Pero es que el motivo SÍ que importa.
Lo que quizá no entendéis los que compartís la celebración es que a muchas otras personas, entre las que me encuentro, no nos parece bonito lo que está ocurriendo.
No nos parece bonito que la misma gente que no es capaz de movilizarse ni de hermanarse por los temas verdaderamente relevantes, sí lo haga por algo tan baladí como una competición deportiva, sea del rango que sea.
Y menos alentados por mecanismos de identificación colectiva tan perversos y nocivos como los relacionados con la nacionalidad. Y menos con conductas tan descerebradas como las que quedan retratadas por las cámaras.
Donde tú ves fiesta y júbilo de lo más sano, yo veo una peli de zombies aterradora.