Desde el momento en que sitúa como último premio el de mejor actor por mera comercioalidad morbosa, demuestra que carece de cualquier tipo de rigor o seriedad. Pero fue (involuntariamente) un gran homenaje al inmenso Anthony Hopkins.

E incluso obviando eso, me parece una muy digna candidata a mejor película del año, especialmente desde que se presentan 10 candidaturas. ¿Ganadora? No estoy tan seguro. Pero sí que se merece al menos tal reconocimiento.