Ahora mismo, me viene a la cabeza años de mi adolescencia/juventud que, como muchos sabéis, trabajaba en el mundo de las discotecas, en pleno boom del chunda chunda, es decir, del 92 en adelante. Hacía giras desde Navarra a Valencia pinchando por las discotecas de media España. Logicamente, mi estética era tirando a, vamos a llamarla, bakaladera.
En Pamplona, mi pequeña ciudad natal donde todos nos conocemos, solo por ir con tal o cual y frecuentar ciertos sitios, o incluso ser propietario de alguno de ellos, ya te catalogaban de pastillero para arriba sin conocerte de nada. Nada mas lejos de la realidad, porque borracho he sido un rato largo, pero el tema de las drogas nunca fue conmigo, simplemente no me dio por ahí. Pero en todo momento sabía lo que quería vender con mi imagen, con sus pros y contras, y los problemas que también ello me podía acarrear, ya que tenía claro la impresión que podía dar a la gente que no me conocía. Yo hubiera pensado como ellos si me hubiera tocado mirar desde su lado.
A día de hoy, soy un respetable padre de familia