Finalizada la tercera. Con un mayor estudio de personajes, menos acción y menos presupuesto, sale airosa por los siempre demenciales mcguffins de sus autores. Los actores aportan lo posible perdido el efecto sorpresa y la desfachatez se sus personajes despierta el interés del telespectador que les haya cogido cariño, porque la cosa va a menos.
Debieron haberla cerrado en esta última temporada, aprovechando que se acaba la fuente literaria, no vayan a repetirse tragedias como la de GOT. Pero el creador pretende finalizarla con la cuarta, aunque eso para Netflix no signifique nada.