Es dificil analizar que es lo que puede fallar en una superproducción que, a priori, y mirando a la gente implicada en el proyecto, debería ser una, por lo menos, notable película veraniega.
Disney apuesta en esta Tomorrowland por ser fiel a sus principios, y manufactura una película para toda la familia, que bajo la apariencia de ciencia ficción con cierto aire retro, esconde el típico mensaje (básicamente, que nos vamos a la mierda), con moralina final y mensaje positivista.
Brad Bird ya ha demostrado sobradamente ser director muy capaz, con alguna que otra obra maestra en el campo de la animación y sorprendemente capaz de dirigir una notable película de acción como Misión Imposible 4. Esta su segunda película de acción real supone un paso atrás en su carrera que esperemos que no le pase factura.
La película es un decente entretenimiento, con indudables aciertos , una buena factura técnica (aunque no tan espectacular como su presupuesto podría indicar), con buenas actuaciones por parte de George Clooney y las chicas y con un desaprovechado Hugh Laurie.
Pero algo falla en su conjunto, y es que el tono de la película no acaba de ser acertado el todo, una película demasiado preocupada en subrayar su mensaje, llegando a un tercer acto totalmente flojo y ñoño que hace que la película se desinfle y el conjunto se desplome.
Es ciertamente preocupante ver que una película con un premisa atractiva y prometedora, resulte al final un producto tan poco interesado en sorprender (y cuyos intentos por hacerlo sean tan escasos), cuyo metraje da la sensación de ya visto, cuyo guión esté tan desaprovechado.
No es una mala película, es agradable de ver, y si obviamos ciertas cosas y cierto exceso de azúcar, su mensaje final puede resultar interesante. Pero el problema es que se queda al borde del desastre, y eso es imperdonable en una producción con este presupuesto y con la gente implicada en él.