Grandes sorpresas y no todo para bien.
Coincido con la alegría de ver a Haneke reconocido con tantas nominaciones, es uno de los grandes y lo merece, no sé si por Amour pero por su trayectoria, vaya si lo merece. Además, las extrañas ausencias en la categoría de dirección prácticamente lo dejan en un mano a mano con Spielberg.
Las decepciones, sobre todo, el ninguneo a Paul Thomas Anderson, que ni siquiera estando de lado de los Westein consigue el reconocimiento que merece. Sin embargo parece que los Westein si que se han trabajado a fondo las posibilidades de Silver Linings Playbook y les ha cundido. En fin, los premios son así, luego el tiempo se encarga de poner cada film en su lugar adecuado de la historia del cine.