Es cojonuda, sí señor. Parece que emula a un famoso director londinense. Y lo mejor es que desde el tono inicial al final -que no tienen nada que ver- Mr. Allen te ha ido guiando tan sumamente bien que no chirría en absoluto.
Lo del cambio a Londres es lo de menos. Allí también hay galerías de arte, restaurantes pijos, cafeterías y los mismos problemas humanos.
Saludos.