Me he de olvidar de ese final pegote con las dos chatis ligando, porque es aberrante, si lo hago me quedo con un extraño remake, no del todo desdeñable, aunque insufciente ante la comparación con su original. La película original es un modesto clásico de los años 70 que siempre tuvo en la ambientación, el guión y la música celta (maravillosa de Paul Giovanni) sus mejores virtudes.La realización de Robin Hardy era un poco televisiva y es lo que siempre me molestó de aquella. Me esperaba pues que en esta nueva versión se explorasen más todos los aspectos, especialmente detalles inquietantes sobre los cultos y una puesta en escena más elaborada...Para los que conocíamos la sorpresa final este film se nos antoja como una aportación bastante superficial, esquemática, reiterativa (ese flashback repetido hasta la nausea) y aporta bien poco. Con todo y por alguna razón que se me escapa, algo tiene y lo salvo de la quema: Este no irá a parar a mi estatua de mimbre particular