De acuerdo, pero en un doblaje a otra lengua (italiano incluído) se perdería la voz de Pepe Isbert, irrepetible.
A mi, lo que ya me parece demencial (y paro, para no alargar el off topic), aunque se justifique por problemas de agenda, es cuando se dobla a un actor en su propia lengua, como pasa mucho en el cine español de los 50 y 60 (es el caso de Antonio Ferrandis más de una vez). Pero, en fin, más barbaridades hacía Fellini en sus films o más incoherencias lingüísticas cometía Hollywood y ahí están en auténticas obras maestras.