Anoche, a horas altamente intempestivas, tuvimos una larga charla con un conocido que resulta que pudo ver el film en el festival de Melbourne el pasado 15 de Agosto. .
Para empezar, este hombre me comentó que el libreto es prácticamente el mismo que la copia del mismo que circula por Internet - un borrador que parece ser de mediados de 1989-, salvo que muy condensado (originalmente daría para una película de más de cuatro horas, más o menos, mientras que el montaje final dura 140 minutos) y con cambios en los nombres de algunos personajes, y en alguna situación concreta. Pero por lo demás, es el mismo guión.
Han sobrevivido todos los elementos considerados inapropiados o enajenados a lo largo de todos estos años, incluyendo los personajes al límite, la narrativa sencilla y directa (esto es una fábula y todo es arquetípico, metafórico o alegórico, y Coppola no está demasiado interesado en profundizar en el por qué de las cosas, sino en plantear preguntas ideas y conceptos, más que en responder nada), y las mezclas loquísimas de tono.
Megalopolis, en su forma final resulta, pues, cautivadora, visualmente arrolladora (hay que verlo para creerlo, en serio, yo no he visto nada igual, los efectos prácticos y artesanales coexisten con el CGI de maneras diversas y diferentes a lo habitual, que algunas personas consideran cutre y otras refrescante) conmovedora, y sorprendentemente divertida. Todo eso a la vez.
La contrapartida es que narrativamente hablando, una vez un elemento ha cumplido su función discursiva, metafórica o simplemente conceptual dentro de esta fábula, o no se desarrolla más, o directamente no vuelve a mencionarse, con lo que no se le da cierre a la posible implicación que pudiese tener en la historia. Tampoco es que suponga un verdadero problema, la historia de fondo se comprende sin ninguna dificultad, pero entiendo las quejas respecto a la falta de concreción y claridad narrativa de la película.
Ahora vamos a los dos principales problemas que está teniendo la gente con esta película: El montaje y los diálogos.
LO primero es fundamental, ya que la cámara NO se mueve NUNCA en este film y todo son dos cosas: O bien planos fijos exquisitamente compuestos , o bien montaje. Y por montaje quiero decir... ¿os acordáis de los 10 primeros minutos de Apocalypse Now o de ciertos tramos de One From Heart, que parecían un sueño febril, casi experimentales?. Id a repasarlos si es necesario.
Ahora imaginaos eso pero durante segmentos considerables (muy considerables) de metraje. Fundidos, transiciones, yuxtaposiciones, encadenados, disoluciones... Coppola ha eliminado las secuencias de exposición explicativas del guión original y las ha sustituido por este recurso, el cual usa a discreción y elevado a la máxima potencia. Borrachera sensorial, sonido incluido (ojo al homenaje al Napoleón de Abel Gance y su tríptico en el tercio final de la película, de levantarse y aplaudir).
La narración de Fishburne, con su profunda voz y su dicción cristalina, nos guía a través de todo esto, como nos guiaba la de Willard durante su travesía hacia la locura. Solo que aquí no hay pesimismo, ni nihilismo, ni desencanto, sino un mensaje que en última instancia es de esperanza, precioso para algunos, y muy ñoño para otros.
Además, en Megalópolis hay tramos oníricos, o propios del realismo mágico (como las estatuas vivientes), que tal vez estén sucediendo de verdad en ese universo o tal vez no. Todos ellos, sin excepción, tienen lugar desde el punto de vista del personaje de Adam Driver, y dado que este consume todo tipo de drogas que le permiten acceder a estados alterados de la conciencia ( por cuestiones que no conviene desvelar), yo diría que no nos podemos fiar. He mencionado lo de las estatuas y el consumo de drogas porque ambas cosas aparecen el trailer, por cierto.
En cuanto a los diálogos... Coppola ha sustituido fragmentos del guión durante conversaciones entre dos o más personajes por citas a Shakespeare, Plutarco, Marco Aurelio, Emerson y demás autores clásicos que vienen a querer decir lo mismo.
Es decir, ha eliminado las respuestas o reflexiones "normales" que daban los personajes en estas escenas y las ha reemplazado por citas literarias. Incluso hay una escena donde hablan en latín. Eso si, no todos los personajes hablan así (algunos tienen un lenguaje muy llano y directo) y la irreverencia y la excentricidad de los momentos más locos del guión ayudan a equilibrar la balanza y que la cosa no caiga en la pedantería.
Y eso sería todo, creo yo. El reparto está entregadísimo, cada uno en las coordenadas que les marca Coppola (Aubrey Plaza es la femme fatale definitiva, gozando cada momento) y a nivel fotográfico es una explosión de luz y color que no puedo esperar a disfrutar en 4K.




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