A propósito de Buñuel (2000), de José Luis López-Linares y Javier Royo



Y, para empezar los bonus, el documental de López Linares y Rioyo, que ya cité en el post inaugural de esta revisión, un magnífico compendio de la vida y obra de Luis Buñuel. Se pasa revista a la infancia en Aragón, su época en la Residencia de Estudiantes madrileña, su amistad con Lorca, Dalí y Pepín Bello (que aparece ante la cámara recordando los viejos tiempos), sus correrías por Toledo, y el posterior viaje a París.



Luego, se va siguiendo su trayectoria paso a paso: el aterrizaje en la capital francesa, con la vinculación con los surrealistas, y sus primeros y rompedores films, en colaboración con Dalí; su documental sobre Las Hurdes; la etapa de Filmófono, durante la II República; el exilio, primero de nuevo en París, luego en Estados Unidos y, finalmente, en México; la larga carrera dentro de la industria mexicana (con el testimonio, entre otros, de Roberto Cobo, el Jaibo de Los olvidados, Ernesto Alonso, el Archibaldo de la Cruz de Ensayo de un crimen; y por supuesto de Silvia Pinal); su regreso a España, con Viridiana (su productor, Pere Portabella, cuenta jugosas anécdotas) y después Tristana, y su larga y exitosa etapa final en Francia. De esta última etapa hablan el inseparable Jean-Claude Carrière, el productor y amigo Serge Silberman, y, brevemente, Stéphane Audran, Jean Rochefort, Jean-Pierre Cassel, Carole Bouquet o Ángela Molina, entre otros.

Junto a estas voces que recrean el Buñuel director, pero también su faceta más mundana, también se recogen los testimonios de sus hijos, Juan Luis y Rafael, su mujer, Jeanne (fallecida en 1994), o algunos amigos, entre los cuales, por supuesto, Paco Rabal o su paisano aragonés Carlos Saura, amén de dos curas, el padre Mindán y el padre Julián Pablo. Completa el amplio reparto convocado José Sancho, que pone voz a Buñuel en la lectura en off de algunos fragmentos de sus memorias.

Una excelente forma de introducirse en el universo buñueliano o, para los conocedores de la obra del de Calanda, una amena manera de recordar su trayectoria. El guion, escrito por un especialista en Buñuel, Agustín Sánchez Vidal (del que he citado en más de una ocasión la monografía de Cátedra que dedicó al director aragonés), acierta a comprimir en algo más de hora y media, una gran cantidad de información, ilustrada con numerosos fragmentos de sus películas. Mérito también del trabajo de López-Linares y Rioyo (y de su montador, Fidel Collados), autores de otro excelente documental, Asaltar los cielos, que recomiendo encarecidamente, dedicado al asesinato de Trotski, cometido por el barcelonés Ramon Mercader, pedazo de historia que también nos conecta con México.