Tema: ¡¡¡No pasarán!!!

La última linea de defensa de La Tierra....


Marcus Fenix.





Por cierto, podéis verle todos los domingos en cuatro con su identidad secreta....

Que gasto innecesario de recursos planificando algo así, se imaginan que tipos de armas pueden tener civilizaciones que son lo suficientemente avanzadas como para encontrarnos y viajar tanta distancia? absolutamente nada que tenemos ahora mismo podrá hacerles frente. Bueno, posiblemente los microbios y bacterias... o peor aún, EL AGUA!!!!!!


Sí, el agua los matará a todos.

Ataque preventivo.... YA!

Luego ya estudiaremos sus cenizas para ver como eran, vivian y eso...

Encontre esto...un articulo escrito por un tal Arboli...Escalofriante

"JAVIER ORTIZ, EL COLUMNISTA QUE LLEGÓ EN UN OVNI.
Félix Arbolí

Soy lector de “El Mundo”, el periódico de Pedro J. Ramírez, desde que Luis María Anson, mi admirado maestro y presidente del tribunal que me examinó al final de la carrera de periodista, dejó “La Razón”. Antes había sido de “ABC”, mi diario de toda la vida, cuando estaba bajo la dirección y control de la familia Luca de Tena. Lo dejé cuando esta publicación pasó a pertenecer a ese grupo Vocento, del que participan o dependen gran número de publicaciones, emisoras de radio y canales de televisión. Hasta intentan abrirse hueco en Cádiz, mi tierra, pero el asunto le resulta difícil, ya que el “Diario de Cádiz”, de mis antiguos compañeros de bachillerato en los Marianistas, los hermanos Joly, (el diario de toda la vida y para toda la provincia y su Departamento Marítimo), está plenamente arraigado y es el que se lleva el gato al agua. Fue una gran decepción para mí, como lector y profesional, enterarme y comprobar el cambio de propiedad y orientación de una publicación que había gozado de uno de los más consolidados prestigios en la prensa diaria. Escribir en “ABC” suponía haber escalado el Everest del periodismo y la perfección. A Santiago Castelo, su actual subdirector y entonces redactor jefe, le debo los últimos reportajes publicados en ese medio y en mi vida profesional. Fue el mejor broche de oro que un periodista puede soñar. Gracias maestro y amigo.

Bueno, pues Vocento ha ido aumentando sus medios de comunicación, anda una empresa vasca por medio creo entender, mientras yo he ido cambiando de lecturas. No tengo nada en particular contra ellos, ni aún siquiera sé quienes son y que perspectivas de futuro tienen, pero soy bastante tradicional y costumbrista y no me gustan los cambios, a excepción del vestuario que debo utilizar.

Así pues, desaparecido Anson de “La Razón”, me pasé a “El Mundo” y en él continúo. Conservo, como curiosidad, es una costumbre que tengo, los primeros números de “El Imparcial”, un periódico que reapareció en los años setenta y en el que escribí una serie de columnas sobre la actualidad de la calle, tituladas “Así opina la calle”, donde recogía opiniones y críticas que me llegaban directas de los que formaban mi entorno. También conservo los primeros números de “La Razón”, “El Mundo” y algún otro. Me gusta conservar los ejemplares del inicio de una publicación. Para mí, una especie de reliquias.

Soy, como he dicho, lector diario de “El Mundo”, aunque discrepe de su contenido en muchas ocasiones. Unas porque se pasan y otras porque no llegan. De todas formas, tiene firmas brillantes de compañeros y maestros, empezando por su propio director, al que he seguido, con mayor o menor incidencia, desde sus tiempos de “Diario 16”. Es un testigo excepcional de la historia actual y un observador frío y calculador de los males presentes y futuros que padecemos y tememos. Asimismo, me agrada el contraste de pareceres que se presentan en sus páginas. Colaboradores y columnistas que son totalmente opuestos, pertenecientes a dos mundos antagónicos y enfrentados ideológicamente y, sin embargo, comparten su espacio guardando el debido respeto y la consideración al compañero que difiere de sus criterios y partidismos. Como debe ser. Es quizás, me atrevo a asegurar, el diario que mayores controversias ofrece en sus páginas, sin que pueda encasillársele en una tendencia determinada, obstinadamente fija.

Pero no todo resultan alabanzas y felicitaciones para tan diestro y respetuoso personal que llenan sus páginas y satisfacen el interés del lector. Como siempre, existen excepciones que confirman la regla. Ésta, a mi modesto entender, se llama Javier Ortiz, y escribe una columna, no diaria, gracias a Dios (al que no le gustará que lo mencione), donde vomita, no le puedo llamar escribir, su amarga bilis y su furibundo odio contra todo lo que lleve alguna señal o identidad católica. No debe ser ateo, ya que el ateo no se ocupa tanto de una determinada religión, ni profesar credo alguno que merezca la pena tenerse en cuenta, pues todas las doctrinas, en su esencia, nos piden un respeto a las creencias del prójimo, aunque no las acepte. Éste ser debe proceder de algún meteorito caído sabe Dios cuando (otra vez la palabra que tanto odia) y de que ignota procedencia. Muy lejana a donde pueda haber vida inteligente y racional.

Ya en Navidad, nos escribió una extraña y absurda teoría sobre esta fiesta, a la que él odiaba y veía ridícula y carente de sentido. Es más, se vanagloriaba de que su hija, ni celebraba la Navidad, ni los Reyes. A mí, tal afirmación me produjo pena, no por él, sino por esa chica que se estaba criando en un ambiente tan carente del calor y el estímulo de estas entrañables fiestas, tan gratas y apreciadas por los peques de la casa. No recuerdo sus palabras exactas, pero era su idea más o menos exacta. Era un exabrupto total hacia una festividad tan especial para todo cristiano que él, con premeditación y absoluta alevosía, trataba de ridiculizar, ofender y menospreciar. Yo le escribí una carta al director, pero no la vi. publicada. Se conoce que cuando no alaban a sus pupilos y colaboradores dan la callada por respuesta y la carta por no recibida.

En estos días, ha vuelto a atacar sin miramientos a los temas más respetados, venerados y sagrados de nuestra religión.

Su trabajo lo titula “Ritos Bárbaros”. Lógicamente, en esos ritos bárbaros cita y se desfoga contra la religión católica. Su gran enemiga, su tema protesta preferido. No sé como continua usando el nombre de Javier, si ello significa que ha sido bautizado en esa Iglesia que tanto odia. Yo, en su lugar, para evitar tamaño deshonor, me cambiaría el nombre por el de “Luzbel”, por fonética o “Alucinado”, por su extravagancia, que están más acordes con sus planteamientos. . Así evitaría tener que llevar siempre el lastre de un nombre católico y perteneciente a un santo que tanto propagó la religión que menosprecia.

Entresaco, algunas de sus monstruosidades: “Vemos como visten y cómo se comportan durante sus ceremonias los adeptos a creencias que nos son extrañas y nos cuesta admitir que estén en sus cabales y pueden hacer y decir en serio todo eso. No nos damos cuenta que lo mismo sentirán las personas procedentes de otras culturas que ven los actos religiosos que se celebran por aquí. Dicho sea con todos los respetos, los atuendos que lucen los protagonistas de los ritos católicos… en fin, digamos que tienen lo suyo. Tampoco creo que dejara indiferente a un alienígina sensato (ignoro si los extraterrestres son sensatos o de qué materia y esencia están formados, suponiendo que existan, aunque él debe conocerlos muy bien cuando opina con esa autoridad sobre ellos,.-escribo yo), la contemplación de una procesión española de Semana Santa, en particular si conllevara la participación de disciplinantes. Yo no soy alienígina (¿o sí?) (ya hasta él mismo lo duda), pero a lo largo de los años me he ido distanciando tanto de la iglesia católica y de sus ritos que ahora, cuando me los topo, (según el diccionario se trata de un animal mamífero insectívoro; también, persona infiltrada en una organización o persona corta de vista, no sé a cual de las tres acepciones se refiere el articulista) -cosa que sucede en muy escasas ocasiones-, me invade un sentimiento de profunda extrañeza, cuando no de total perplejidad. La última vez que acudí a una ceremonia católica fue con ocasión del funeral de mi madre. Allí ese sentimiento fue de tal indignación, al ver hasta qué punto los oficiantes eclesiásticos podían burocratizar el dolor ajeno. Sólo les faltó sustituir el hisopo por un cajero automático…. Ayer domingo, a primera hora de la mañana, encendí la radio para oír las noticias y me encontré con la retransmisión de una misa. Me pilló la cosa, (“la cosa” según nuestro maestro en el arte de interpretar lo que escribe, es el ritual de la misa católica), en el momento en que el sacerdote decía: “El que come mi carne y bebe mi sangre…”

¡”El que come mi carne y bebe mi sangre!”. ¡Qué idea más terrible!. Se me revolvieron las tripas... (Yo suelo santiguarme en tales casos. ¿Qué le ocurrirá cuando contempla esas escenas de cuerpos sangrantes y destrozados en calles y plazas como consecuencia de un atentado, al poseer tan extremada sensibilidad?).

“Estaría bien que la gente de cultura católica se acordara de esa atávica fórmula teofágica cada vez que le entre ganas de ridiculizar un rito religioso ajeno. (Por si lo desconocen “teofágica”, no lo encontrarán en un diccionario habitual, viene de la unión de dos palabras “teo” y “fago” y quiere dar a entender comerse a Dios).

“¿Primitivos los islamistas?.¿Modernos los nuestros?.”- (El Mundo, día 28 de agosto 2006, la primera columna de la página 2).

A esta sarta de psicopáticas expresiones, le contesta días después, don Rafael Sanus Abad, Obispo Auxiliar Emérito de Valencia, en la sección de “Cartas al director”, de la que destaco “Que la ignorancia es muy atrevida lo acepta todo el mundo, porque es una afirmación avalada constantemente por la experiencia. Yo lo he comprobado por enésima vez al leer el modesto artículo que ha escrito Javier Ortiz titulado “Ritos Bárbaros”…¿De verdad cree usted que los católicos al comulgar, nos dedicamos a practicar la antropofagia?. ¿Acaso piensa que los católicos somos débiles mentales, .supersticiosos y aficionados a las misas negras?. Si esto no es una rebuscada y bárbara confusión mental, que venga Dios y lo aclare… “¿Sabe lo que pienso que le ha ocurrido a usted en esta ocasión?. Pues que ese día no se le ocurrió ninguna idea para escribir su artículo en el periódico y recurrió a un tópico que circula desde hace 20 siglos. ¿O es que acaso cree que es el primero al que se le ha ocurrido?. Si es así, mi querido Javier Ortiz, ¡qué ingenuo es usted!. Léase el capítulo seis del Evangelio de San Juan y lo encontrará. …Lo siento pero no tiene usted idea de lo que es la eucaristía cristiana ni tampoco de la historia de las religiones. ...El Mundo no puede cometer la estupidez de ofender la inteligencia de los muchísimos lectores católicos que tiene… Créame, Javier Ortiz, siga la máxima de zapatero a tus zapatos. (A lo mejor tal alusión puede andar en el asunto. Esto lo digo yo). Si no entiende nada de una cuestión, lo mejor que puede hacer es callarse. Lo agradeceremos todos; usted el primero, porque no hará el ridículo, y todos sus pacientes lectores”.

Aún no ha habido contestación del extravagante columnista al Obispo, aunque me figuro que tiene tanto careto y tanto odio reconcentrado que lo hará. ¿Cabe mayor dislate y salvajada?. ¿Por qué no tiene la misma desfachatez de criticar los ritos musulmanes?. Para ello hace falta tener mucho valor y unos testículos como los del caballo de Espartero. ¿Verdad colega?. ¡Ten el coraje suficiente y si no cállate la boca y habla del tiempo!. "






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