Rajoy llama a tu puerta
EMPAR MOLINER

EL PAÍS - 28-01-2006

Estoy conmovida con la propuesta del Partido Popular de celebrar un referéndum "para que todos los españoles opinen sobre la reforma del Estatuto catalán". Y estoy aún más conmovida con el hecho de que, para conseguirlo, piensen recoger firmas. Espero estar en casa si el PP llama a mi puerta, para echarles mi rúbrica y hasta invitarles a un cóctel. Aunque, sinceramente, creo que en ese referéndum que proponen no sólo deberían votar los españoles. También deberían hacerlo los europeos. Al fin y al cabo, el drama del Estatuto también les afecta a ellos, en cuanto miembros de las Naciones Unidas. A ver si por culpa de los catalanes Europa se va al carajo. Y creo que hasta Bush debería decir lo que piensa. Si hay alguien que tiene claro lo que es una nación es Bush.

Que, como afirman distintos catedráticos de Derecho Constitucional, el referéndum "no se ajuste a la Constitución por ninguna parte" es un pequeño escollo que el PP no debe ni tener en cuenta. Si para sortearlo hay que modificar la Constitución, se modifica. Y si para modificar la Constitución y para poder hacer el referéndum hay que hacer primero otro referéndum, se hace. Y si para hacer este otro referéndum hay que hacer antes otro referéndum preguntando si se puede modificar la Constitución para hacer el referéndum mencionado, se hace. Y si tenemos que estar años y años haciendo referendos, pues estamos. Lo importante es que todos los súbditos del reino contesten a la pregunta que proponen los del PP: "¿Considera conveniente que España siga siendo una única nación en la que todos sus ciudadanos sean iguales en derechos y obligaciones, así como en el acceso a las prestaciones públicas?".

De esta pregunta sutil se desprenden dos cosas. Que si España no fuese una nación única, ya no seríamos iguales en derechos, obligaciones y acceso a las prestaciones públicas. Y que ahora que -de momento- España es una nación única, todos los ciudadanos somos iguales en derechos, obligaciones y acceso a las prestaciones públicas. Esto es una gran noticia, sobre todo para los inmigrantes sin papeles, porque significa que al vivir en la nación española tienen los mismos derechos que nosotros. Lo que pasa es que el Gobierno, siempre tan prudente, nos lo esconde, para no parecer triunfalista. Y también significa que no sólo se pagan peajes en Cataluña, sino en toda la nación española, lo que ocurre es que no nos lo dicen para que los catalanes sigamos haciéndonos las víctimas y propiciando chistes sobre tacaños. Y también significa que un pensionista de Barcelona, que cobra lo mismo que un pensionista de Cogolludo del Ceviche, paga también lo mismo por su vivienda.

Por eso, sufro por si, a pesar de los esfuerzos del PP, en este hipotético referéndum sale el no. Y por eso también les pido a todos ustedes que voten que sí. Por favor, lectores, voten que sí. Y se lo pido por dos razones que entenderán enseguida. La primera es que si sale el no, los del PP querrán hacer otro referéndum para pedir que este referéndum que acaban de convocar después de modificar la Constitución no sea vinculante. (Yo hago lo mismo cuando juego al mus y no me salen las cartas que quiero. Digo que ya no quiero jugar más y que hay que cambiar las normas.) Y la segunda y más importante: después de votar masivamente que España es una nación, no volveremos a oír a ningún escritor decir aquello de que "mi patria es mi infancia" y tampoco oiremos a ningún cantante transcendente eso otro de que "yo soy ciudadano del mundo".