Hace un par de días revisité el entrañable Igor: Objetivo Uikokahonia, primer título de Péndulo (no lo enfilaba desde hacía más de dos décadas y pico y apenas recordaba nada -el puzle del clavo, que se me atragantó en su día porque el "pixel hunting", que yo defiendo, era bastante "incompatible" con mi monitor de mierda de aquel entonces, y poco más- ). Y con él seguimos, avanzando a buen ritmo. Ese "poco más" que recuerdo es la presencia de un laberinto coñazo, con el que aún no me he encontrado. Ya tengo mi libreta enfilada, porque sé que hará falta. Era un convencionalismo de la época dorada.