Iniciado por
Iñarritu
Salgo frío del cine. Mis favoritas, el IV y el V, como está mandado. Defensor de las precuelas, reconociendo varios errores como los midiclonianos, pero disfrutando de ellas. Decepcionado en un principio por el exceso de nostalgia, plagio y remake del episodio VII; y después abandonado a la liberadora experiencia que ofrece, emocionante y con personajes muy jugosos. Decepcionado también con Rogue One, me gusta, le saco cosas positivas, pero me resulta la más sosa y menos emocionante, la falta de la fuerza, y sus personajes, Chirrut en particular, no me ayudan.
Ansioso como el que más, llego a verla casi sin información, habiéndome costado mucho esquivarla. Me gusta mucho Star Wars, pero la madurez y experiencia cinéfila me están templando a la hora de valorar blocksbusters. Consideré infinitamente inferior “El hobbit” a “El señor de los anillos”, pero me regocijé en la vuelta a la Tierra Media, y por extensión a su imaginería. Así me encuentro con la satisfacción de continuar la historia de Rey y Ren, de Luke y Leia, que tantas preguntas nos había dejado. Quería conocer el origen de Rey, quería más Poe, más Phasma, saber que había sido de Finn tras el final del VII, conocer a “el nuevo” Luke, saber qué camino seguiría el descontrolado Kylo Ren, y quién era Snoke. En ese sentido, en casi todos los frentes… decepción total. Todavía no sé de dónde viene Rey y por qué posee tanta “fuerza”, Poe sí, sale mucho y bien, Phasma apenas sale y ofrece bien poco (a excepción de mostrar un ojo de Gwendoline Christie), Finn sigue siendo el mismo, sin evolución, pero con otra compañera y aventura independientes, Luke te da un palo que será recordado para la posteridad como personaje decepcionante, aunque lo intentan arreglar con unas escenas finales potentes, Ren muy bien, como personaje y como interpretación, y Snoke empieza molando y te da la estacada a medio construir el hito, dejándolo en un WTF, sin la más mínima explicación sobre nada.
Como nuevas incorporaciones diré que Rose Tico (Kelly Marie Tran) es un personaje aceptable, ni más ni menos, tampoco vamos a exagerar. Es un buen complemento para Finn, ofrece humor y drama equilibrados, y sirve para alejar al exsoldado imperial de Rey como pareja romántica. Probablemente le falta gancho, pero esa línea es muy personal. La Vicealmirante Holdo (Laura Dern), pese a ser una actriz que tiene de antemano mis simpatías, es el centro de una trama que no acabo de encajar en el universo Star Wars, donde se cuestionan los modos de operar de la Resistencia, se pone en entredicho al héroe Poe Dameron (el siempre fantástico Oscar Isaacs), y junto al personaje de Benicio del Toro (un “descifrador”, ladrón), sirve para incidir en los grises, contradicciones y falta de verdades inequívocas en la saga. Visión que estrenó Rogue One como ruptura con la fantasía idealista e inocente característica. A decir verdad, dicha trama, que es media película, por tipo de tensión y elementos en juego me recuerda al estilo de algún capítulo individual de Battlestar Galactica. El mando, la jerarquía, la confianza, el heroísmo mal entendido… Que una vez se soluciona, te quedas pensando “muy bien, pero no había necesidad de ocultar el plan cuyo secretismo es el único culpable de los malentendidos”.
Siguiendo con los actores, me resultan remarcables Daisy Ridley, maravillosa y perfecta en este rol, y Adam Driver, como un actor ciertamente muy bueno, y que lo demuestra pese a la exagerada interpretación que exige su rol. Debo decir que, si hubieran cogido a un actor tan bueno como él, y no solamente tan guapo como Hayden Christensen, mejor le hubiera ido a la representación del joven Anakin Skywalker. También merece mención Domhnall Gleeson como el General Hux, que cosechó algunas malas críticas en el VII, y considero que en esta película desarrolla mucho más y mejor el potencial del personaje y el intérprete (notable). En contrapartida, y sintiéndolo mucho, creo que Carrie Fisher se ha confiado demasiado y en ocasiones no está a la altura (por ejemplo, coge las armas como una señora mayor que no se lo cree). Mark Hamill está mejor, mismamente. Benicio del Toro es curioso, pero no llega a rompedor (la saga ha puesto el listón alto), y le faltan líneas y desarrollo por todas partes. Me gusta el personaje de Isaacs, el piloto Poe Dameron, con su humor y todo.
Adentrándonos ya en el guion, ¿acaso no es lícito valorar una película de Star Wars teniendo en cuenta los lugares o entornos diferentes que nos brinda? ¿Y las criaturas? Pues seamos honestos, este episodio bien puede ser el menos destacable de todos en ese aspecto. Si en el VII perdimos la idea original de Jakku, un planeta vertedero, a cambio de un Tatooine con cuatro naves siniestradas, al menos teníamos cierta variedad. Aquí, la mayor parte del metraje estamos entre la nave insignia de la Resistencia y la isla de Luke, ya vistas, con las únicas novedades de Canto Bight (el “planeta Casino”), donde todo lo que se nos muestra es “poco Star Wars”, y Crait (el salar de Uyuni, en Bolivia), un planeta cubierto de sal, pero cuya superficie es de un mineral rojo, con cuevas de cristal del mismo color, y un polvo muy estético bajo la sal blanca de la superficie, mi localización favorita en esta entrega, muy vistosa, incluso original. Sobre las criaturas, el lugar más completo es la isla de Luke. Tenemos a los Porg, el peluche que venden como el “adorable” de la entrega actual, con mucha menos presencia de la esperada, incluso cuando la esperada era como mero secundario para el merchandising. Cabe decir que BB-8 sí que tiene presencia, y actúa con una sorprendente efectividad en la historia. También están las “cuidadoras” de Ahch-To (el último templo Jedi en la isla de Luke) y las Thala-siren que dan la leche que bebe Luke (estrafalarias, curiosas y con su gracia) que están muy bien, donde deben, el tipo de personajes del que debería haber a montones por todo el film, pero no los hay. En el citado Casino de Canto Bight sí se ven otras especies, pero para mi gusto, insuficientes ya que no pasan de figurantes. Excepto los animales “de carreras” en los que montan Finn y Rose, los Faithiers, muy chulos y con pequeña historia dramática, sin pegas. Ah, y los zorros de cristal de Crait, los Vulptex, que hubiera sido genial que hicieran algo, o que les viésemos más en detalle, pese a que se ha intentado meterlos con calzador en la historia. En resumen, sí que hay unos cuantos bichos, pero ninguna sociedad completa de otra raza, ni un lugar en el que habiten. Por cierto, C3PO vuelve a tener el brazo dorado, y no rojo como en la anterior (cosa que me pareció bien como detalle de las historias que pudiera haber vivido en tanto tiempo), pero me molesta que no den explicación o comentario alguno.
La batalla del comienzo me gustó, y no encuentro problema en el gag de la comunicación con Hux. Me divirtió. Y el diseño de sonido me encantó también. Es el desarrollo posterior lo que me iba exigiendo una tolerancia excesiva con todo tipo de licencias o decisiones de guion, tan arriesgadas que parecían desafiarme directamente. Una actitud provocadora, casi insultante, la de esta película. Lo que han hecho con Luke, sin paliativos, no lo acepto. Ni yo (que estoy curtido) ni mi compañera de 9 años, gran conocedora del universo Star Wars, que me acompañaba. Qué más quisiera yo que no fuese para tanto y poder excusarles de alguna manera para mayor disfrute de la película, pero se han pasado tres pueblos. Tanto que me cuesta no pensar que lo que tenía Rian Johnson en mente no era simple desprecio por el personaje y la mitología. Por él, por la fuerza, y por los Jedi. Dejaré para SPOILERS los detalles.
[Continúo en otro post, por ser demasiado largo]