El problema es que en la venta on line, al parecer, las ofertas no se consideran vinculantes mientras el vendedor no envía el producto al cliente, y que el comerciante puede rescindir la compra si no le interesa servirla.
Es decir, mientras que los precios que aparecen en folletos, escaparates, expositores, etc, en un comercio físico son un compromiso a cumplir por la tienda, lo que aparece en las webs no lo sería.
Hay quien defiende que sí, que la publicidad es igualmente vinculante en cualquiera de sus modalidades, pero no parece que la normativa esté clara cuando se trata de comercio virtual.