Como necesitaba que la mesa tuviese unas medidas muy concretas (tanto en el largo, como en el ancho y en el fondo), decidí pedirle a mi mujer que la hiciese hacerla yocomprando unos tablones de madera de Leroy Merlin, pintándolos con rodillo y montando la mesa uniendo los tablones simplemente con clavos. En dos tardes estaba hecha por sólo 95€ que me costó la madera y la pintura.
Máquina arcade
Desde que se me empezó a ocurrir hace un montón de años la posibilidad de en el futuro tener una sala de cine dedicada, la máquina recreativa es una de esas cosas que sabía que quería tener sí o sí. De tal manera, hace ahora unos 8 años empecé a informarme sobre el tema y en ese momento lo mejor era comprar una máquina original de cualquier antiguo salón de juegos ya cerrado y meterle un ordenador barato con un emulador.
El modelo que elegí fue uno muy popular por la zona de la Comunidad Valenciana por aquella época, las “Videoval” (de hecho “Videoval” viene de “Vídeo Valencia”).
Hoy en día todo este mundillo ha pegado un subidón considerable (en popularidad, y en precios) y hay varias webs que venden máquinas hechas de cero por 1.000€. Afortunadamente para mí, cuando compré mi máquina todavía se podían conseguir ejemplares originales a buenos precios (algunos años antes, incluso, los dueños de los salones las llegaban a regalar). En mi caso, la máquina me costó 300€ y sumando los retoques que le hice para reparar las piezas más viejas, más el ordenador con el emulador de juegos clásicos y de Super Nintendo, me salió todo por unos 500€.
Como buscaba mantener la máquina con su aspecto y funciones originales lo máximo posible por temas nostálgicos, no cambié el monedero por uno nuevo. Por lo tanto, la recre sigue funcionando ¡en pesetas!
Aún así no pude resistirme a, como he dicho antes, meterle un emulador de la SNES. Para poder jugar decentemente, compré en Aliexpress un mando de SNES con el conector de USB para conectarlo al ordenador y una vez configurados los controles del emulador, poder usarlo al 100%.
Meter la máquina en la sala era algo que a mi mujer y a mí nos preocupaba bastante porque, sinceramente, no os podéis hacer una idea de cuanto pesa realmente un bicho de estos. Además, había que salvar el desnivel de casi un palmo del suelo del pasillo con respecto al suelo de la sala insonorizada + el marco inferior de la puerta y una vez dentro, no podíamos dejarla en la moqueta porque si no las ruedas de la recreativa la destrozarían debido al peso. Aunque llegamos a pensar en alquilar alguna especie de elevador, a la hora de la verdad no nos costó tanto como creíamos ya que nos las ingeniamos para colocarla en su sitio sin que tocase la moqueta: con la ayuda de dos vecinos, conseguimos meterla dentro de la sala sin mayores problemas, donde habíamos dejado preparado un camino con forma de “L” hecho con tableros de madera que conducían hasta el lugar donde la quería colocar y así la máquina no tocaría en ningún momento la moqueta (si os fijáis en las fotos, la recre tiene debajo la última tabla que utilizamos, que pintamos previamente de negro).