Les puedo jurar por Crom que ver una película con mi cuñao es un autentico coñazo, pero si además se trata de ver un film de carácter histórico la cosa adquiere tintes colosales.
La cuestión es que mi pariente político es un misto lobo, domina bastante el tema de las cosas antiguas, cuando estudiaba la EGB en los salesianos siempre sacaba “notable” en Historia, una vez estuvo con el instituto de excursión en las ruinas de Itálica, realizó en su juventud acampada libre en las dunas de Bolonia, fue de viaje de novios a Roma, vé, después de almorzar, documentales culturales en la 2, lee la prensa deportiva cada lunes, procesa como penitente en las procesiones de mi pueblo vestido de romano, ve programas de debate en Intereconomía, e incluso esporádicamente colecciona revistas de contenido histórico como el Pronto o el Superpop, lo que se dice todo un intelectual del centro moderado.
El problema es que uno se sienta a ver una película de Romanos con él y acaba de los nervios, el menda le saca punta a todo, desde que empiezan los títulos de crédito no deja de rajar por esa boca, que si esa escultura no es grecorromana, que si esa cerámica no es de la época clásica, que si el Coliseo no estaba todavía construido en esa época, que si ese uniforme romano no es el oficial, que si Calígula llevaba alpargatas y no babuchas, que si en Italia no había leones, se fija hasta si tal o cual romano tiene empastes en la boca, que ya tiene tela la cosa, ya les digo una epopeya compartir sofá con él, y lo peor es que tiene mecha para rato, que he visto Benhur con él hasta en ocho ocasiones y sé de qué les hablo, aparte como es tan listo el jodío no se le escapa una, hasta para el Espartaco del Kubrick tiene cartuchos, que ese detalle final de la Davinia con el niño en brazos y la crucifixión del Espartaco en la Vía Apia no le acaban de cuadrar en su privilegiada mollera.
Pero bueno aun así el Espartaco se salva de la quema, porque aunque sus gustos sean más tirando al Peplum de índole cristiana, este último detalle del Espartaco en la cruz (aun siendo reprobable) hace que lo diferencie del resto de Péplums de aires mas paganos, los cuales aborrece hasta la muerte, considerando Espartaco un correcto film de aventuras de ambientación histórica, a la altura de Benhur, la Túnica Sagrada, Rey de Reyes, Conan o Gladiator.
Ahora al Hércules, al Maciste, al Ursus, y a toda esa ralea de musculosos héroes es que no los puede ver, que dice que no los traga, que no tienen el mínimo rigor histórico, la mínima consistencia temporal, le pones una película tan bonita como Maciste en la minas del Rey Salomón y le salen hasta sarpullidos por todo el cuerpo de la irritación, y es lo que yo le digo:
- Cuñaooo picha relajate, con lo bonita que son estas películas de Romanos, que eres muy tiquismiquis cuñaoooo!!.
Yo con tal de contentarle, por aquello de la familia unida, y porque uno en el fondo es taco de buena gente, que todo hay que decirlo, los otro días le puse a mi cuñao la película de Il gladiatore che sfidò l'impero conocida también como El desafío de los gladiadores en México, o Challenger of Gladiator en USA, se la puse más que nada porque en ella aparece nada más y nada menos que el mismísimo Espartaco enfrentándose a Nerón, un puntazo de película, con dos personajes históricos como la copa de un pino.
Pues mira como son las cosas que no le gusto, toma ya, fíjate tu, si es que mi cuñao es un tiquismiquis, pues nada el menda todo irritado lleno de sarpullidos decía que aquello era una blasfemia, una aberración, un Anatema, un mojón pinchado en un palo, que el Espartaco era del 113AC y el Nerón del 37DC, y que por lo tanto aquel enfrentamiento era prácticamente imposible, fíjense ustedes la tontería tan grande.
En fin que para gusto los colores, que digo yo que tan solo son 150 años los que separan a Nerón de Espartaco coño, que se trata de una pequeña libertad de los guionistas, un desliz, un despiste, una licencia, carajo que lo importante en este tipo de películas son las peleas de los gladiadores, los Romanos matando gente, las tias buenas y que al final gane el bueno, y no fijarse en las pamplinas leches, que son muy tiquismiqui estos intelectuales del centro moderado.