Yo creo que éso ya se mete en otro tema, achacable, en este caso, a la falta de educación de muchos padres de hoy, que obviamente, no están preparados para serlo. Comentábamos hace poco algo parecido en el hilo de Los miserables. El papá o la mamá quieren ir a ver una película, no tienen con quién dejar al crío, y en lugar de fastidiarse religiosamente (porque para ser madre o padre hace falta más vocación que para ser monja o sacerdote, siempre lo he dicho) y quedarse en casa...optan por llevarse al crío consigo, fastidiando al resto del público. A mí, en el cine, esto no me ha pasado, pero en exposiciones sí, la última vez, este fin de semana en la exposición de Pompeya. El papá o la mamá quieren ir, no tienen con quién dejar al nene, y como es una exposición y será algo "educativo", se lo llevan con él: llegan allí, y lo sueltan, literalmente. Si el niño tiene nueve o diez años, no me parece mal. El problema es que llevan niños de sillita, que ya me dirás tú de que se van a enterar, y los dejan sueltos a su arbitrio las más de las veces, en lugar de irles explicando las cosas, dejando que los niños se precipiten sobre piezas y vitrinas, y las toqueteen, con el consiguiente riesgo para las piezas y molestia para el resto de los visitantes. "Menganito, papá te ha dicho que no se toca", le decía un hombre a su hijo. Sí, seguro que tu hijo de dos años te entiende, y en el caso de que te entienda, seguro que te va a hacer caso. Había hasta padres con dos o tres críos pequeños. Dime tú qué sentido tiene verse una exposición en esas condiciones. Resultado: el crío se cansa y se aburre, empieza a berrear, y después de haber fasidiado de lo lindo al resto del personal, el papá o la mamá se lo tienen que llevar a casa antes de haber acabado la exposición. En un domingo por la mañana con sol, el niño tendría que haber estado jugando en el parque con otros niños de su edad, no berreando en un espacio cerrado lleno de antigüedades frágiles. Y que además la exposición tenía ciertos contenidos que a mí, desde luego, no me parecen apropiados para niños pequeños: incluyendo gladiadores, estatuas con falos descomunales, y muertos (y no exagero con lo de los muertos). Yo siempre he dicho que los menores de ocho años no deberían poder entrar en los museos, porque no son sitios adecuados para ellos: se cansan, se aburren, se asustan, no se enteran de nada, pasan miedo, son un peligro para las piezas y molestan al resto de los visitantes. Y que a un niño muy pequeño tienes que respetarle sus horarios de sueño, de comida, de paseos...No le puedes andar trayendo y llevando por ahí como a una cabra sin cencerro.