Casi todas las historias de monstruos y fantasmas japonesas (antiguas y leyendas urbanas más modernas) tienen una serie de características peculiares. Una de ellas es que el monstruo o el fantasma suele ser una mujer. Esto se ha intentado explicar con la estructura de la tradicional sociedad oriental, muy influida por el confucianismo y el budismo, y donde la mujer era poco menos un cero a la izquierda. Los fantasmas que salían en El más allá y Cuentos de la luna pálida, las brujas de Trono de sangre y Onibaba, eran todas mujeres.