El valor predictivo de los Globos de Oro es desde luego escaso. Aún así, este año, y eso parece que lo han conseguido, se trataba de salvar los muebles y de dar cierta dignidad a unos premios con riesgo alto de desaparecer, tras los escándalos.
En cualquier caso, tienen la misma importancia para los votantes que la crítica del país, o incluso más, porque las estrellas lucen mucho (aunque no hayan ido todas).
Como siempre, son los gremios, como decimos cada año, los que parten el bacalao.