Juego completado: Ape Out (Nintendo Switch)
Impresiones: Impresionante. Es la primera palabra que se me ocurre para describir a este juego. Su premisa es muy sencilla. Controlamos a un gorila cabreado que quiere escapar de un edificio. Su jugabilidad es aún más sencilla, basada en únicamente 3 botones, uno para agarrar, otro para empujar y el joystick para mover al personaje. Pero es adictivo a más no poder y una vez te pones a los mandos lo único que quieres hacer es seguir estampando a los malos contra las paredes.
El juego es en vista cenital, con lo que ves toda la acción desde arriba, limitando la visibilidad en ambos costados para crear más tensión y no saber que es lo que te viene por detrás ni que es lo que te va a deparar el siguiente paso. Su estilo artístico es fantástico como nos tienen acostumbrados los distribuidores Devolver Digital en casi todos sus juegos. Minimalista con una personalidad arrolladora. El uso del color es sensacional y nos hace relacionar rápidamente un color con un elemento del juego (la sangre de nuestro personaje es distinta a la de los enemigos, el color de los enemigos es distinto según su "poder", el verde está asociado a la "salvación", etc) y cuando éste juega con los colores en algunas fases el resultado es espectacular. La BSO es puro jazz, sensacional y, además, bastante especial ya que eres tu el que marca el ritmo de la música dependiendo de varios factores (número de muertes que encadenes o número de disparos que recibes, por ejemplo). Es un juego muy cuidado y aunque a primera vista se vea como algo simple, tiene detalles como que la parte de delante del gorila se gira un poco más rápido que la trasera, generando así una sensación de peso MUY conseguida. Detalles que marcan la diferencia.
La duración quizá sea su mayor pega, ya que su modo principal apenas durará unas 4h. Luego tienes un modo difícil, que es con el que estoy ahora, para aquellos que se hayan quedado con ganas de más, y un modo arcade que le viene ni que pintado para el tipo de jugabilidad que tiene. Se divide en cuatro discos, con dos caras cada uno, y un bonus track. Cada uno de estos discos están compuestos por 8 misiones, aumentando la dificultad a medida que vamos superándolas. Lo que hace que no sea nada repetitivo es que los mapas son procedurales y cada vez que mueres, se reinician y cambian al completo, haciendo que cada nivel sea un laberinto. Todos estos discos refuerzan el mensaje animalista que quieren transmitir con este juego, que no es nada sutil, pero tiene fuerza. Algunas fases son sorprendentes, especialmente el bonus track, que es el más difícil pero vale la pena.
Todo esto, unido a un ritmo de juego endiablado y una curva de dificultad muy cuidada, hacen de este juego uno de esos indies imprescindibles.
Lo mejor: Su apartado artístico y sonoro, una auténtica delicia. Una jugabilidad redonda, muy simple pero muy bien pensada y explotada. Su brutalidad. La ambientación de cada una de las fases es, cuanto menos, curiosa.
Lo peor: Duración bien ajustada, pero muy escasa. Puede llegar a ser frustrante la dificultad de la última fase.
Apartados (1-10):
Jugabilidad: 10
Gráficos: 9
Sonido: 9
Innovación: 7
Duración: Unas 4h su modo principal.
Puntuación Final: 9
Juegos completados anteriormente en 2020:
1 - Donkey Kong Country Returns (Nintendo 3DS): 9
2 - Deadly Premonition Origins (Nintendo Switch): 8
3 - Owlboy (Nintendo Switch): 9,5
4 - My Hero's One Justice (Nintendo Switch): 7
5 - Pokemon Rubi Omega (Nintendo 3DS): 8