
Iniciado por
BruceTimm
Voy a intentar ser "conciso", atendiendo a lo que es habitual en mí, claro.
La reimaginación de Superman ejecutada por Gunn lejos de ser una revitalización audaz del mito se revela como una tentativa indudablemente fallida e incapaz de reconciliar el tono irreverente del director con una mínima solemnidad o respeto hacia el personaje e incluso hacia su legado. El resultado, a mi criterio, es una amalgama de referencias inconexas incrustadas en consecuencia a martillazos, desde un libreto negligente y estrafalario, una realización muy poco lúcida, una fotografía inconsistente y puntualmente desganada y una preocupante falta de cohesión estética, discursiva, tonal e incluso conceptual. Lo "camp" domina a lo épico y lo sepulta en intrascendencia. Si es pretendido, enhorabuena.
Gunn, al que siempre ha definido su estilo desenfadado y su humor desfasado, parece casi siempre incómodo al manejar la figura de Superman, que a mi juicio exige una “gravitas” que aquí se diluye en guiños constantes, sarcasmos innecesarios y ocurrencias ya no desnortadas sino ofensivas. Todo lo relacionado con su herencia Kryptoniana no tiene defensa. El libreto oscila peligrosamente entre el conflicto irónico y la autoparodia, sin lograr establecer una voz lúcida ni una dirección emocional coherente. Su falsa estructura en actos, desde fundidos a negro, es impersonal e innecesaria porque nunca conduce a nada relevante y sí, coincido, semejan ser adaptaciones de distintas “grapas” o cómics de la edad de plata, con el preocupante matiz de encontrarse entre las más superficiales y extravagantes de aquella época, y eso, irónicamente, tiene hasta cierto mérito.
Superman, lejos de encarnar la complejidad moral que define al héroe (su bonhomía es casi motivo de sorna), se presenta como un arquetipo plano, sin conflicto interno ni evolución significativa. Superman nunca es. Está. Jodido, casi siempre. Por rescatar algo, su preocupación por los civiles, esos segundos de respiro para garantizar su seguridad, me parecen lo mejor de la película de lejos.
Los personajes secundarios, (y sobran fácilmente la mitad), funcionan más como accesorios narrativos (sobreexplicando la trama constantemente) que como entidades con mínimo peso dramático o profundidad.
Visualmente, la película se apoya en una pirotecnia que en multitud de ocasiones siquiera es eficaz y carece de una poética visual que eleve la narrativa desde el aparato formal. Es más, toda la dirección artística parece más preocupada por emular fórmulas que por construir una identidad propia. Sus planificaciones son descuidadas. Sus composiciones, deslucidas.
Y no me cabe duda de que alguien acabará explicando qué ha sucedido con la OST porque en el film en multitud de ocasiones siquiera es funcional y narrativamente me parece de una irresponsabilidad y desidia preocupantes. En lo que a mí respecta, y desde hoy, afirmo que es la peor película de su director. Es una propuesta que opta por quedarse en la superficie del mito, encantada de conocerse, sin atreverse a explorar sus profundidades simbólicas, siempre en la seguridad de su orilla estrafalaria. Su aproximación irónica y su falta de convicción ya no dramática sino incluso discursiva la convierten en una oportunidad perdida. Y tengo meridianamente claro que el personaje merece muchísimo más que esto.