Tony Curtis: «Marilyn Monroe perdió el hijo que esperábamos»
Verdaderamente fue «Con faldas y a lo loco». En el rodaje de esa película, en 1958, Marilyn Monroe y Tony Curtis tuvieron una relación amorosa y, según revela ahora el actor, en ella concibieron un hijo que no llegó a nacer.
La rubia de Hollywwod perdió el bebé poco después de anunciar su embarazo, entre sollozos, a su marido, el autor Arthur Miller, y a Curtis, a quienes reunió en la misma habitación.
«Yo estaba aturdido. Simplemente me quedé ahí petrificado. Se hizo el silencio en la habitación y podía oír el ruido de las ruedas de los coches chirriando en el bulevar de Santa Mónica», escribe Curtis en un nuevo libro de memorias, que aparecerá en octubre en Estados Unidos, de acuerdo con lo publicado ayer en el «Daily Mail» británico.
El que fue prototipo de galán cinematográfico siempre ha aireado su relación con Marilyn. No está claro si hay más fantasía que realidad en lo que cuenta, y además en el caso del embarazo que ahora desvela no hay a lo que aplicar la prueba del ADN.
Miller negó esa paternidad, según explica Curtis en las nuevas memorias, centradas en el rodaje de «Con faldas y a lo loco» y tituladas con el título que en inglés tuvo la película: «The Making of Some Like It Hot». El autor teatral alegó haber consultado al médico de su esposa y que éste le dijo que no había posibilidad de que Curtis fuera el padre. Pero el dandy, a sus 84 años de edad, insiste en su conquista y trofeo.
En la cama con Marilyn
«Cuando estaba en la cama con Marilyn», escribe, «nunca estuve seguro —antes, durante o después— de dónde estaba su mente. Era una actriz. Podía interpretar su papel. Podía hacer el rol que creía que el hombre deseaba. Nunca pedí más». La única queja que alguna vez ha expresado quien precisamente en 1958 había ganado un Óscar, por su papel en «Fugitivos», es que besar a Marilyn era como besar a Hitler. Luego corregiría la apreciación, por ser demasiado «grosera», y precisando que la expresión la había utilizado en un intercambio de bromas con el equipo de rodaje de «Con faldas y a lo loco», filme aclamado como una de las mejores comedias jamás realizadas.
La relación entre ambos comenzó en 1950 y siguió luego con altibajos que fueron desactivándola. El rodaje de «Con faldas y a lo loco», dirigido por Billy Wilder y que compartieron con Jack Lemmon, supuso el escenario del reencuentro. En ese momento, Marilyn estaba casada con Miller y Curtis con la actriz Janet Leigh, estrella del clásico de Hitchcock Psicosis», que se encontraba embarazada de la segunda hija de ambos, Jamie Lee Curtis.
«¡Sal de nuestras vidas!»
Quizás haya que atribuir a ese «affair» el hecho de que Marilyn tuvo serios problemas para recordar el texto de su papel de Sugar, la cantante de ukelele que interpreta, lo que obligó a colocar las frases en distintos lugares del estudio. «Una Eva y dos Adanes» fue la traducción en Hispanoamérica de «Some Like It Hot», pero estaba claro que a Eva le sobró con un Adán, a tenor de lo explicado por Curtis. Jack Lemmon, más centrado en su trabajo, fue nominado al Óscar como mejor actor, aunque el galardón fue por el vestuario.
La gestación del bebé fue una sorpresa para el supuesto padre. Cuando fue anunciada a Curtis y a Miller al mismo tiempo, éste fue tajante. «Acaba la película y sal de nuestras vidas», le espetó. «Le miré un momento», cuentan las memorias, «y entonces le miré a ella. Estaba llorando. Vale, dije, eso lo puedo hacer. Me di la vuelta y me marché. Me fui a mi camerino, cerré la puerta y le pasé la llave».
Acabado el filme no volvieron a verse y más tarde se enteraría de que Marilyn tuvo un aborto, aunque la actriz había querido tener el bebé en todo momento. Ella moriría cuatro años después, en 1962, a los 36 años de edad.
Curtis, casado en estos momentos con su quinta esposa, Jill Vandenberg Curtis, con la que contrajo matrimonio en 1998, ha sido chismoso sobre su relación fuera de la luz de las cámaras con la deseada actriz, especialmente en los libros cuya redacción ha compaginado con su dedicación a la pintura. En su autobiografía de 1993 aseguró que durante los fines de semana se la llevaba a la casa que en la playa de Malibú, en California, les prestaba el actor Howard Duff. En otro libro, «American Prince: A Memoir», publicado el año pasado, fue donde comparó besar a Marilyn con besar a Hitler.