Desconocía este detalle que compruebo que está tratado ampliamente en imdb. Yo he estado estos días revisando el ciclo Frankenstein de la Universal, por primera vez en orden cronológico, y ciertamente la supresión no ya del discurso final sino de todas las líneas de diálogo del monstruo permiten entender uno de los aspectos más incoherentes de este film (que cuenta con una muy competente dirección de Roy William Neill y una magnífica ambientación, pero que en cambio contiene enormes lagunas en el guion que, en parte, se comprenden si tenemos en cuenta estas amputaciones). De hecho, tal como nos ha llegado la película, el monstruo no habla (cuando ya lo hacía en La novia de Frankenstein y, además, en El fantasma de Frankenstein había recibido el cerebro de Igor) y además se mueve como un robot, de manera lamentablemente grotesca, lo cual se entiende si recordamos que al final de El fantasma... el monstruo se quedaba ciego. Como este detalle no se cita en el film de Neill, uno acaba atribuyendo la patosidad del monstruo a las escasas dotes interpretativas de Bela Lugosi.
Por lo que respecta al discurso filonazi del monstruo (o, mejor dicho, de Igor), sí está presente, con todas las letras, en ese film extrañísimo que es El fantasma de Frankenstein. Allí el cerebro de un personaje cruel y despiadado, un criminal canallesco y con ansias de poder (Igor), se instala en el monstruo por mor de una triquiñuela del científico sin escrúpulos (que encarna Atwell, y que no es Frankenstein, sino su colaborador). Así el monstruo se convierte en un superhombre, con la fuerza de 100 hombres, y con el cerebro maligno de Igor. El nuevo ser se dispone a dominar el mundo. Además, no tiene reparo en gasear a sus enemigos, detalle con implicaciones evidentes, vista la época de realización del film.