Cameron esgrime mas o menos lo mismo que los que colorearon “El capitán Blood”, es decir “si hubieran podido la habrían rodado en color”. Pero no fue así por las razones que sean, fueran presupuestarias o artísticas.
Puede que hoy Cameron rodara sus películas con un iPhone, pero no fue así.
Estas actuaciones suponen alterar la historia del cine y prostituir las obras cinematográficas que independientemente de su calidad artística o temática deberían ser preservadas.