El desenlace del filme, cuando Tristana llega a la consumación de su progresión transgresiva a través del asesinato de Don Lope. En el extremo de la perversión, el monstruo social en el que Tristana se ha convertido luego de la amputación de la pierna encuentra la oportunidad perfecta para deshacerse de su marido y así liberarse de su opresor. Antes de que Don Lope le informe a Tristana que está teniendo un infarto y que llame al doctor, ella ve en sueños nuevamente la cabeza cercenada del hombre. El deseo inconsciente de quitarle la cabeza al amante, como la mantis religiosa, se volverá posible cuando es ella quien tiene que encontrar ayuda para salvar al hombre. La violación del código social la convierte en ese criminal que tomará el teléfono y fingirá una conversación con el doctor para que Don Lope muera de forma natural, sin levantar sospecha alguna sobre la lisiada.
La justificación del crimen llega a través del recuerdo de las imágenes de su vida en forma inversa, del presente al pasado, lo que pone en evidencia para Tristana su paso de la inocencia a la monstruosidad a causa de las enseñanzas y el odio que siente hacia su difundo tutor. Entonces, la nieve cayendo a través de la ventana y la propia Tristana abriéndola para sentir el frío liberar se convierte en una nueva autocita de Buñuel de La edad de oro, en donde el protagonista lanza unas plumas de almohada por la ventana que se convierten en nieve, indicando así liberación del deseo sexual contenido. En el caso de Tristana, a través de la sucesión de recuerdos invertidos y de sentir el frío de la nieve, la joven se libera del sentimiento primario de culpa y, también, de aquel dominador que nunca más podrá molestarla.
Al seguir la progresión y evolución de Tristana de la inocencia a la corrupción, acentuada por su enfermedad, vemos en ella un claro deseo de emancipación de los roles impuestos por la sociedad patriarcal. Su lisiadura es determinante para que ella se convierta definitivamente en un monstruo social que logra su objetivo a través del acto criminal. La Tristana del final se convierte en una mujer independiente que ha logrado estabilidad económica y liberación del yugo masculino utilizando su cuerpo como arma de ejercicio de poder a través de la actividad o la pasividad según su conveniencia. La pulsión transgresora, las pequeñas rebeliones y, sobre todo, la lisiadura moldean un carácter insurgente que la llevará, finalmente, a romper con la configuración de roles burgueses determinados para la mujer de la época.