Ya la he visto, algo condicionado por las críticas sensibleras y la enorme campaña de marketing, y sólo puedo decir que estamos ante una gran película. Entendida como lo que es: una historia con un buen guión, unas interpretaciones estupendas, especialmente la del niño protagonista, y un barníz de cuento o fábula que es el sello de autor de JA Bayona.

Con lo indicado le pongo un 8, que es una nota más que estupenda para lo que suelo valorar las películas a las dos horas de haberla visto.

Pero lo que la hace especial, es que me deja la misma sensación que la maravillosa Interstellar. Que a cuando acabé de verla sabía que había visto 180 minutos de historia que te atrapaba y deseabas repasarla mentalmente y volverla a ver más temprano que tarde. En el caso de la película de hoy, considero que estamos ante un fresco, un conjunto de pinturas y dibujos convertidas en imágenes. Pura sensibilidad. Eso es lo que la hace especial.

Y sí, es interesante llevarse algún pañuelo de papel, hará falta. Pero es que lo te pide la película. Ir a verla, no os arripenteréis.