Para mí esas dos están en mi decálogo suyo, aunque tenga antes otras.
Y es cierto, eran películas muy personales, muy especiales, un estilo que ya está muerto para siempre, porque tuvo sentido partiendo de las ideas y sentimientos de Paul, condicionado además por la época, lo que permitía una serie de recursos que ahora serían imposible.
No volverán las oscuras golondrinas...