No hay final feliz, ni puede haberlo, como tampoco lo hay en Batman vuelve ni puede haberlo en El Fantasma de la Ópera (no hace mucho, tuve una pelea más o menos gorda en otro foro con una
phan sobre por qué el que el Fantasma se acabe tirando a Christine ni es un final feliz ni es un final deseable; primero, porque éso es lo que hace todo el mundo, todos los días, no tiene nada de extraordinario; segundo, porque el Fantasma es esencialmente un héroe trágico, o yo siempre lo he visto como tal; y los héroes trágicos tienen que morir al final, aunque sea arrepentidos, felices y en brazos de su amada aunque la hayan perdido para siempre en este mundo al menos -cual Don Juan Tenorio, otra vez a vueltas con el mito de Don Juan-, porque éso es lo que hacen los héroes trágicos, morir al final). También hay algo de éso en Peyton Westlake, que sabe que ya nunca podrá ser feliz, al menos en su antigua vida, pues es una vida que ya ha perdido para siempre, o en el caso de Bruce y Selina (en este caso es ella la que sabe que el final feliz no es posible, aunque él no quiera verlo; demasiadas tinieblas, demasiada maldad, demasiado dentro todo ya). Y no deja de ser un toque de humor-metafílmico muy astuto, sobre todo para los fans del cine de Raimi el que el rostro final que muestra Peyton en la película no sea el suyo (el de Liam Neeson), sino el de Bruce Campbell, actor fetiche de Raimi. Como el mismo Peyton dice, él está ya muerto, y el que vive ahora es Darkman, todos y ninguno, un ser inaprensible como una sombra misma, y condenado a no ver jamás la luz del sol, a no vivir como los
normales, bajo "la llamativa luz del día", que diría el Fantasma de Lloyd Webber.
(Ya debería cambiar el título de este post a Batman, Darkman, El Fantasma de la Ópera y demás héroes oscuros
).
Creo que ni se le apreció ni se le aprecia como merecería.