Es decir, que para tí hay diferenciación moral entre el placer que se obtiene por darse un homenaje gastronómico y el placer que obtiene un aficionado a los toros disfrutando del "espectáculo" de una corrida en la plaza.
Ahí está la diferencia, tú ahí ves una distancia moral. Yo no. No creo que el placer gastronómico esté por encima del placer visual o artístico en legitimidad para hacer sufrir a un animal.