno:lee:kieto
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
VIVA EL CINE ITALIANO! Reivindico a las hijas del Principe de Salina.
De lo visionado hasta ahora el Top3 hannaben de Visconti:
1.Rocco e i suoi fratelli
2.La terra trema
3.Il gattopardo
Continuará.....:P
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
Eliminado.
Estaba en el tren.
:agradable
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
A pesar de la censura imperante en la época en nuestro país y dado que cada uno de los protagonistas habla en su lengua materna he preferido optar por verla doblada.
Un doblaje magnífico, por cierto, especialmente en el caso de Burt Lancaster, de la mano (en este caso de la voz) del mismo actor que dobló a Charlton Heston en una de mis películas míticas de la infancia como es EL PLANETA DE LOS SIMIOS. Perdonad que no cite su nombre pero tengo que salir de la página para consultarlo en Internet.
Aclarado: Claudio Rodríguez.
:)
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
Cita:
Iniciado por
Alcaudón
A pesar de la censura imperante en la época en nuestro país y dado que cada uno de los protagonistas habla en su lengua materna he preferido optar por verla doblada.
Un doblaje magnífico, por cierto, especialmente en el caso de Burt Lancaster, de la mano (en este caso de la voz) del mismo actor que dobló a Charlton Heston en una de mis películas míticas de la infancia como es EL PLANETA DE LOS SIMIOS. Perdonad que no cite su nombre pero tengo que salir de la página para consultarlo en Internet.
Aclarado: Claudio Rodríguez.
:)
La diferencia es que el doblaje italiano se supone que lo decide el director, mientras que el castellano, no (a no ser que seas Kubrick, y en su caso más valía que se hubiera abstenido). Además, si estamos en Sicilia, los personajes se supone que hablan en italiano (al menos la alta nobleza y la burguesía; el pueblo, probablemente en siciliano), no en la lengua de Cervantes. Ya habrá tiempo para despropósitos lingüísticos, como en La caduta degli dei, pero en Il gattopardo, salvo la institutriz francesa, todos hablan en italiano. Por esa regla de tres que aplicas, tanto Senso como Rocco e i suoi fratelli, y muchas (por no decir todas) de las que nos faltan, también las podrías ver dobladas. :kieto:lee
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
Y eso sin abrir el melón de las películas animadas, donde existe el concepto muy extendido de que, como no son personas, sino solo dibujos, todas las versiones son originales, con lo cual, según esta teoría, sería igual de defendible la versión del país productor, que lo mismo tiene a actores eminentes, que la adaptación hispana (que, por ejemplo, si hablamos de producciones como las de Aardman, te puede deparar las dotes interpretativas de famosetes como Mario Vaquerizo o deportistas como Roberto Iniesta)
Pero algunos melones es mejor no volverlos a abrir. Aquí en el foro hay un hilo que de vez en cuando se reflota y en el que algunos compañeros argumentan con todo el aplomo del mundo que es imposible ver los fotogramas y los subtítulos a la vez, y que si afirmas poder hacerlo es que eres directamente un mentiroso.
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
En el caso de Alcaudón me consta que siempre recurre a la VOS, pero en este caso veo que ha hecho una excepción a la regla, por motivos que no me convencen. En fin, cada uno que haga lo que quiera, pero si me es posible, siempre opto por la VOS.
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
SIEMPRE veo las películas en V.O.S.E.
Pero el caso de EL GATOPARDO es la excepción que confirma la regla.
Veamos.
Lancaster habla en inglés.
Delon habla en francés.
Cardinale en italiano.
:cafe
Aparte de que, en general, no me gustan los doblajes italianos.
:digno
Eso sí, ello conlleva que los diálogos, dado que el doblaje se realizó en plena era franquista, no son todo lo ajustados que debería.
:fiu
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
Claudia Cardinale también está doblada (según la ficha de la Wiki, por Solvejg D'Assunta). Cuenta, en una entrevista incluida en la edición en DVD de Il gattopardo del BFI que, con Visconti, hablaba en francés (el director la llamaba Claudine). Hay que recordar que la Cardinale nació en Túnez, y que la lengua que aprendió en la escuela fue el francés. Sus padres eran italianos de origen siciliano, por lo que, se comenta también en la Wiki, que no habló correctamente el italiano hasta los dieciséis años.
Esta situación de diferentes actores de procedencias y lenguas diversas ya lo hemos visto en Senso (hay un protagonista norteamericano y otros actores destacados que son franceses o alemanes), Le notti bianche (una austríaca, aunque en este caso parece que Maria Schell puso su voz... en italiano, como es lógico, y un francés), en Rocco e i suoi fratelli (franceses, griegos) o en Il lavoro (un cubano y una austríaca). En la próxima entrega, Vaghe stelle dell'Orsa..., hay actores franceses (Jean Sorel, Maria Bell), británicos (Michael Craig), alemanes (Fred Williams), además de la franco-italiana-tunecina Cardinale, que esta vez parece que no está doblada. Y cuando lleguemos a La cadutta degli dei la macedonia de actores es espectacular, algo por otra parte muy habitual en los 60 y 70, y no solo en el cine italiano.
¿Quiere decir esto que el resultado ha de ser mirar esas películas en versión doblada, puesto que los actores no hablan en su lengua? Por mi parte la respuesta es clara: en absoluto, y muchos menos si el argumento, como en el caso de Il gattopardo, es profundamente italiano. El sonido de las lenguas forman parte, en muchos casos de manera esencial, de las películas. La desgracia, al menos mía, es no poder ver las películas en versión original a pelo, salvo en algunos contados casos, de ahí la necesidad del subtitulado, pero no es algo de lo que me sienta especialmente satisfecho, más bien lo contrario.
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
Coincido plenamente contigo, caro amigo, pero ya digo que EL GATOPARDO es la excepción que confirma la regla.
Hay voces y doblajes que se me han grabado a fuego desde mi infancia como los de EL PLANETA DE LOS SIMIOS, TIBURÓN o LA GUERRA DE LAS GALAXIAS o...
... curiosamente EL GATOPARDO...
... que seguramente vi por primera vez en blanco y negro y en formato cuadrado (¡!)...
Esa es la grandeza del cine.
Los que hemos aprendido a amarlo no en las salas comerciales (en mi pueblo el único cine que había desapareció siendo yo muy niño) sino a través de la televisión.
Así es la vida.
:viejo
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
Lo que me ha sorprendido es el hecho de que el doblaje cubre la totalidad de la duración de la película (más de tres horas) dado que pensaba que aquí había sufrido algún tipo de recorte por mor de la censura.
Lo que sí he apreciado es una (ligera) alteración en alguno de los diálogos, como cuando el príncipe hace referencia al tobillo y no al ombligo de su esposa.
Por lo demás, no creo que haya habido una alteración sustancial en los mismos.
Espero tener oportunidad de leerme la novela aunque ahora mismo estoy con "Sammy camina hacia el sur" del rincón Alexander Mackendrick y que espero comentar siquiera brevemente.
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
Cita:
Iniciado por
Alcaudón
SIEMPRE veo las películas en V.O.S.E.
Pero el caso de EL GATOPARDO es la excepción que confirma la regla.
Veamos.
Lancaster habla en inglés.
Delon habla en francés.
Cardinale en italiano.
:cafe
Aparte de que, en general, no me gustan los doblajes italianos.
:digno
Eso sí, ello conlleva que los diálogos, dado que el doblaje se realizó en plena era franquista, no son todo lo ajustados que debería.
:fiu
Yo estoy contigo en casos como estos, para escuchar un doblaje en italiano de actores americanos o franceses prefiero escucharlo en castellano... :digno
Es como tantas coproducciones europeas, incluso muchas españolas de la época... a mi personalmente me gusta más escucharlas en nuestro idioma.:agradable Eso sí, cada cual que sea feliz viéndolas y escuchándolas como mejor le gusten.
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
Cita:
Iniciado por
Alcaudón
Coincido plenamente contigo, caro amigo, pero ya digo que EL GATOPARDO es la excepción que confirma la regla.
Hay voces y doblajes que se me han grabado a fuego desde mi infancia como los de EL PLANETA DE LOS SIMIOS, TIBURÓN o LA GUERRA DE LAS GALAXIAS o...
... curiosamente EL GATOPARDO...
... que seguramente vi por primera vez en blanco y negro y en formato cuadrado (¡!)...
Esa es la grandeza del cine.
Los que hemos aprendido a amarlo no en las salas comerciales (en mi pueblo el único cine que había desapareció siendo yo muy niño) sino a través de la televisión.
Así es la vida.
:viejo
Exactamente, casi todo el cine clásico lo descubrí por tv, y en esa época que yo recuerde se veía todo doblado...
No entiendo tanto ascos al doblaje por parte de muchos foreros; fue una forma de ver cine que los mas mayorcitos vivimos desde pequeñitos... renegar de ello me parece curioso cuanto menos. :digno
Que ahora hay todo tipo de medios para disfrutar del cine, pues bienvenido sea, y yo también tiro de la versión original, pero cuando me apetece, no por obligación...
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
No es una obligación, en esto de ver cine no hay nunca una obligación, a no ser que seas un profesional de la crítica. La cuestión es que la película se ha acabado en una determinada lengua, aunque no sea la de los actores, pero se supone que sí la que el director ha querido (tenemos el ejemplo extremo de Fellini, que manipulaba por completo la banda sonora en el montaje). Me sorprende que se sea tan exigente (y me parece bien) con el formato del film o el color y tan poco con el lenguaje.
Pero, en fin, como bien decía Abuelo Igor, este es un melón que mejor no abrir (bueno, un poco ya lo hemos hecho:cortina), porque entre cinéfilos veteranos las posiciones respecto al tema ya están muy consolidadas.
En todo caso, no todos nos hemos formado viendo el cine por la televisión, o no solo. De niño me pasé infinidad de horas en los cines de mi barrio. Y aunque es cierto que, desgraciadamente, era cine doblado (alguna con subtítulos se colaba a veces), a partir de los 16 o 17 opté siempre que pude por las VOS, igual que hago ahora con los tropecientos canales de televisión disponibles.
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
He intentado ponerme un rato con el comentario de EL GATOPARDO pero me ha sido imposible porque estoy francamente dolorido. A ver si mañana hay más suerte. Creo que el (ajetreado) fin de semana, con tanta revisión, me ha pasado f(r)actura.
:sudor
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
Tómatelo con calma, con calma viscontiana. :cortina
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
Cita:
Iniciado por
cinefilototal
Exactamente, casi todo el cine clásico lo descubrí por tv, y en esa época que yo recuerde se veía todo doblado...
No entiendo tanto ascos al doblaje por parte de muchos foreros; fue una forma de ver cine que los mas mayorcitos vivimos desde pequeñitos... renegar de ello me parece curioso cuanto menos. :digno
Que ahora hay todo tipo de medios para disfrutar del cine, pues bienvenido sea, y yo también tiro de la versión original, pero cuando me apetece, no por obligación...
Suscribo palabra por palabra. Yo me crié con el cine doblado toda la vida. Cuando iba al cine de pequeño, cuando fui solo ya algo más mayor, en la tele...era lo que veíamos. Eso y la nula práctica que había en esa época a los idiomas...hacía que uno viviera con las voces en español, sin preguntarse si eran las originales o no.
De hecho, cuando descubrí voces originales, me resultaban extrañas.
Solo fue con la llegada del dvd que empecé a probar a ver las pelis en vos y fue una experiencia muy gratificante, diferente.
Pero aún así, sigo viendo cine en casa doblado. Ya se que no es lo natural o lo más correcto, pero es lo que en mi casa, nos transmite más emociones y más inmediatas a todos.
Dicho esto, es un privilegio lo que tenemos hoy en día, con muchos canales, muchas vías y mucha variedad.
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
Cita:
Iniciado por
mad dog earle
Tómatelo con calma, con calma viscontiana. :cortina
Exacto, con calma total.
Por cierto, aunque no lo parezca esta era Kidman, tal como vino de fábrica.
https://cdn.sincroguia.tv/uploads/pr...5_SPA-42_V.jpg
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Re: Luchino Visconti: revisando sus películas
No deja de ser curioso la polvareda que ha levantado un comentario que no deja de ser más que una nota a pie de página.
A ver si esta noche me puedo poner con la (breve) reseña de EL GATOPARDO antes de que se me pase el arroz.
Eso sí, la película es tan buena como la recordaba.
Y ese final...
:agradable