A todo esto ¿alguien se acuerda de la versión de los años ochenta? Vale que pudiera ser demasiado sentimental, pero los dos eisodios de Harlan Ellison, incluso el que dirigio basandose en un relato de Stephen King, y a aquel que siempre me fascinó de una chica del siglo ¿diecisiete? puritano que conecta espiritualmente con un joven de nuestra era y cuando da signos de ello es acusada de bruja, me parecen magnificos. Incluso aquel en el que en u futuro lejano una familia está nerviosa oporque su hijo, muy confiado, tiene que pasar un test, y no entendemos porque tanto dramatismo por ese test hasta que descubrios que en esa siciedad, s los muy listos y que sacan demasiada buena nota, se los cargan.
Había otro que me encantaba, sobre u hombre que, tras u delito, es marcado co ua señal en la frente que no puede taparse ni borrarse, quemada en la carne, perseguido con una microcamara, significando que nade podía hablarle, ni prestarle atención, sopena de ser castigado con la misma pena. Al principio está encantado con eso de poder hacer y decir lo que quiere siendo ignorado, pero la soledad lo acaba por volver oco. Si no recuerdo mal, al final, cuando cumple su condena, y es liberado, ve a alguien que estuvo en su situació y en vez de ignorarle, le haba, con lo que vuelve a ser castigado, aunque ahora ya no está solo.
Y otro sobre homosexuales llevados a u campo de concentración que resulta ser el infierno.