¿Y lo que nos vamos a divertir? Pues casi da igual que no se englobe en esa categoría de "obra maestra", la prefiero dentro de las "impefectamente perfectas". Sé que va a existir material muy jugoso, visualmente para empezar. Así que este film parece quebrar este manido dicho de que la realidad siempre supera a la ficción con una charada de imprevisible, por lo visto, alcance (hombre, por preferir me gustaría que Mankiewicz se hubiera encargado de los diálogos, o el espíritu de Lubitsch mismamente). Pensad en "Showgirls" de Paul Verhoeven, repleta de vulgaridad, belleza, juerga, tocapelotismo provocador del neerlandés. O en un Berlanga hípervitaminado del siglo XXI en su juventud. En el surrealismo buñueliano. Pensad en la escena de Jack Nicholson en "Lobo" cuando micciona a los pies de James Spader en el baño público; eso quiere provocar Coppola, un sonoro golpe en la mesa en tiempos en que la realidad nos obsequia con personajes y turbas siniestr@s al mando de potencias mundiales, señores de la guerra tecnológica, Onlyfans a toda popa y con unas monjitas en un pueblo de Burgos declarándose en rebeldía culebronera. Sí, la realidad supera a lo que se verá en Megalópolis pues son poco más de dos horas de metraje frente a un contínuo runrún de acontecimientos y desfile de estrafalarios aquí y allá. Y esto incluye Hollywood, en uno de sus momentos de gran debilidad. Que de tanto tomar en serio da risa, y viceversa.
Si en Megalópolis apareciera Snake Plissken en un cameo fundamental, aplaudiría.
A disfrutar de estas semanas y meses venideros.... con inteligencia premeditada.