De todos los casos expuestos por tyler, el más acusado relativo a conflictos políticos es el de Munich. Es más fácil reconocerse y lidiar con el racismo imperante aún en un lugar tan progre, a priori, como L.A., que señalar con el dedo políticas irracionales, contundentes y a veces, al margen de la ley, de Israel...entre otras cosas, porque es el mismo patrón seguido por EEUU tradicionalmente durante décadas (ahí las hemerotecas). Crash sobre Munich.
Spielberg no debía nada a nadie. Ya hizo La lista de Schindler y saldó cuentas con su pasado. Pero igualmente le apetecía denunciar otros elementos de los que no se siente orgulloso. Por ahí, claro, chocó con la intolerancia de determinados sujetos, que, no nos olvidemos, algunos de ellos son poderosos elementos de la propia industria.
En The hurt locker y que me perdonen las mujeres (cuyo día fue ayer o antes de ayer), si el film no lo dirige una mujer y se crea ese hype alrededor (se llegó a decir que era imperdonable el poco reconocimiento a la mujer cineasta. Vamos, como si hubieran miles de directoras) no se la premia. Con casos como ese, no comulgo ni con ruedas de molino. Por ejemplo, y hablando de mujere, me parece de infinita más calidad El príncipe de las mareas, de Barbra Streisand que la de Bigelow.
Y en Argo, que me parece una muy buena película, también estoy de acuerdo. Django me impactó muchísimo más.
Es ese aspecto peculiar del premio a mejor película, del que hablaba ayer, creo, y que no termino de comprender.