Yo creo que es una especie de narcisismo muy habitual en el arte, y especialmente en el gremio de los directores de cine. El único beneficio de cancelar la versión original cuando revisan una obra, es un subidón de ego, en mi opinión. El dejar disponibles todas las versiones solo tendría beneficios: Mayor y mejor recepción del público (cada uno podría tener su versión preferida, no quedaría nadie atrás) y mayores opciones comerciales (Director's Cut, Theatrical Cut, edición deluxe con varias versiones, etc.)
Sería un win win, pero eso no permitiría el proselitismo autoritario (si tiene sentido el concepto...) con el que quieren imponer su -última- versión como la única legítima -de esa semana/mes/año- de forma obligatoria, para que no podamos siquiera acceder a la versión original, porque... no tenemos criterio y no debemos decidir por nosotros mismos.
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