Después de visionar Spiderman El Poder de Electro, la sensación de que hemos retrocedido en algunos aspectos 20 años, a los peores tiempos de los primeros Batman de Shumacher, no me la he podido quitar de encima.
Los guionistas Alex Kurtzman, Roberto Orci (y otros más acreditados) firman un guión irregular, con un humor entre dudoso e infantiloide, con el que Mark Webb hace lo que puede, y en el que las diferentes tramas planteadas no consiguen ser enlazadas de manera satisfactoria. Por que por lo visto para este grupo de guionistas, humor es que Spiderman le baje los pantalones a uno de los malos, que llame "Chispas" a Electro, o que suene una melodía mientras Spiderman se golpea con unas torres de energía en uno de sus enfrentamientos.
Y precisamente por ahí es por donde empieza a hacer aguas la película. Por los villanos de la función, trazados de manera simplona, empezando por un Dillon/Electro totalmente desatinado, mal interpretado por un Jamie Foxx pasado de vueltas, y con un diseño dudoso cuando se convierte en su alter-ego.
Por que por lo visto ser un genio en ingeniería eléctrica conlleva ir vestido de Steve Urkel por la vida y que te hagan "Bulling" en el trabajo. Y que, peor, da la sensación de que cuando se convierte en Electro, es una mera escusa para lucir efectos especiales y escenas de acción con Spiderman.
No contentos con presentarnos a un villano, nos meten otra trama con Harry Osborn. Aquí los guionistas intentan dar algo más de profundidad al personaje, pero no consiguen hacerlo interesante porque su trama resulta atropellada, convirtiéndose en el Duende Verde de manera precipitada, y apareciendo en la función de manera gratuita y como mera escusa para presentarnos uno de los mejores y más recordados momentos de los tebeos del trepamuros,
momento que debía ser dramáticamente impactante, y que en esta película convierten en un momento anodino y sin gracia.
Ya no hablemos de Paul Giamatti y su vergonzosa aparición, afortunadamente corta.
Si con estos villanos pretenden hacer "Los Seis Siniestros", como parece que apunta la película, mejor que dediquen sus esfuerzos a otros proyectos.
Otra de las tramas y que enlaza con la anterior película, es la trama de los padres de Peter Parker. Trama que funciona medianamente en los Flashbacks, pero cuando llega la resolución
(ese laboratorio escondido en una estación de metro abandonada, ¿quién ha construído eso? ¿El Padre de Peter Parker sólo?)
se convierte en una idea salida de mentes llenas de sustancias prohibidas.
Si hablamos de la trama romántica, (otra trama más) esta se convierte por instantes en una suerte de momentos tontorrones de te quiero, yo te quiero más, te dejo, me vuelvo a juntar, ahora te dejo yo... totalmente insoportables. Afortunadamente la química entre Andrew Garfield y Emma Stone lo hacen más llevadero y tienen buenos momentos juntos.
Si ya de por sí la película es un poco deficiente, esta está aderezada de momentos totalmente salidos de tono, como cierto "Mad Doctor" del sanatorio Ravencroft (horriblemente introducido) que parece salido de una película de serie Z, y al que hay que añadirle un pésimo doblaje que no produce sino carcajadas.
O los momentos "público" durante los enfrentamientos. Porque sí, por lo visto en Nueva York la policía acordona una zona de seguridad para que los ciudadanos puedan ver cómodamente como los villanos destrozan media ciudad (sólo faltan los vendedores de cerveza y perritos entre el público), y poder jalear al héroe cuando aparece.
Lo único que salva un poco el desaguisado es la factura técnica con la que se muestran los efectos especiales. Spiderman balanceándose por nueva York nunca había sido mejor representado, y las escenas de acción son bastante aceptables. Y que Andrew Garfield y Emma Stone soportan la película con su buen hacer. Lo que es una pena es que esto no esté acompañado por un guión en consonancia.
Esta película supone un auténtico patinazo de Sony, que espero que se la pegue en taquilla, y así reflexionen sobre el rumbo que está tomando la franquicia.