En definitiva, que coño os preocupa lo que piensen los demás de lo que estais haciendo, ¿Es que os vais a presentar a las elecciones?
No te preocupa la primera vez. Ni la segunda. Quizá un poco la tercera. No te preocupa si es alguien a quien no vas a volver, o a quien puedes mandar a tomar por culo sin problemas.
Pero cuando es el padre de tu novia, algún amigo, tu jefe, tu compañero de trabajo, tus padres, tus tíos, etc... acabas hasta la punta de la polla y más allá, sobre todo porque da igual lo que hagas o digas, que el juicio que hacen sobre tú persona no va a depender realmente de tus acciones o tus intenciones, sino de lo que a ellos les salga de las pelotas.
Te pongo un ejemplo: hace tres años trabajaba en otra agencia de publicidad; allí tenía un director de arte de estos cuya corrección política llega al máximo grado de hipocresía y estupidez. Resulta que un fin de semana estuvimos mis amigos y yo por Ávila, tomando carne de caza menor en un restaurante de la zona, y acabamos comentando, de forma casi unánime, que, si cada vez que quisiéramos comer carne, la cazásemos nosotros mismos, al final se matarían muchos menos animales que en las matanzas industriales y valoraríamos mucho más la vida de los mismos. En realidad, los buenos cazadores son mucho más ecologistas y aman más la naturaleza de lo que algunos imaginan.
Curiosamente, de vuelta al curro, el director de arte sacó el tema de la carne; este era de los que no se privaba de comer jamón o de llevar cinturones, cazadora y zapatos de cuero, pero eso si, le oias hablar de los animales como si jamás le hubiera tocado un pelo a uno. Yo solté lo de que si cazáramos cada uno nuestra propia carne bla bla bla y el tio se pilló un rebote de tres pares, poniéndome de facha para arriba.
Unos días después, me pilló con la edición especial de
Sin perdón sobre la mesa, que me acababan de devolver, y se acabó de montar el lío: el tio se metía conmigo todos los días, intoxicaba a todo el mundo diciendo que yo era un fascista, que seguro que tenía armas en casa, que peretenecía a las juventudes del PP y todo el sinfín de tópicos de progre de pacotilla que podais imaginaros.
Muchos de los que le rodeaban le hicieron caso, y tuve que observar atónito como todos los libros o películas que aparecían sobre mi mesa me servían para ser tildado de reaccionario, incluidas obras literarias tan "abiertamente" facciosas como
La conjura de los necios,
Cronicas marcianas o
La guerra del fin del mundo (mecachis, es
Mario Vargas Llosa, y como es abiertamente de derechas no se puede leer ni mostrar en público
)
Porque para que a uno le toquen las narices no hace falta decir nada o no decir nada, hacer o no hacer: unas veces porque hablas, otras porque no hablas, unas porque haces, otras porque no haces, otras porque tienes y otras porque no tienes, siempre hay un gilipollas dispuesto a tocar los cojones, y cuanto más alejado estés en formas, gustos y opiniones de la masa, más gilipollas de estos te surgen a cada paso, cada uno empuñando la bandera de lo que ellos entienden por "normalidad" (y es curioso comprobar como, si hay 20 personas en una habitación, cada una de esas 20 tiene una idea de normalidad diferente y no serán pocas las que discutan con argumentos diametralmente opuestos, diciendo pertenecer cada uno de ellos a una mayoría consensuada).
Yo los atraigo por bandadas, y uno acaba muy hasta los cojones de ellos; no es que te importe o no te importe lo que piensen de ti, es que algunos te hacen la vida imposible; tú puedes pasar de ellos, pero ellos no pasan de ti...
:ipon