Me uno al pequeño círculo de admiradores de esta maravillosa película. Y sí, yo sí te puedo asegurar que la fotografía de esa película es muy notable, tanto en exteriores como en interiores, pero es tan sumamente elegante, está tan al servicio de la historia que narra, que excepto en momentos concretos uno no aprecia el delicado trabajo del fotógrafo. En ocasiones es todo un homenaje a la pintura de interiores de la escuela barroca holandesa: sobria y detallada.
De la película se pueden subrayar muchos aspectos, pero si algo me llamó la atención desde el primer momento es la originalidad y elegancia del relato, lo cual es mérito tanto del director como del guionista. En especial me gustaron las transiciones: me vienen a la mente el momento en que Elisabeth gira y gira en el patio de su casa mientras a su alrededor el mundo pasa a cámara lenta. O ese emotivo momento cuando, tras los amargos reproches al Sr. Darcy, ella se queda sola ante el espejo de su habitación y ve, en un auténtico intervalo de tiempo (time-lapse), cómo en segundos la habitación pasa del día a la noche. Segundos más tarde ella leerá la carta del Sr. Darcy y se dará cuenta del error cometido, de su orgullo y sus prejuicios:
Y por supuesto, la música. Estuvo nominada al óscar y sigue siendo una grandísima banda sonora, que muestra su brillantez tanto en escenas íntimas como en la memorable escena del baile inicial (¡qué gran travelling!¡Cómo nos invitan a entrar en esa escena esas puertas que se entreabren!):
Expiación y Ana Karenina son, para mi gusto, otras excelentes películas, aunque esta última recibió muchos palos por su barroquismo. Otras cosas de Wright como "Pan" son, sencillamente, olvidables aunque no despreciables. Y lo que nunca le perdonaré a Wright es que abandonara a la maravillosa Rosamund Pike. Eso no tiene perdón.